Siete funerarias, implicadas en una trama de venta ilegal de ¨®rganos en Nueva York
Nadie estaba a salvo. Ni los vivos ni los muertos. Y el peligro no estaba en una sola empresa funeraria sino al menos en siete. El pasado febrero, Nueva York descubr¨ªa con horror el siniestro tr¨¢fico organizado por una banda de cuatro personas que robaba tejidos y huesos de los difuntos para venderlos ilegalmente para trasplantes utilizando como centro de operaciones la casa funeraria Daniel George & Son, en el barrio de Brooklyn. El mi¨¦rcoles, el fiscal que investiga el caso, Charles Hynes, desvel¨® que adem¨¢s siete directores de otras tantas empresas funerarias se han declarado culpables en esta espeluznante trama en la que se calcula que fueron profanados m¨¢s de 1.100 cad¨¢veres. El n¨²mero de estafados que recibieron ¨®rganos en Estados Unidos y en el extranjero sin el consentimiento de sus due?os originales y sin los controles sanitarios apropiados a¨²n no se ha hecho p¨²blico.
El principal implicado en el caso, Michael Mastromarino, de 42 a?os, era un dentista que perdi¨® su licencia pero no su visi¨®n empresarial (pese a la prohibici¨®n expresa de este tipo de venta, desguazar un cad¨¢ver puede llegar a generar hasta 250.000 d¨®lares -unos 198.412 euros- de beneficio). Mastromarino fund¨® en 2001 la compa?¨ªa Biomedical Tissue Services Limited, con la que vend¨ªa tejidos y huesos a empresas de biotecnolog¨ªa estadounidenses desde las que huesos y tejidos se repartieron por todo el mundo.
Los cad¨¢veres se los proporcionaba, a 1.000 d¨®lares (unos 793 euros) la pieza, Joseph Nicelli , director y embalsamador hasta el 2005 en la casa funeraria Daniel George & Son, donde con la ayuda de Lee Crucetta y Christopher Aldorassi, enfermeros, se descuartizaban los cuerpos, se les extra¨ªan los huesos y los tejidos servibles y despu¨¦s se les volv¨ªa a coser como si nada hubiera ocurrido. En el colmo del horror, los criminales no dudaron en sustituir los huesos de los cad¨¢veres por tuber¨ªas, para que brazos o piernas no perdieran su firmeza. Despu¨¦s s¨®lo hab¨ªa que falsificar los certificados de defunci¨®n y la edad del muerto: as¨ª fue como el conocido presentador de las televisiones estadounidense y brit¨¢nica Alistair Cooke, que muri¨® a los 95 a?os de c¨¢ncer con met¨¢stasis en los huesos, oficialmente apareci¨® en los papeles como difunto a los 85 a?os por un infarto. La mayor¨ªa de los donantes eran personas que por su edad o su salud nunca hubieran podido serlo de forma consciente.
Mastromarino, Nicelli, Crucetta y Aldorassi fueron acusados en febrero de 122 cargos relacionados con el robo, descuartizamiento, venta ilegal de ¨®rganos y falsificaci¨®n de documentos relacionados con 10 cad¨¢veres. A ese n¨²mero el fiscal Hynes le a?adi¨® el mi¨¦rcoles otros 14 cuerpos, aunque la pena m¨¢xima a la que podr¨ªan enfrentarse los cuatro acusados no var¨ªa: 25 a?os de c¨¢rcel. Todos est¨¢n en libertad condicional bajo fianza y el mi¨¦rcoles se declarararon por segunda vez inocentes.
El grupo actu¨® con impunidad entre 2001 y 2005, hasta que Nicelli decidi¨® deshacerse de su funeraria. Fue precisamente esa venta la que provoc¨® el descubrimiento de toda la trama. Los nuevos due?os denunciaron ante la fiscal¨ªa de Brooklyn que el negocio que acababan de adquirir ten¨ªa una contabilidad dudosa y faltaba el dinero de diversos funerales que supuestamente hab¨ªan sido pagados por adelantado. La investigaci¨®n subsiguiente llev¨® a la fiscal¨ªa a destapar un negocio con el que Mastromarino lleg¨® a amasar m¨¢s de cuatro millones de d¨®lares (unos 3,2 millones de euros).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.