Los acad¨¦micos dan la cara

Los acad¨¦micos de la Real de Bellas Artes de San Fernando salen a escena para exponer, hasta el 7 de enero, centenar y medio de sus mejores obras. El palacio de la calle de Alcal¨¢ lleva a su sala de exposiciones temporales y a su tercera planta -dotadas con nuevos efectivos humanos- obras de 36 arquitectos, pintores, escultores, fot¨®grafos y cineastas, para dar testimonio de su compromiso con el arte de ahora y, felizmente, informar del diferendo existente entre sus creaciones y los rigores acad¨¦micos. Dos dimensiones, subtitulada Arte actual en la Academia, da continuidad a la exposici¨®n Arte vivo, con la cual Bellas Artes debut¨® en 1997 en menesteres expresivos de las creaciones propias.

El montaje es obra del arquitecto Jos¨¦ Antonio Corrales, autor del Pabell¨®n de Espa?a en la Feria Mundial de Nueva York de 1964- 1965, de cuyos planos se informa junto con otros igualmente interesantes, de Rafael Moneo, Miguel Oriol, Rafael Manzano o Juan Navarro Baldeweg, ¨¦ste con incursiones pict¨®ricas y fotogr¨¢ficas. De Moneo, la exposici¨®n da cuenta de una iglesia por ¨¦l ideada para Los ?ngeles, la urbe californiana, en la que el arquitecto despliega un repertorio clasicista que sugiere influencias de su celebrado Museo Nacional de Arte Romano de M¨¦rida, con cruces y hendiduras para haces de luz diagonalmente dispuestas, m¨¢s tri¨¢ngulos y trompetas para su iluminaci¨®n. De Navarro Baldeweg destacan planos para el palacio de la M¨²sica de Vitoria-Gasteiz, donde aflora su dominio del dibujo y su formaci¨®n pl¨¢stica. Miguel Oriol exhibe, entre otras obras, una secuencia de estudios espaciales realizados en el arranque de su carrera, que pone de relieve su pr¨®diga administraci¨®n de los vol¨²menes. Manzano recrea, con sus palacios ¨¢rabes.

La escultura tiene expresi¨®n en artistas de la maestr¨ªa figurativa de Julio L¨®pez. Proliferan obras de Venancio Blanco, Jos¨¦ Subirachs o Gustavo Torner, con una superposici¨®n de tri¨¢ngulos rodeada de metaf¨ªsica bruma. Alberto Schommer plasma en sus fotogaf¨ªas su concernimiento con la belleza. Jos¨¦ Hern¨¢ndez enigma al visitante con su evocaci¨®n impl¨ªcita de Vald¨¦s Leal y Rafael Canogar persuade, mientras Manuel Alcorlo atrae las miradas a una serie de patinadores plena de la desenvoltura y el potencial de su cromatismo.

Se echa de menos la presencia de obras de dise?adores. En todo caso, resulta emocionante ver a los acad¨¦micos sudar la camiseta de su compromiso, lib¨¦rrimo siempre, con el arte.