Lo imposible ya est¨¢ en marcha
Con Lamy, la OMC encaja cr¨ªticas y 'compra' ideas al movimiento antiglobalizaci¨®n
Desde su cuartel general, un soberbio caser¨®n, antigua sede de la Organizaci¨®n Internacional de Trabajo (OIT), a orillas del lago Leman, Pascal Lamy multiplica sus contactos y gestiones para lograr una misi¨®n que parece imposible. Un punto de encuentro entre los intereses de los pa¨ªses ricos y pobres. Una m¨¢xima preside su despacho para desvanecer toda sombra de des¨¢nimo: "Aqu¨ª, lo posible ya est¨¢ hecho. Lo imposible est¨¢ en marcha. Para los milagros, prever 48 horas de plazo".
Con un equipo de 650 funcionarios, para coordinar los intereses de los 149 Estados miembros de la Organizaci¨®n MMC, el director general ha introducido un sistema de gesti¨®n altamente participativo, a pesar de la complejidad de su gesti¨®n.
Las negociaciones del llamado ciclo de desarrollo de Doha est¨¢n estancadas hasta despu¨¦s de las elecciones de noviembre en EE UU
"No tomo partido. Tengo que ser neutral. Soy como un m¨¦dico, una comadrona, un pastor, un confesor. Y me debo abstener"
Cuatro veces al a?o se re¨²ne en una asamblea abierta junto a todos los empleados, en la que somete a un interrogatorio donde tienen cabida todo tipo de asuntos. Como prosaicos asuntos salariales. O como preguntas m¨¢s incisivas sobre la profusi¨®n de su viajes o sobre los asuntos de fondo, la marcha y el calendario de las propias negociaciones en las que tambi¨¦n tuvo que reconocer que "si culminan con ¨¦xito aumentar¨¢ la carga de trabajo".
Todo un sistema cuyos resultados son dif¨ªciles de evaluar, pero que contribuye a aumentar la transparencia, el inter¨¦s, la participaci¨®n y sobre todo el compromiso en los objetivos de la organizaci¨®n.
Bregado en destacados puestos de responsabilidad econ¨®mica en la Administraci¨®n francesa, Pascal Lamy fue mano derecha del carism¨¢tico l¨ªder europe¨ªsta Jacques Delors, durante su presidencia de la Comisi¨®n Europea durante una d¨¦cada (1985-1994). Infatigable militante socialista, pretende un acuerdo a cuatro bandas, rect¨¢ngulo muy desigual en el que se alinean los dos equipos m¨¢s ricos (EE UU y la UE), frente a los pa¨ªses emergentes (China, Brasil, India y Brasil) y el numeroso grupo de pa¨ªses eufem¨ªsticamente denominados menos adelantados.
Las negociaciones coinciden en pleno auge del proteccionismo, sobre todo en Estados Unidos, que ha doblado las subvenciones a sus agricultores durante los ¨²ltimos a?os, hundiendo los precios internacionales y empobreciendo a¨²n m¨¢s a varios Estados africanos. Las negociaciones del llamado ciclo de desarrollo de Doha permanecen estancadas por decisi¨®n del propio director general, hasta que se despeje el resultado de las elecciones norteamericanas de noviembre.
De la mano de Pascal Lamy, la OMC ha ido encajando las cr¨ªticas y comprando algunas de las ideas del movimiento antiglobalizaci¨®n. La historia econ¨®mica reciente ha desvanecido los supuestos beneficios de la sacrosanta liberalizaci¨®n comercial. Ahora, Lamy opone al llamado Consenso de Washington, que se fundamentaba en las estrictas recetas de rigor presupuestario, liberalizaci¨®n comercial, financiera y las privatizaciones, un nuevo paradigma.
Es lo que ¨¦l denomina con ambici¨®n Proceso de Ginebra, que introduce "ayudas al comercio e intervenciones p¨²blicas" para remediar las desigualdades. Porque si de algo est¨¢ convencido el antiguo comisario de Comercio de la UE es que "la globalizaci¨®n no aporta beneficios correctamente a todos y que en los intercambios internacionales hay ganadores y perdedores".
Con fuertes dosis de pragmatismo admite que no existen soluciones milagrosas al desaf¨ªo de la globalizaci¨®n. Considera que hay pa¨ªses, como Suecia o Finlandia, que se han ajustado a esta nueva realidad de apertura comercial con planes adecuados. A su juicio, esto demuestra que hacen falta pol¨ªticas p¨²blicas en materia de distribuci¨®n y sobre todo de formaci¨®n. Otro aspecto fundamental es la necesidad de mejorar la calidad de las relaciones entre las empresas, los sindicatos y las autoridades locales. Su modelo de referencia es Suecia, por c¨®mo se "ha gestionado la transformaci¨®n de su industria textil y de alimentos".
En la batalla internacional de intereses multibanda, Lamy se esfuerza por mantener la neutralidad. "Yo no tomo partido", explica. "Tengo que ser una persona forzosamente neutra en este asunto. Soy como un m¨¦dico, una comadrona, un pastor, un confesor. Y me debo abstener. Lo que yo constato en este cuadro de estos cuatro jugadores esenciales es el intercambio de ofertas. EE UU, como jugador esencial del primer grupo; los europeos, como jugadores esenciales del segundo; Brasil y la India, como jugadores esenciales del tercero y cuarto grupos, respectivamente. Con las posiciones alejadas, hay dos objetivos fundamentales. Menos subvenciones agr¨ªcolas, por una parte, y m¨¢s acceso al mercado, por otra.
Workaholic empedernido que apenas conoce las vacaciones, asegura tener "m¨¢s responsabilidad que poder".
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