'Quan plou per dalt'
En las ciudades se dan por satisfechos cuando les llueve encima. Cuatro calles inundadas y dan por terminada la sequ¨ªa. En el campo los agricultores valencianos saben que esta agua apenas sirve para limpiar la contaminaci¨®n de los coches. Lo importante es quan plou per dalt (cuando llueve por arriba), porque llena los pantanos y, sobre todo, los acu¨ªferos. Sin embargo, ahora, aunque por arriba diluvie, nadie conf¨ªa en aliviar la sed de un solo d¨ªa.
Ya lo dijo Pepe Pascual Fortea, presidente de los regantes del J¨²car, en un interesante art¨ªculo publicado en EL PA?S el pasado 7 de octubre. Las m¨¢s de cien mil hect¨¢reas plantadas en Albacete en la d¨¦cada de los ochenta han acabado con el acu¨ªfero de la Mancha Oriental y han reducido a casi nada la capacidad de recuperaci¨®n de r¨ªos y manantiales. No es la sequ¨ªa, no son los trasvases, es que han vaciado los acu¨ªferos. Algo que no se entiende en las ciudades aunque se queden sin agua de consumo y desespera a los agricultores que no tienen agua para el riego. Desde los romanos se sabe que no se deben atacar los acu¨ªferos, pero...
Y lo que peor llevan los agricultores valencianos es que todas las miles de hect¨¢reas plantadas en La Mancha y ahora previstas para Los Monegros, am¨¦n de agotar hasta la ¨²ltima copa de los correspondientes acu¨ªferos, s¨®lo sirven para cobrar la subvenci¨®n europea, porque la tierra salina nunca permitir¨¢ una agricultura productiva. Ser¨¢ una agricultura subvencionada, que, como mucho, generar¨¢ clases pasivas, pero nunca ser¨¢ competitiva, ni dar¨¢ de comer, ni generar¨¢ riqueza.
Por eso el cabreo hist¨®rico cuando exigen planificaci¨®n sostenible en el crecimiento econ¨®mico por la escasa disponibilidad de agua. ?Alguien tuvo en cuenta esa planificaci¨®n cuando permitieron tantas plantaciones en Albacete? En los ochenta alguien opt¨® por permitir la barbaridad y que tiraran mano al acu¨ªfero. Era un argumento positivo frente a la despoblaci¨®n de Castilla o de Arag¨®n. Pero agot¨® las reservas de agua. Y si alguna queda plantar¨¢n m¨¢s sand¨ªas y ladrillos verdes que nosotros, no tengan duda. Espero que Esteban Gonz¨¢lez Pons haga tambi¨¦n fotos de esta realidad en Albacete, Tarragona, Zaragoza o Murcia. O que las coja de Google, que las tienen por quinientos euros.
Nos hemos quedado en el debate sobre la propiedad del agua de superficie, sin entrar en discutir la propiedad del agua de los acu¨ªferos, que es donde est¨¢n (estaban) las reservas. Porque esa s¨ª que era nuestra. Nadie la discut¨ªa porque costaba sacarla, hasta que otros descubrieron que serv¨ªa para cobrar la subvenci¨®n y comprar un tractor m¨¢s grande. Pero desde la Primera Rep¨²blica el cantonalismo que hizo dimitir a C¨¢novas dej¨® claro que el uso del agua ha estado siempre en manos de quien ha tenido el poder. Y es evidente que en los ochenta Jos¨¦ Bono mandaba m¨¢s que Joan Lerma y se qued¨® con los acu¨ªferos. Ahora Maragall y Artur Mas mandan en Madrid m¨¢s que Camps y tienen prisionero el trasvase del Ebro. Ni acu¨ªferos ni trasvases.
Por todo eso y como la regeneraci¨®n del acu¨ªfero no tiene remedio ni con mil desaladoras, no cabe otra alternativa, de una vez por todas, que plantearse el final del ciclo agr¨ªcola que arranc¨® hace un poco m¨¢s de un siglo a la ribera del mar, donde todav¨ªa est¨¢n oxid¨¢ndose los pozos que serv¨ªan para regar con agua del acu¨ªfero. Ahora el debate ya no es la agricultura. Es comprobar si nos han dejado agua para la sand¨ªa verde.
La percepci¨®n del final se extiende entre los agricultores cuando ven a qu¨¦ precio est¨¢n vendiendo la fruta (no llega a diez c¨¦ntimos de euro el kilo) y la mayor conveniencia de dejar morir los ¨¢rboles a ver si sale un PAI. Por eso el que tiene dinero se va a plantar a Huelva o Portugal, donde nadie le quita el agua que necesita y puede competir en precio y calidad. Y si hay m¨¢s dinero, pues hay que irse a plantar sand¨ªas verdes o maduras a Marruecos o a Ruman¨ªa ?Ven ustedes? Ya est¨¢ hecha la planificaci¨®n del territorio.
www.jesusmontesinos.es
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