Barak Obama, Montilla y Pasqual Maragall
Pasqual Maragall puede estar dolido por la forma en la que su partido decidi¨® relevarle como candidato a la presidencia de la Generalitat pero no ha perdido el sentido del humor. Desde hace varios d¨ªas no para de comparar a Jos¨¦ Montilla y a Barak Obama, el senador afroamericano que quiz¨¢ pelee por la nominaci¨®n dem¨®crata en 2008. La idea es que si Obama, que es negro, puede llegar a ser presidente de Estados Unidos (??) no hay raz¨®n por la que Montilla, que naci¨® en Iznajar (C¨®rdoba), no pueda llegar a ser presidente de Catalu?a.
El pasado mi¨¦rcoles, en su estreno en solitario como agente electoral, en la localidad leridana de T¨¤rrega, Maragall se divirti¨® bastante. El mitin se celebraba en el restaurante de un centro c¨ªvico denominado El gat del rosal y como muy bien not¨® Carme Valls, la presidenta del movimiento Ciutadans pel Canvi que sostuvo a Maragall en su d¨ªa y que ahora mantiene su apoyo a Montilla, el todav¨ªa presidente de la Generalitat parec¨ªa "un gato del Mediterr¨¢neo", bromista y cari?oso, rodeado de personas que le demostraban su afecto y su admiraci¨®n. "?Obama y Montilla? Claro que s¨ª, en Catalu?a debemos dar lecciones en ese sentido", proclamaba Maragall con toda seriedad y sin darse cuenta del desconcierto que puede provocar en algunos interlocutores, quiz¨¢ Montilla incluido.
El presidente catal¨¢n est¨¢ casi al margen de la contienda, con s¨®lo dos o tres actos en solitario
La verdad es que el presidente de la Generalitat est¨¢ casi completamente al margen de esta campa?a electoral, algo que resulta verdaderamente extra?o por mucho que se conozcan las circunstancias de su alejamiento del poder. Unos piensan que no desea intervenir m¨¢s y otros que el PSC no quiere que participe mucho. El presidente de la Generalitat acude, protocolo lo manda, a todos los actos en los que est¨¢ tambi¨¦n el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, pero casi nada m¨¢s. En total est¨¢ previsto que participe en dos o tres actos como el de T¨¤rrega, en solitario, prestando su apoyo a un candidato local, y mont¨¢ndolo casi por su cuenta, sin el aparato oficial del PSC.
Es en estas reuniones, informales y muy agradables, en las que Maragall se siente c¨®modo y va deslizando sus mensajes. En T¨¤rrega, por ejemplo, dio la impresi¨®n de que el presidente pide m¨¢s el voto para un proyecto que ha quedado a medias que para una persona concreta. Por supuesto, siempre alude a Montilla como un hombre del que se f¨ªa y que har¨¢ "m¨¦s pels catalans", pero su discurso no gira tanto en torno a las virtudes del candidato como sobre el hecho de que ha quedado una tarea a medio hacer y que, o gana el tripartito, "o se vuelve atr¨¢s". Se dir¨ªa que lo que le importa es la suma del total m¨¢s que el orden de los sumandos.
Maragall hace girar sus discursos en torno, sobre todo, a dos ideas: la educaci¨®n es el futuro de Catalu?a, y Catalu?a es una naci¨®n. "El d¨ªa en el que Manuela de Madre y Miquel Iceta se levantaron en el consejo federal del PSOE y dejaron claro que Catalu?a era una naci¨®n, y lo hicieron con tanta determinaci¨®n que sus compa?eros les dieron un gran aplauso, aquel d¨ªa la idea de que Catalu?a es una naci¨®n qued¨® salvada".
Con estos dos elementos reivindica la acci¨®n del Gobierno tripartito (¨¦xito en el campo educativo y "no ha habido absolutamente ning¨²n error grave") y, desde luego, el nuevo Estatuto de Autonom¨ªa, paso importante para llegar a la Espa?a como "naci¨®n de naciones" de la que ¨¦l se muestra absolutamente convencido y admirador. Se podr¨ªa decir que el presidente es una de las pocas, poqu¨ªsimas, personas que reivindica en esta campa?a el Estatuto como argumento electoral.
Maragall demostr¨® en T¨¤rrega que sigue siendo, sin lugar a dudas, un orador diferente, un pol¨ªtico distinto; capaz de hablar, al mismo tiempo, en una peque?a ciudad agr¨ªcola, del canal de Segarra y del Mediterr¨¢neo como zona geoestrat¨¦gica, "el ¨²nico lugar del mundo en el que las cosas empeoran", y para la que ¨¦l propone que "Espa?a levante el dedo" y proclame que tiene intereses culturales, de seguridad y de paz.
"Yo me voy a dedicar a eso", record¨® Maragall. Y el p¨²blico, incluidas las cocineras del local, que hab¨ªan dejado moment¨¢neamente el trabajo para poder escucharle, le aplaudi¨® con sincero cari?o. solg@elpais.es
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