Una extraterrestre en el Lliure
El lunes, el d¨ªa en que la profesi¨®n teatral descansa, a la actriz y directora Rosa Novell le toc¨® trabajar. Aunque a veces, cuando se ve disfrutar a quienes est¨¢n encima del escenario, cuesta asociar su oficio a las obligaciones profesionales. Y Novell se lo pas¨® en grande como art¨ªfice de la lectura dramatizada de Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza, un encargo del Teatre Lliure para una de sus "veladas especiales" de espect¨¢culos en funci¨®n ¨²nica. El texto, lleno de humor, permiti¨® a la int¨¦rprete mostrar su cara m¨¢s desenfadada, sobreponi¨¦ndose con desparpajo a los problemas t¨¦cnicos que menudearon a lo largo de la velada.
Novell lo hab¨ªa advertido: no estaba segura de poder controlar la risa ante algunos de los pasajes de la singular novela, retrato de lo extravagante que puede resultar la vida en el planeta Tierra cuando ¨¦sta se contempla con ojos de alien¨ªgena, publicada originalmente por entregas en este diario durante el mes de agosto de 1990. Y as¨ª ocurri¨®. Por breves momentos, las comisuras de los labios de la actriz se esponjaban aut¨®nomas; de inmediato se dominaba. En el patio de butacas, sin necesidad de controlarse, el p¨²blico re¨ªa abiertamente.
La int¨¦rprete sac¨® las mejores armas expresivas de la voz para contagiar su amor por el texto. Pero aunque se trataba de una lectura, sus estrategias fueron mucho m¨¢s amplias. En tejanos grises y camisa y levita rojas, apenas se la vio sentada o tumbada en el sof¨¢ prestado que era casi la ¨²nica escenograf¨ªa de la representaci¨®n. De all¨ª saltaba de continuo y, en pie, se paseaba por las tablas imitando gestos imposibles del extraterrestre descritos en el texto, se pon¨ªa ante un atril, descansaba en un taburete, volv¨ªa a levantarse y dejaba suelta su vena m¨¢s gamberra que la llev¨® a cantar hip hop con la soltura coreogr¨¢fica del chulo de discoteca ("enr¨®llate t¨ªo" como lema ¨²nico de la canci¨®n).
Novell estuvo muy bien arropada por el m¨²sico Eugeni Roig, sentado en una esquina del escenario junto a sus mesas de mezclas. De sus instrumentos tecnol¨®gicos sal¨ªan todo tipo de sonidos que ayudaban a completar la atm¨®sfera. La noche libre hizo que estuviera tambi¨¦n acompa?ada por muchos compa?eros de profesi¨®n, como Francesc Orella, Rosa Renom, Llu¨ªs Pasqual, M¨°nica L¨®pez, Carlota Subir¨®s y, c¨®mo no, el autor del libro. Tambi¨¦n hubo representaci¨®n institucional en el patio de butacas, encarnada en el consejero de Cultura, Ferran Mascarell, y el director del Instituto Ramon Llull, Emilio Manzano. Un p¨²blico receptivo y agradecido sufri¨® casi como propias las emboscadas que la tecnolog¨ªa tendi¨® a Novell: el micro hizo mutis por el foro ?hasta cinco veces!, y algunas se march¨® tambi¨¦n la luz. La actriz se lo tom¨® con garbo hasta el final, cuando se le escap¨® alg¨²n ?qu¨¦ paaasa!, temiendo quiz¨¢ que se le impidiera continuar la funci¨®n. No hubo caso. Incluso en los ratos que estuvo sin amplificaci¨®n, Novell sigui¨® leyendo, divirti¨¦ndose y divirtiendo con la loca experiencia de un extraterrestre en tierras catalanas.
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