"Vivir aqu¨ª es morir a fuego lento"
Los habitantes de Clichy-sous-Bois, cuna de la revuelta urbana de 2005 en Francia, creen que los problemas sociales se perpet¨²an
Clichy-sous-Bois es una peque?a localidad situada entre cuatro autopistas, con avenidas bordeadas de ¨¢rboles y c¨¦sped que no llegan a ocultar bloques de edificios concebidos como jaulas para conejos. Est¨¢ muy mal comunicada aunque est¨¦ rodeada de v¨ªas r¨¢pidas, como olvidada de todos. Por no tener, no tiene ni comisar¨ªa y sus 30.000 habitantes disponen de 25 m¨¦dicos en total, un porcentaje muy inferior a la media francesa.
La religi¨®n musulmana parece ser la mayoritaria entre una poblaci¨®n abigarrada, en su mayor parte hija o nieta de emigrantes pero hoy con la nacionalidad francesa. "Vivir aqu¨ª es morir a fuego lento", comentaban varios j¨®venes encapuchados ayer mientras desfilaban en la manifestaci¨®n silenciosa en homenaje a los dos muchachos muertos hace justo un a?o, una tragedia que dio lugar a la oleada de revueltas.
El urbanismo de Clichy, con sus jardines, sus equipamientos deportivos, su lago y sus bosquecillos entre bloque y bloque de apartamentos, no es peor que el de otras muchas localidades de la llamada banlieue parisina. Fue concebido en una ¨¦poca de pleno empleo y mezclaba franceses de toda la vida con reci¨¦n llegados, trabajadores y clase media. La desindustrializaci¨®n y el descuido que recibe la vivienda social de parte de sus propios ocupantes ha ido degradando la zona. Los ciudadanos con m¨¢s dinero han buscado horizontes mejores y Clichy se ha ido empobreciendo. Hoy es una sucesi¨®n de fachadas descoloridas cuando no est¨¢n desconchadas.
La clase pol¨ªtica francesa o los medios de comunicaci¨®n, p¨²blicos y privados, han abordado con mucho cuidado la evocaci¨®n del aniversario de las violencias urbanas de 2005. Solo el soberanista y muy conservador Philippe de Villiers ha parecido querer tirar le?a al fuego al declarar: "Yo, en vez de apiadarme por los revoltosos de octubre 2005 prefiero pensar en sus v¨ªctimas". Villiers se refer¨ªa al fot¨®grafo que el mismo 27 de octubre de 2005 fue asesinado a golpes por un grupo de cuatro j¨®venes que quer¨ªa robarle la c¨¢mara. Fue un crimen sin significado aunque Villiers lo atribuye a "esa inmigraci¨®n incontrolada que reina en Francia desde hace treinta a?os".
Lo cierto es que la estigmatizaci¨®n que algunos hacen de los inmigrantes -es el fondo de comercio del ultraderechista Jean-Marie Le Pen pero tambi¨¦n de Villiers o, en otra clave, del ministro del Interior y futuro candidato presidencial Nicolas Sarkozy- es peligrosa dado que el 25% de la poblaci¨®n francesa tiene alguien de su familia directa -padres o abuelos- que es de origen extranjero. Algunas encuestas detalladas demuestran que el discurso de Sarkozy criminalizando los suburbios le priva de una parte importante del voto conservador al que podr¨ªa aspirar.
Sarkozy, liderando la obsesi¨®n por la represi¨®n como ¨²nico remedio, ha anunciado estos ¨²ltimos d¨ªas una bater¨ªa de medidas legales -no le importa pisarle el terreno al ministro de Justicia- pensada sobre todo para "castigar con mayor firmeza a quienes atacan a los representantes de la autoridad p¨²blica".
Adem¨¢s, prosiguiendo su cruzada en contra de lo que ¨¦l define como "jueces laxistas", quiere que se fijen "penas m¨ªnimas" para ciertos delitos, es decir, que los jueces no tengan la oportunidad de interpretar la aplicaci¨®n de penas y recurrir a menudo a la suspensi¨®n de la misma, tanto para evitar encarcelar a gente muy joven por delitos de poco relieve como para no contribuir a la ya dram¨¢tica superpoblaci¨®n carcelaria.
En ese sentido, el ministro Sarkozy quiere tambi¨¦n que la c¨¢rcel se aplique para los reincidentes desde que han cumplido los 16 a?os. El problema es que en esa l¨®gica del siempre m¨¢s, los delincuentes van a¨²n m¨¢s lejos que el ministro: "Entre los incendiarios del 2005, un 46% ten¨ªa entre 10 y 15 a?os".
Entre noviembre del a?o 2005 y este mes la polic¨ªa ha detenido a m¨¢s de 3.000 sospechosos de participar en actos de vandalismo urbano. De ese total, 1.077 son incendiarios, la mitad de los cuales se dedican a quemar coches. Las detenciones han ido seguidas en un 89% de los casos de presentaci¨®n del presunto delincuente ante el juez, pero s¨®lo un 9,5% de los mismos han merecido pena de c¨¢rcel.
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