Autores con dos lenguas, ?traducir o reescribir?
ALGUNOS ESCRITORES tienen la posibilidad, el privilegio, de escribir en dos lenguas con la misma facilidad, con id¨¦ntica riqueza de expresi¨®n. Estos autores biling¨¹es, que en la pr¨¢ctica han contado con dos lenguas maternas, dudan entre encargar las traducciones de sus libros a otras personas o bien sucumben a la tentaci¨®n de asumir ellos la traducci¨®n con el consiguiente riesgo de reescribir el texto. Se da incluso el caso de la mallorquina Carme Riera (1948), catedr¨¢tica de Filolog¨ªa Espa?ola en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que escribe sus novelas en paralelo, al mismo tiempo en catal¨¢n y en castellano. "Si me traiciono, me traiciono a m¨ª misma", comenta con iron¨ªa tras recordar que las peleas con su traductora al castellano fueron constantes. "Adem¨¢s era una amiga y prefer¨ª no perder la amistad", apostilla.
De todos modos, la opci¨®n de Carme Riera, ganadora del Premio Nacional de Narrativa en 1995 por Dins el darrer blau, no resulta habitual y muchos de los escritores que publican en catal¨¢n, en gallego o en euskera son partidarios de que profesionales de la traducci¨®n se encarguen de verter sus obras en un castellano que ellos conocen a la perfecci¨®n. Algunos, como el catal¨¢n Quim Monz¨®, encargan sus traducciones al castellano a otros colegas, en este caso a Javier Cercas. De hecho, son numerosos los autores que compaginan la creaci¨®n literaria con las traducciones.
Manuel Rivas (A Coru?a, 1957), con una narrativa que ha sido traducida a m¨¢s de 20 idiomas, declara que escribe originalmente en gallego porque fue "su primer amor", pero reconoce tambi¨¦n una relaci¨®n er¨®tica con el castellano. "Para m¨ª", afirma, "escribir responde a un deseo y ese impulso lo encuentro en los dos idiomas. Ahora bien, traducir significa, sin lugar a dudas, volver a escribir, y en esa medida representa para m¨ª un riesgo y a veces una insatisfacci¨®n volver a internarme en un texto". Rivas cita el ejemplo de un pasaje de En salvaje compa?¨ªa, con un caballo como protagonista en el que se plante¨® cambiar un fragmento al traducirlo al castellano.
"En definitiva", manifiesta el que fuera ganador del Premio Nacional de Narrativa en 1996 por ?Qu¨¦ me quieres, amor?, "me cuesta mucho ponerme el traje de traductor y por eso me inclino por un profesional que aborde la traducci¨®n con m¨¢s distancia. Desde hace a?os tengo una gran confianza en Dolores Vilavedra con sus traducciones de mis novelas al castellano". Rivas se r¨ªe cuando subraya su actitud sensorial ante la escritura y evoca la emoci¨®n que le produjo ver traducida La lengua de las mariposas al japon¨¦s. "No entend¨ªa nada, claro, pero era muy bonito ver escritas tus palabras con dibujos".
Otro Premio Nacional de Narrativa, que gan¨® la distinci¨®n en 1989 por Obabakoak, otro escritor biling¨¹e es el vasco Bernardo Atxaga (Asteasu, 1951). No obstante, no tienen nada que ver los problemas de verter una lengua romance a otra con las complejidades de traducir del euskera, "un idioma sin parientes en el ¨¢rbol ling¨¹¨ªstico", como destaca Atxaga. "Tengo dos lenguas maternas, pero son muy diferentes entre s¨ª. Baste decir que el relativo en castellano corre hacia la derecha y en euskera va hacia la izquierda. Entre uno y otro la traves¨ªa es como bordear el cabo de Hornos, si bien desde los tiempos de Obabakoak la situaci¨®n ha mejorado mucho en el Pa¨ªs Vasco. El cuerpo de traductores vascos ha crecido de tal modo que ya existen traducciones directas del chino al vasco". Atxaga admite la suerte de tener a su traductora al castellano, Asun Garikano, en la familia, al tiempo que sostiene que una traducci¨®n act¨²a como un espejo que lleva a la tentaci¨®n de perfeccionar hasta el infinito los textos. "Adem¨¢s un buen traductor est¨¢ obligado a un trasvase cultural m¨¢s que ling¨¹¨ªstico", observa.
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