Hay que concretar

El robo de pistolas por un comando de ETA es un hecho "grave" que "tendr¨¢ consecuencias". Lo ha dicho Zapatero y es una obviedad. Lo que ser¨ªa inexplicable es que no las tuviera. Pero el jefe del Gobierno debe concretar en qu¨¦ se va a traducir su enigm¨¢tica respuesta. No se trata de sembrar alarmas sobre un proceso muy delicado y complejo. La ciudadan¨ªa sabe de las dificultades y es tan esc¨¦ptica sobre el resultado como comprensiva con los silencios del Gobierno. Pero no conviene pedirle un acto de fe permanente. Ha habido demasiadas se?ales de que el proceso est¨¢ en un momento dif¨ªcil -aumento de la kale borroka, desplantes verbales de los l¨ªderes de Batasuna, acci¨®n de ETA en Francia- como para que se haga indispensable que Zapatero d¨¦ se?ales sobre su hoja de ruta. De lo contrario, la opini¨®n p¨²blica acabar¨¢ creyendo que no la tiene y que hay mucho de improvisaci¨®n.

Lo ocurrido en Francia requiere respuestas. Y parece claro el ¨¢mbito en que ¨¦stas deben situarse. En primer lugar, sobre la legalizaci¨®n de Batasuna. Se ha apremiado tanto a ¨¦sta para que resuelva su situaci¨®n que puede parecer que basta que pasen por la ventanilla para que su problema quede solucionado. Y no debe ser as¨ª: ha de cumplir los requisitos que la ley establece. Es decir, condenar la violencia y marcar la distancia necesaria con ETA. En segundo lugar, sobre el inicio de las conversaciones. Han pasado ya cuatro meses desde que el Gobierno pidi¨® autorizaci¨®n al Congreso para iniciarlas. Es dif¨ªcil juzgar si se dan las condiciones. Lo que est¨¢ claro es que la situaci¨®n ha empeorado desde aquel momento. Una reuni¨®n oficial parece complicada despu¨¦s del robo de pistolas. Resulta necesario exigir a ETA una renovaci¨®n p¨²blica de su compromiso de fin de la violencia para que se pueda entrar en una negociaci¨®n en toda regla.

En fin, hay que extremar la prudencia. De nada sirve emitir se?ales a las que despu¨¦s ETA-Batasuna no responde. Como principio era positivo llevar el proceso de paz a las instituciones europeas. Pero una organizaci¨®n terrorista no es un interlocutor que act¨²e con lealtad y transparencia. Y ya se ha visto c¨®mo paga los gestos de buena voluntad. Se ha ido a Europa sin haber conseguido antes un consenso imprescindible, pensando en que as¨ª se allanaba el camino. ETA lo ha visto como una oportunidad. Y entre el oportunismo de los terroristas y la deslealtad del PP el costo de la experiencia ha sido demasiado alto.

A las complicaciones del proceso se suma la estrategia del PP de dificultarlo. Cuando el PP est¨¢ diciendo, sin el menor fundamento, que ETA est¨¢ ganando la partida no hace m¨¢s que insuflar energ¨ªa a los terroristas. Es una actitud lamentable, pero esto no quita que para que el proceso sea posible es fundamental la complicidad del PP. El Gobierno puede aducir con buenas razones que el PP no quiere, pero es su obligaci¨®n hacer todo lo posible y m¨¢s para que el partido opositor ceda en sus obsesiones. Porque sin la unidad entre ambos el proceso va indefectiblemente cojo. Y ETA obtiene ventajas absolutamente innecesarias.