Sin banderillas, por favor

Despu¨¦s de doce a?os trabajando en los medios de comunicaci¨®n me hab¨ªan levantado en volandas, agarrado del micro y golpeado con c¨¢maras, pero es la primera vez que alguien me inserta un objeto. Hay gente con sentido del humor y gente que carece de sentido. Estos ¨²ltimos no son capaces ni de sonre¨ªr cuando se les contrar¨ªa -por eso les resulta tan dif¨ªcil el di¨¢logo- y la mala baba se refleja en su rostro y adem¨¢s controla sus actos.

Chuler¨ªa, machismo, prepotencia, humor negro, demasiado Benny Hill... No s¨¦ cu¨¢l de estas expresiones marc¨® su conducta. Lo que s¨ª que s¨¦ es que no es propia de alguien responsable durante a?os de llevar el tim¨®n de ning¨²n pa¨ªs y menos de uno como el nuestro, con cifras escalofriantes de maltrato y necesidad de pol¨ªticas de paridad.

?Exagero? Quiz¨¢s. Pero la pregunta que me hizo recapacitar fue: ?Y si hubieras sido t¨ªo? ?Te lo hubiera metido en la bragueta? No. Ahora que... No pienso ir al terapeuta. Lo tengo superado y lo que agradezco enormemente es que lo que tuviera en la mano en ese momento fuera un boli y no un habano.

Tambi¨¦n doy gracias de que la mayor¨ªa de los pol¨ªticos espa?oles son capaces de contestar a preguntas hechas con picard¨ªa y a veces con ciertas dosis de leche agria. Todos tenemos de eso, s¨®lo que no dejamos que conduzca nuestra mano y menos delante de una c¨¢mara.