Radio APPO, una revuelta en directo
Una emisora ocupada en agosto coordina a los grupos que siembran el caos en Oaxaca
Barricadas con camiones y autobuses destrozados, sacos terreros y llantas impiden el paso rodado en los alrededores del edificio de la emisora de radio La Ley 710, en la ciudad de Oaxaca, que fue tomada el pasado 21 de agosto y rebautizada "Radio APPO. La Ley del Pueblo", que transmite las 24 horas consignas, proclamas e informaciones sobre la revuelta en el estado mexicano de Oaxaca.
Por la ma?ana, la brigada m¨®vil de los appos recorre las calles de la capital del Estado para "clausurar" simb¨®licamente dependencias gubernamentales. Propaganda y acci¨®n son las armas predilectas de la llamada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), la organizaci¨®n que ha declarado la guerra al gobernador Ulises Ruiz.
El maestro P¨¢nfilo Hern¨¢ndez es la d¨¦cima v¨ªctima mortal que se cobra el conflicto
"Nuestra programaci¨®n llega al 80% del Estado. Tenemos la mayor audiencia de toda la historia de la emisora", dice Manuel, el coordinador general de la radio ocupada, mientras ense?a un viejo mapa de la cobertura territorial de La Ley 710. Al igual que otros l¨ªderes de la resistencia oaxaque?a, Manuel subraya la importancia de tener en su poder una emisora, no s¨®lo porque "informaci¨®n es poder", sino tambi¨¦n por "la labor pedag¨®gica de la radio". "Mantener informada a la gente es un trabajo primordial", dice. "Contribuimos a la formaci¨®n de los oyentes. Hablamos de estructura de clase, de la necesidad de organizarse, de la independencia de M¨¦xico en sentido cr¨ªtico, y de reivindicar a Benito Ju¨¢rez".
A las 12 de la noche, no hay movimiento en las barricadas m¨¢s alejadas de la entrada principal. Para llegar a Radio APPO hay que avanzar por calles oscuras entre restos de hogueras y llantas humeantes, y sortear dos barricadas m¨¢s. Frente al edificio, grupos de j¨®venes conversan sin prestar excesiva atenci¨®n al visitante. En la puerta, dos guardianes con dos palos de madera, preguntan sin levantarse de la silla. Hay que esperar unos minutos a que aparezca el jefe, que me recibe en un despacho convertido en dep¨®sito de v¨ªveres y medicinas. "Son aportaciones voluntarias de la gente que repartimos entre nuestra gente y las comunidades m¨¢s necesitadas", dice Manuel.
Los ocupantes de la emisora s¨®lo usan uno de los locutorios porque no tienen t¨¦cnicos capaces de mantener en funcionamiento todas las instalaciones. ?ste es el mayor problema de Radio APPO. El personal especializado se march¨® tras la toma de la emisora, y ahora nadie est¨¢ en condiciones de resolver los problemas de interferencias o de falta de mantenimiento.
El nuevo "coordinador general" explica que unas 50 personas trabajan en la emisora "entre t¨¦cnicos, programadores y locutores", m¨¢s tres personas que atienden las 1.000 llamadas telef¨®nicas diarias de radioyentes y algunos corresponsales en la Ciudad de M¨¦xico y en varios puntos del estado.
"Es muy importante que los pueblos de Oaxaca participen en marchas, concentraciones y actos de protesta contra el crimen del tirano", dice el locutor al referirse a la ¨²ltima v¨ªctima del conflicto. El maestro P¨¢nfilo Hern¨¢ndez falleci¨® del mi¨¦rcoles por la noche cuando tres individuos le tirotearon al salir de una vivienda en la Colonia Jard¨ªn, en la ciudad de Oaxaca. La v¨ªctima hab¨ªa asistido a una reuni¨®n con simpatizantes de la APPO. Portavoces de esta organizaci¨®n aseguraron que los agresores son presuntos agentes de la Polic¨ªa Municipal.
Tras el atentado, militantes de la APPO atacaron cuatro coches-patrulla y capturaron a un agente, a quien acusan de haber intervenido en la agresi¨®n. P¨¢nfilo Hern¨¢ndez es la d¨¦cima v¨ªctima que se cobra el conflicto de Oaxaca, desde que estall¨® la violencia el pasado 14 de junio con el desalojo frustrado de los maestros concentrados en el Z¨®calo de la ciudad.
Manuel asegura que los oaxaque?os viven "una semana crucial". No descarta una intervenci¨®n de las fuerzas de seguridad federales, y asegura que la APPO est¨¢ preparada para dar una respuesta.
Parte de la ofensiva que anuncia el coordinador de la emisora rebelde es la reactivaci¨®n de "la brigada m¨®vil" que actu¨® las primeras semanas del conflicto. El mi¨¦rcoles por la ma?ana la APPO ha convocado a la prensa en su cuartel general en el Z¨®calo de la capital oaxaque?a. Unos 80 j¨®venes con palos, barras de hierro y lanzagranadas artesanales est¨¢n dispuestos a demostrar que en Oaxaca hay ingobernabilidad y que los tres poderes no funcionan.
El primer paso es detener a tres autobuses urbanos y obligar a bajar a todos los pasajeros. El convoy inicia un recorrido por la ciudad para clausurar dependencias gubernamentales. Las oficinas del secretario general de Gobierno, el Archivo Central, el Instituto de Educaci¨®n P¨²blica, la Secretar¨ªa de Asuntos Ind¨ªgenas, el Instituto de la Juventud, la Coordinaci¨®n de Transportes son desalojados una tras otra por los militantes de la APPO. "Tienen cinco minutos para salir", es la advertencia de llegada, mientras el resto del grupo corea la consigna "Ya cay¨®, ya cay¨®, Ulises ya cay¨®". Los trabajadores/funcionarios abandonan sus puestos con mala cara, mientras la "brigada m¨®vil" decora las paredes con pintadas nada amables con el gobernador.
Las "clausuras simb¨®licas", seg¨²n palabras de uno de los cabecillas de la acci¨®n, incluyen obras p¨²blicas, como el monumento en la Fuente de las Siete Regiones o en las v¨ªas del tranv¨ªa. Los encapuchados exigen a los operarios que dejen de trabajar y que se vayan. "Estas obras est¨¢n siendo ejecutadas sin licitaci¨®n. Son obras de relumbr¨®n, que no son necesarias y que se llevan a cabo para justificar el despilfarro del Gobierno de Ulises Ruiz", dice en un mitin improvisado uno de los l¨ªderes de la brigada m¨®vil, con el rostro cubierto y una gorra de la liga estadounidense de b¨¦isbol. ?Y qu¨¦ pasa con los trabajadores? "La mayor¨ªa son de Chiapas, les pagan una miseria", responde Giovanni. Al d¨ªa siguiente, los trabajadores volver¨¢n a su puesto, ya que en muchos casos de trata de clausuras simb¨®licas.
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