El hombre m¨¢s odiado de Inglaterra
Hubo m¨¢s decepci¨®n en Inglaterra que en Espa?a tras la derrota del Bar?a contra el Chelsea esta semana. Dir¨ªa incluso que la victoria del equipo londinense se celebr¨® con m¨¢s ganas en Espa?a.
?C¨®mo puede llegar uno a afirmar semejante barbaridad? Es una sencilla cuesti¨®n de matem¨¢ticas. Presten atenci¨®n.
En Espa?a, el 30% de la poblaci¨®n es del Bar?a. En Inglaterra puede que (seamos generosos) un 2% sea del Chelsea. Eso, por un lado. Por otro, del 98% que no van con el Chelsea, la totalidad celebra todas sus derrotas. Si eres ingl¨¦s y no est¨¢s con el Chelsea, est¨¢s contra ¨¦l.
O sea que (y aqu¨ª acaba la clase de matem¨¢ticas), tomando en consideraci¨®n que Inglaterra tiene 50 millones de habitantes y Espa?a 40 millones, podemos afirmar que 49 millones de ingleses lloraron la derrota del Bar?a el mi¨¦rcoles mientras que en Espa?a s¨®lo lo hicieron 12 millones (bueno, habr¨ªa que excluir a los beb¨¦s y a los raros a los que no les gusta el f¨²tbol, pero creo que el punto est¨¢ claro, ?no?).
La imagen p¨²blica de Mourinho es la de un engre¨ªdo enamorado de s¨ª mismo
El odio (no, la palabra no es demasiado fuerte) que despierta el Chelsea entre los aficionados ingleses se debe a tres factores. Primero, al hecho de que desde hace un par de a?os no hay nadie que los toque en la Liga inglesa. Segundo, al due?o del club, el multitrillonario ruso Roman Abramovich, cuya frivolidad en gastarse obscenas cantidades en fichajes y sueldos ofende. Tercero, y ante todo, al entrenador, Jos¨¦ Mourinho.
Que un se?or tan antip¨¢tico, tan contrario a los valores ingleses m¨¢s fundamentales, tenga tanto ¨¦xito y gane tanto dinero resulta insufrible. ?Cu¨¢les son estos valores? Pues, b¨¢sicamente, el fair play. Suena a t¨®pico, pero muchas veces los t¨®picos reflejan la verdad. No es que el ingl¨¦s siempre sea fiel a sus principios, sino que atribuye una enorme importancia al concepto de ser justo, equitativo y decente con el otro.
El segundo importante valor en Inglaterra es la modestia. Se detesta al fanfarr¨®n.
Durante los dos a?os y pico que lleva en Inglaterra, Mourinho ha actuado de manera flagrante, casi despreciativa, contra estos valores. La imagen p¨²blica del portugu¨¦s es la de un hombre engre¨ªdo, enamorado de s¨ª mismo, cuyas declaraciones responden ¨²nicamente a sus propios intereses, sin el m¨¢s m¨ªnimo af¨¢n de tender la mano a los dem¨¢s.
El caso m¨¢s reciente ocurri¨® la semana pasada tras un choque entre un delantero del humilde Reading (pronunciado reding) y su portero, Cech, que acab¨® con este ¨²ltimo en el hospital con una fractura en el cr¨¢neo. Las intempestivas declaraciones de Mourinho tras el partido fueron interpretadas por el p¨²blico ingl¨¦s como una acusaci¨®n de intento de asesinato por parte del delantero del Reading. Lo cual, teniendo en cuenta que fue claramente un accidente, caus¨® una indignaci¨®n nacional enorme.
Lo que pone m¨¢s sal en la herida del pueblo que invent¨® el f¨²tbol es que Mourinho es innegablemente un entrenador brillante, capaz de motivar a jugadores que ganan fortunas gigantes a pelear como hicieron contra el Bar?a el mi¨¦rcoles: no s¨®lo como si sus vidas dependieran del resultado, sino tambi¨¦n las de sus madres, esposas e hijos.
Por todo esto, y m¨¢s, cada vez que ha jugado el Bar?a contra el Chelsea de Mourinho recibo correos electr¨®nicos y llamadas de amigos del Arsenal, del Liverpool, del Manchester (incluso de algunos a los que no les gusta en especial el f¨²tbol) expresando el ferviente deseo no s¨®lo de que el Bar-?a gane al Chelsea, sino de que lo humille. As¨ª que para la vuelta, el 1 de noviembre en el Camp Nou, que Ronaldinho y compa?¨ªa lo sepan: representan mucho m¨¢s que un club, mucho m¨¢s que a Catalu?a o a Espa?a. Deben vencer no s¨®lo por Sant Jordi, sino tambi¨¦n por su tocayo Saint George, el santo patr¨®n de Inglaterra.
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