'El Dorado' del lejano Oriente
En la capital de Sajal¨ªn hay casinos, hoteles, restaurantes japoneses, bares m¨¢s caros que en Mosc¨² y un peri¨®dico en ingl¨¦s
La colonia de delincuentes desterrados que el escritor Ant¨®n Ch¨¦jov describi¨® con escalofriante precisi¨®n en su ensayo La isla de Sajal¨ªn es hoy un lugar de contrastes, donde se plasman de forma extrema las oportunidades y los problemas del desarrollo de las regiones orientales de Rusia. En Iuzhno-Sajalinsk, la capital de la isla, hay casinos por doquier, varios hoteles confortables, sesiones de strip-tease, restaurantes japoneses, bares m¨¢s caros que en Mosc¨², un peri¨®dico en ingl¨¦s y la mayor concentraci¨®n de extranjeros de toda Rusia. Los ejecutivos de Shell viven en una urbanizaci¨®n vigilada. Los obreros de las multinacionales, llegados de todo el mundo, en campamentos prefabricados dispersos por la isla.
Las localidades que viven al margen del petr¨®leo languidecen y pueden desaparecer
La afluencia de forasteros no basta para compensar el n¨²mero de los que se van y la poblaci¨®n sigue reduci¨¦ndose, al ritmo de varios miles de personas al a?o. Iuzhno-Sajalinsk progresa y construye, pero las localidades que se han quedado al margen de los hidrocarburos languidecen e incluso pueden desaparecer.
?se podr¨ªa ser a la larga el destino de Alexandrovsk-Sajalinski, la antigua capital, donde Ch¨¦jov, provisto de un carn¨¦ de periodista, desembarc¨® en 1890 para confeccionar un informe sobre las degradantes condiciones de vida en el sistema penitenciario.
Alexandrovsk-Sajalinski ha venido a menos, desde que fueran cerradas unas minas de carb¨®n poco rentables. Tras el terremoto de 1995, en el que perecieron varios miles de personas, Neftegorsk, otra localidad de la isla, qued¨® tan arrasada que las autoridades decidieron evacuar a sus habitantes y borrarla del mapa.
En las multinacionales instaladas en Sajal¨ªn, el personal con dominio del ingl¨¦s recibe sueldos de 1.000 d¨®lares (790 euros) y m¨¢s, mientras los maestros, los m¨¦dicos y los cuidadores de museo territorial cobran entre 400 y 600 d¨®lares. Muchos no conf¨ªan en el futuro, con petr¨®leo o sin ¨¦l, porque piensan que la demanda laboral se reducir¨¢ dr¨¢sticamente cuando concluyan las grandes obras de infraestructura. ?ste es el caso de Rom¨¢n, un ch¨®fer que tras 37 a?os en la isla, quiere aprovechar la coyuntura inmobiliaria actual para vender su piso y marcharse a Rusia continental.
La administraci¨®n de la isla planea desarrollar el turismo, pero no ha conseguido impedir que el Servicio Federal de Seguridad haya declarado zona fronteriza pr¨¢cticamente toda la costa de la isla, lo que supone que cualquiera que desee visitar el litoral (tanto ruso como extranjero) debe pedir un permiso especial. La nueva normativa no se aplica de momento, pero pende como una espada de Damocles sobre la regi¨®n.
El presupuesto de Sajal¨ªn es deficitario, pero se beneficia del petr¨®leo, que supone ahora el 40% de los ingresos de la regi¨®n y ha permitido rebajar la subvenci¨®n del Gobierno central del 30% al 18%, seg¨²n la vicegobernadora responsable de finanzas, Natalia N¨®vikova.
La pesca, la actividad tradicional de la isla, ha sido eclipsada por la construcci¨®n y las comunicaciones. En el mercado de Iushno-Sajalinsk hay cangrejos, gambas, pulpo y caviar, pero el surtido, por su variedad y cantidad, no est¨¢ a la altura de un puerto pesquero que se precie. La industria de la pesca local se ha hundido y las licencias se reparten desde Mosc¨². El alcalde de Korsakov, Guennadi Zlivko, cree que el sistema vigente "convierte a los pescadores en delincuentes", ya que les priva de la posibilidad de comercializar sus capturas localmente y les obliga a venderlas a los buques japoneses en alta mar.
A los restaurantes de Sajal¨ªn, como el Sapporo, preferido por los ejecutivos del petr¨®leo, y a los supermercados el pescado llega, v¨ªa Mosc¨², de otros mares m¨¢s c¨¢lidos, incluido el Mediterr¨¢neo.
Las multinacionales de los hidrocarburos han tenido que ganarse a pulso el apoyo de los municipios. En Korsakov, el alcalde, Gennadi Zlivko, dice haber luchado durante dos a?os con Shell para conseguir subirle el alquiler del terreno donde est¨¢ construyendo la planta de GNL. En vez de los 50.000 d¨®lares anuales que pagaba antes, el consorcio Sajalin-2 ha pasado a contribuir a las arcas del ayuntamiento con tres millones de d¨®lares al a?o, adem¨¢s de hacerse cargo de los gastos de la carretera que une el municipio con la planta de GNL.
Zlivko piensa que ha llegado la hora de atraer al turismo japon¨¦s a Sajal¨ªn. Con el nombre de Karafuto, el sur de la isla, estuvo controlado por los japoneses entre 1905 y 1945, mientras el norte segu¨ªa siendo territorio sovi¨¦tico. Al t¨¦rmino de la II Guerra Mundial, la URSS recuper¨® el sur de Sajal¨ªn y expuls¨® de all¨ª a varios centenares de miles de japoneses. Aunque las huellas de Jap¨®n fueron sistem¨¢ticamente eliminadas despu¨¦s, todav¨ªa quedan restos de la presencia nipona, incluido el edificio del museo territorial, donde los conservadores tratan de recuperar la memoria hist¨®rica local de una forma que recuerda la actitud de los rusos de Kaliningrado hacia el pasado alem¨¢n de K?nigsberg.
El alcalde Zlivko piensa en restaurar un memorial a los japoneses que murieron durante la invasi¨®n de la isla en 1905 y quiere tambi¨¦n abrir un museo del gas y un centro de submarinismo no lejos de la planta de GNL.
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