Presidente y presunto violador
Las graves acusaciones por abuso sexual contra el jefe del Estado de Israel desatan la indignaci¨®n entre la poblaci¨®n
Violaci¨®n, agresi¨®n y acoso sexual, fraude, quiebra de confianza, grabaciones ilegales a empleados, acoso a testigos y aceptaci¨®n de sobornos para liberar presos... No se trata del expediente policial de un delincuente cualquiera. Es el pliego de cargos de la polic¨ªa israel¨ª que acecha al presidente del Estado jud¨ªo, Moshe Katsav. El primer mandatario de Israel nacido en un pa¨ªs musulm¨¢n -Ir¨¢n, 1945- est¨¢ contra las cuerdas.
El esc¨¢ndalo en torno a la presunta violaci¨®n de dos empleadas, una durante su actual mandato y la segunda mientras ejerc¨ªa como ministro de Turismo a finales de los a?os setenta, ha desatado el desencanto de la poblaci¨®n israel¨ª, ya de por s¨ª hastiada por el desprestigio de la clase pol¨ªtica. "La recomendaci¨®n de la polic¨ªa no es una imputaci¨®n y la imputaci¨®n no supone una condena. Katsav es inocente mientras no se demuestre lo contrario. Pero el hombre es una cosa y el presidente, otra. Katsav no puede continuar en su cargo por mucho tiempo", ha escrito el analista Nahum Barnea, del peri¨®dico Yediot Ahoronot.
Es lo que piensa la mayor¨ªa de los israel¨ªes, a tenor de una encuesta elaborada el mi¨¦rcoles y el jueves. El 52% de los consultados opina que el presidente cometi¨® las violaciones, y dos tercios estiman que deber¨ªa abandonar el cargo inmediatamente.
Est¨¢ aislado. El lunes, Katsav padeci¨® un notorio desaire. Ese d¨ªa se inaugur¨® en el Parlamento el periodo de sesiones de invierno. Como es tradicional, el presidente deb¨ªa dirigirse solemnemente a los diputados. La v¨ªspera, anunci¨® que acudir¨ªa. Pero cuando varios legisladores, incluidos algunos de sus correligionarios del Likud, anunciaron que se ausentar¨ªan de la C¨¢mara o que no se pondr¨ªan en pie para recibirle, el mandatario dio marcha atr¨¢s. Se recluy¨® en la residencia oficial, en el centro de Jerusal¨¦n. A la espera de que el fiscal general, Menahem Mazuz, decida el procesamiento formal, todo indica que Katsav tiene los d¨ªas contados al frente de la jefatura del Estado. "Dimitir¨¢ si es procesado", afirm¨® escuetamente su abogado.
Sociedad machista y liberal
Es bien sabido en Israel que legendarios h¨¦roes nacionales, como Moshe Day¨¢n, hac¨ªan gala de sus galones para conquistar a decenas de mujeres, e incluso alguna de ellas alarde¨® de su aventura amorosa en la machista, militarizada y, en materia sexual, muy liberal sociedad israel¨ª. Todos hac¨ªan la vista gorda ante los abusos de poder de altos funcionarios y uniformados en un pa¨ªs en el que las chicas son llamadas a filas igual que los muchachos, a los 18 a?os.
Isaac Mordejai, laureado general, arruin¨® su carrera pol¨ªtica tras abandonar la vida castrense. En 1996 se aup¨® al cargo de ministro de Defensa y varias mujeres le acusaron de haber aprovechado su alto rango para acosarlas en los cuarteles. Fue condenado en 2000 y obligado a dimitir. Se quej¨® Mordejai de que se le aplicaron patrones sociales que no estaban vigentes cuando perpetr¨® las ofensas. Hasta entonces ellas guardaban silencio, pero esa contenci¨®n ha terminado. El ministro de Justicia, Haim Ramon, dimiti¨® en agosto despu¨¦s de que una joven afirmara que la abord¨® -lengua por delante- sin su consentimiento.
El asunto del acoso sexual - sobre el que se legisl¨® hace ocho a?os, a instancias de Yael Dayan, hija del conquistador Moshe- es extremadamente delicado porque afecta a una instituci¨®n vital para Israel: las Fuerzas Armadas. Los grupos feministas lamentan la discriminaci¨®n que sufren las mujeres para acceder a determinadas funciones en el Ej¨¦rcito y critican que los h¨¢bitos machistas perduran. Supone una tarea ingente revertir actitudes fomentadas por un Estado que ha hecho de la fuerza militar, siempre impregnada de masculinidad, una se?a de identidad. Pese a la enorme contribuci¨®n a la vida militar de las mujeres y a las numerosas denuncias de acoso sexual en barracones y destacamentos, el escalaf¨®n castrense fue modificado en septiembre. Hab¨ªa que ahorrar fondos tras la guerra contra Hezbol¨¢ y pag¨® el pato el cargo de asesora del jefe del Estado Mayor para Asuntos de Mujeres, que fue fusionado al departamento de personal para desencanto de las feministas.
Con todo, no escasean las sospechas sobre el manejo del esc¨¢ndalo Katsav, a pesar de que el fiscal general haya afirmado que las pruebas son contundentes. Las intrigas afectan a otras instituciones fundamentales. En medios acad¨¦micos y pol¨ªticos se asegura que el fiscal que tramita el caso, Eran Shendar, es un funcionario "muy poco profesional". "Todo lo que toca lo empantana", afirma un profesor y analista pol¨ªtico que prefiere guardar el anonimato. "Los rumores filtrados a la prensa", a?ade, "han partido de la Fiscal¨ªa General y de la Polic¨ªa. Shendar fue responsable de la investigaci¨®n de una matanza de 12 ¨¢rabes-israel¨ªes y un palestino en octubre de 2000 tras estallar la segunda Intifada. Exculp¨® a los agentes y la investigaci¨®n se ha cerrado, aunque una comisi¨®n judicial independiente hab¨ªa establecido previamente la responsabilidad de los polic¨ªas. Ahora Shendar quiere lavar su imagen con el proceso al presidente. Qu¨¦ raro que se hayan dado tanta prisa para procesar al ministro Ramon y sean tan lentos y condescendientes en otros casos. Se decidi¨® enjuiciar a Ramon porque se propon¨ªa reformar el sistema judicial y pod¨ªan caer varios peces gordos".
El citado profesor destaca que el Tribunal Supremo goza de gran reputaci¨®n en la sociedad. Pero agrega: "La Fiscal¨ªa General es la que decide qu¨¦ casos se llevan a juicio y cu¨¢les no. Son el eje del sistema judicial, y lo est¨¢n dejando hecho una mierda. La existencia de este pa¨ªs como una democracia est¨¢ en peligro".
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