N¨¢poles, fuera de control
La violencia de la Camorra y de la peque?a delincuencia ahuyenta la inversi¨®n y el turismo de la ciudad italiana
El vuelo N¨¢poles-Mil¨¢n del martes por la ma?ana no pudo despegar por falta de tripulantes: pilotos y auxiliares estaban en el hospital. Hab¨ªan sufrido un atraco mientras viajaban hacia el aeropuerto en una furgoneta de Alitalia. Un grupo de encapuchados asalt¨® el veh¨ªculo, propin¨® una paliza a sus ocupantes y se llev¨®, despu¨¦s de tanto trabajo, un reloj, 150 euros y varias tarjetas de cr¨¦dito. La agresi¨®n fue la en¨¦sima se?al de que la delincuencia napolitana est¨¢ fuera de control. La violencia domina las calles y el turismo se esfuma.
El periodista y escritor Giorgio Bocca, una de las m¨¢s prestigiosas voces de la izquierda italiana, lanz¨® el a?o pasado un grito casi desesperado en forma de libro: N¨¢poles somos nosotros. El drama de una ciudad ante la indiferencia de Italia. "N¨¢poles se ha convertido", escrib¨ªa Bocca, "en una ciudad postindustrial de narcotraficantes en la que no se sabe de qu¨¦ parte est¨¢ la gente". La obra hablaba de la mafia napolitana, la Camorra, cada vez m¨¢s violenta y dominante, con casi 150 v¨ªctimas mortales en s¨®lo dos a?os, pero tambi¨¦n de la explosi¨®n de la peque?a criminalidad violenta: "El miedo m¨¢s com¨²n en N¨¢poles es el de ser agredido por j¨®venes aparentemente normales", dec¨ªa Giorgio Bocca.
El poder camorrista es el origen hist¨®rico de todos los males: el crimen organizado destruye la autoridad de la polic¨ªa y ahuyenta las empresas, lo que fomenta el desempleo (en algunos barrios es del 50%) y el crimen, sobre todo entre la juventud. No todos los delitos son cometidos por camorristas, y la llamada "microcriminalidad", el eufemismo con que se denominan los asaltos violentos en la calle, es protagonizada mayormente por muchachos, simples aspirantes al ingreso en una de las m¨¢s de 40 cosche o clanes mafiosos que dominan N¨¢poles.
Pero la Camorra es omnipresente. Lo demuestra estos d¨ªas el drama de otro periodista y escritor, Roberto Saviano. Tras varios a?os como colaborador del diario La Repubblica y el semanario L'Espresso, Saviano, de 27 a?os, escribi¨® un libro sobre N¨¢poles, su ciudad. La novela Gomorra apareci¨® el mes pasado y tuvo ¨¦xito. A la Camorra, sin embargo, no le gust¨®. Le pareci¨® demasiado realista. Saviano vive ahora oculto y bajo protecci¨®n policial, porque los mafiosos le han amenazado de muerte.
La inseguridad est¨¢ ahuyentando el turismo, el m¨¢s antiguo y rentable recurso econ¨®mico de N¨¢poles, la ciudad m¨¢s poblada del sur de Italia, con un mill¨®n de habitantes. Los cruceros por el Mediterr¨¢neo siguen atracando en el puerto, pero muchos pasajeros se niegan a descender del barco. Los relojes, y muy especialmente los de la marca Rolex, constituyen el bot¨ªn m¨¢s apetecido por los atracadores. Los hoteleros lanzaron a inicios de la temporada veraniega un plan para prevenir desgracias: al turista se le ofrece, en cuanto llega, un reloj de pl¨¢stico, y se le aconseja que deje el suyo en la caja fuerte.
Uno de los empleados de Alitalia asaltados el martes llevaba un Rolex, y la polic¨ªa sospecha que fue el reloj lo que atrajo a los atracadores. Probablemente se fijaron en la tripulaci¨®n a las 5,30 de la ma?ana, cuando los dos pilotos y los cuatro auxiliares tomaban un caf¨¦ en la c¨¦ntrica plaza de Carlos III. Robaron un coche con el que siguieron la furgoneta de la compa?¨ªa de bandera italiana y con el que, en plena calle, le cortaron el paso. Al menos ocho personas armadas con pistolas amenazaron y golpearon a los tripulantes del avi¨®n, dos de los cuales tuvieron que ser hospitalizados.
En el aeropuerto napolitano de Capodichino, el anuncio de que el vuelo a Mil¨¢n deb¨ªa ser cancelado por falta de tripulantes fue acogido tumultuosamente. Los pasajeros creyeron que lo del asalto y las heridas era s¨®lo una nueva excusa de Alitalia para dejarles en tierra, y se registraron momentos de mucha tensi¨®n.
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