Conciencia filos¨®fica y videojuegos

Si el siglo XX fue el de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos -impulsada por la ONU-, el XXI debe ser el de la Declaraci¨®n Universal de las Obligaciones. As¨ª lo piensa el escritor Jostein Gaarder -autor de la celeb¨¦rrima novela filos¨®fica El mundo de Sof¨ªa (Siruela)-, que ayer expuso sus ideas ecologistas en Kosm¨®polis, la bienal literaria del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB).

A juicio de Gaarder, el da?o que se hace en la actualidad al medio ambiente pone en peligro el porvenir de la humanidad, sobre todo en los pa¨ªses pobres, v¨ªctimas de la explotaci¨®n. Para remediar el agravio, el novelista aboga por acuerdos como el del Protocolo de Kyoto, que impone una serie de deberes a sus firmantes para frenar la destrucci¨®n medioambiental.

Los argumentos que esgrimi¨® parten de una m¨¢xima ¨¦tica de lo m¨¢s sencilla: "No hagas a los dem¨¢s lo que no te gustar¨ªa que te hicieran a ti". "Nuestros hijos y nietos heredar¨¢n un mundo peor del que hemos recibido", lament¨® el escritor, una de las estrellas de esta edici¨®n de Kosm¨®polis, que se clausura hoy. Entre los males de nuestro tiempo, Gaarder se?al¨® el lastre que supone el predominio del consumismo salvaje, que en su opini¨®n se ha convertido ya en "una ideolog¨ªa".

El autor lleva meses trabajando en la divulgaci¨®n de su propuesta con met¨¢foras dispares. Un ejemplo: "En la agricultura hay una regla no escrita que obliga al granjero a legar sus tierras en unas condiciones mejores a como las hered¨®". M¨¢s f¨¢cil, imposible. Aunque opina que la gente est¨¢ muy concienciada, echa de menos una actitud similar entre los pol¨ªticos que ejercen el poder.

Las reivindicaciones ecologistas de Gaarder fueron una peque?a parte de los actos que acogi¨® ayer el festival literario del CCCB. Uno de los debates m¨¢s interesantes se centr¨® en analizar las posibilidades narrativas de los videojuegos. En la charla intervinieron Marie-Laure Ryan, una prestigiosa te¨®rica que ha analizado el impacto de las nuevas tecnolog¨ªas en la literatura, y Chris Crawford, dise?ador de videojuegos entre los que destacan los cl¨¢sicos ochenteros Patton versus Rommel y Balance of power. No se pusieron de acuerdo. Ryan mantiene que los videojuegos est¨¢n cambiando porque el requisito de la buena punter¨ªa pierde peso a favor de unas tramas argumentales m¨¢s complejas. No obstante, se?ala que esta transformaci¨®n apenas ha comenzado su andadura porque faltan muchos problemas t¨¦cnicos por remediar.

Por eso, Ryan no considera a los videojuegos una amenaza seria para el embate fabulador de la literatura. "Un libro te permite imaginar mundos que no conoces, desarrolla relaciones humanas basadas en sentimientos como el amor o los celos... Por ahora, la mayor¨ªa de videojuegos se basa en la resoluci¨®n de problemas sin una historia de trasfondo. Es como si para leer el final de una novela tuvieras que ganar una partida de tenis de mesa".

Entre los t¨ªtulos que empiezan a abrir camino, Ryan cit¨® la saga de los Sims, algo que no comparte Crawford: "Sus personajes s¨®lo pueden hacer cosas como lavarse los dientes o dar un beso. Es muy aburrido. Los videojuegos no son historias, pertenecen al campo de la acci¨®n. La interactividad aut¨¦ntica s¨®lo se puede dar entre humanos porque las m¨¢quinas ni piensan, ni oyen, ni hablan".

Dentro de la oferta l¨²dica, Kosm¨®polis ha vuelto a apostar por la heterodoxia con comiqueros que dibujan sus vi?etas al ritmo de un pinchadiscos, performances ir¨®nicas sobre las tribulaciones de Colin Powell y conciertos de rock radical, entre otras propuestas vanguardistas.