Escritores rusos en Kosmopolis, memoria y 'best sellers'
Durante la perestroika, las librer¨ªas de Rusia se llenaron de ensayos que describ¨ªan los cr¨ªmenes del estalinismo, cl¨¢sicos malditos y obras heterodoxas que antes s¨®lo se pod¨ªan publicar clandestinamente. Los escritores rusos que participan en Kosmopolis, la bienal literaria del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona, recuerdan aquellos a?os con nostalgia. "No me gusta la literatura actual de mi pa¨ªs. En la ¨¦poca sovi¨¦tica era m¨¢s interesante leer que vivir. Ahora es al rev¨¦s. La perestroika fue una ilusi¨®n ef¨ªmera", dice Vitali Shentaliniski, abanderado contra la amnesia hist¨®rica.
En la misma trinchera se sit¨²a Tatiana Yankel¨¦vich, hijastra del f¨ªsico Andr¨¦i Sajarov, premio Nobel de la Paz en 1975. Yankel¨¦vich lamenta el poco inter¨¦s de la prensa rusa por la publicaci¨®n de los dietarios de su padrastro. S¨®lo apareci¨® una rese?a breve en el semanario N¨®vaya Gazeta, en el que trabajaba hasta ser asesinada la periodista Anna Politk¨®vskaia. Yankel¨¦vich afirma que el responsable de "la apat¨ªa" que reina en la sociedad rusa es el presidente Vlad¨ªmir Putin: "Ha recuperado pr¨¢cticas de Stalin. La polic¨ªa va a los colegios para registrar a los alumnos con apellidos georgianos. Despu¨¦s deportan a sus familias".
En el mercado ruso se dan los mismos problemas que aquejan al negocio editorial en el resto del mundo, apuntan estos autores. El m¨¢s grave, la concentraci¨®n editorial que borra del mapa a los peque?os sellos independientes. La gran perjudicada: la literatura de calidad, m¨¢s minoritaria que nunca. Por el contrario, lo que prima es el best seller de usar y tirar, aut¨®ctono o importado. Escritores j¨®venes, como Vasili Golov¨¢nov, tuvieron que abrirse camino entre dos polos irreconciliables, el legado cl¨¢sico de las letras rusas y la comercialidad m¨¢s bizarra, poblada de lolitas p¨ªcaras y Rambos.
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