Urbanismo poliz¨®n
La Operaci¨®n Malaya no s¨®lo tuvo ramificaciones. A lo que parece, ha tenido, adem¨¢s, consecuencias: como en un inesperado efecto domin¨®, el desmantelamiento de la trama de corrupci¨®n urban¨ªstica en Marbella ha dado paso a una multiplicaci¨®n de las noticias sobre esc¨¢ndalos en otros Ayuntamientos, tanto peque?os como grandes. Fieles, en gran medida, a las pautas de comportamiento establecidas durante los a?os de plomo de aquella remota "regeneraci¨®n democr¨¢tica", los partidos han reaccionado en un primer momento convirtiendo los casos de corrupci¨®n en bazas electorales anticipadas, preparando las pr¨®ximas elecciones municipales. La tentaci¨®n de erigirse en depositarios de la virtud sigue siendo irresistible despu¨¦s de tantos a?os asistiendo a lo que, en un contexto diferente al que se vivi¨® en Espa?a de 1993 en adelante, Popper describi¨® como un intento de hacer pol¨ªtica con la moral, en vez de moralizar la vida p¨²blica. Frente a Villanueva de la Ca?ada, Ciempozuelos, y viceversa, dependiendo del l¨ªder o, incluso, del medio period¨ªstico que se pronuncie sobre la cuesti¨®n.
Desvelar episodios de corrupci¨®n equivale, normalmente, a denunciar anomal¨ªas introducidas en el sistema de gesti¨®n y que dejan sin efecto las garant¨ªas y controles p¨²blicos. En el ¨¢mbito del urbanismo, sin embargo, se trata de algo diferente: es el sistema de gesti¨®n mismo el que favorece que las garant¨ªas y controles p¨²blicos queden sin efecto, hasta el punto de que la anomal¨ªa, la "corrupci¨®n", ha llegado a ser el que funcionen correctamente, gracias a alcaldes y concejales que se han comportado como tontos, seg¨²n la expresi¨®n de un promotor hoy perseguido por la justicia. Los Ayuntamientos se ven obligados a recalificar terrenos para completar una financiaci¨®n que les resulta insuficiente y, a partir de ese momento, coinciden todos los intereses. Los de los propietarios del suelo y los de los promotores, los de las empresas constructoras y los de los especuladores. Todos, en fin, menos los de quienes necesitan un techo sencillamente para vivir, y de ah¨ª que, parad¨®jicamente, la furia urban¨ªstica que ha devastado la fisonom¨ªa del pa¨ªs no haya servido para resolver el problema de la vivienda, sino para agravarlo. El secreto de Polichinela consist¨ªa, entre tanto, en que los medios imaginativos para financiar las acciones p¨²blicas suelen acabar desembocando, en todo o en parte, en bolsillos privados. Ya pas¨® con la financiaci¨®n de los partidos.
La gravedad de la situaci¨®n creada por la rampante corrupci¨®n en el sector urban¨ªstico reside en que, ante la mirada indiferente de todos, la construcci¨®n ha llegado a convertirse en el motor de la econom¨ªa espa?ola. Es decir, el poliz¨®n se ha hecho con el barco, y ahora no hay manera de ponerlo a buen recaudo sin correr graves riesgos econ¨®micos.
Por primera vez en diez a?os, el precio de la vivienda se ha ralentizado de manera sustancial, e incluso ha descendido en algunas capitales. Ser¨ªa una buena noticia si, por el otro lado, el sistema financiero espa?ol no hubiera asumido unos riesgos qui¨¦n sabe si temerarios, dej¨¢ndose arrastrar por la euforia especulativa que encontr¨® su becerro de oro en el ladrillo. De acuerdo con los expertos, nada induce a descartar un aterrizaje suave; de acuerdo con la experiencia, pocos aterrizajes lo han sido. Sobre todo cuando la burbuja especulativa se hab¨ªa elevado hasta alturas que, como ahora se empieza a advertir, desafiaban el sentido com¨²n. Si cunde el p¨¢nico, el desplome se convierte en ca¨ªda libre.
La proximidad de las elecciones municipales hace augurar que el urbanismo desaforado formar¨¢ parte de la agenda pol¨ªtica de la campa?a. La cuesti¨®n esencial reside en c¨®mo ser¨¢ tratado, como un apetitoso bocado para seguir alimentando un sectarismo sin duda ruidoso pero rigurosamente in¨²til, o como uno de los m¨¢s graves problemas, si no el m¨¢s grave, a los que el pa¨ªs habr¨¢ de enfrentarse en breve. Tan arriba ha llegado el poliz¨®n.
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