Tras la pista del expolio nazi
Un pu?ado de detectives busca por el mundo obras robadas por Hitler para restituirlas a sus due?os
La caza empieza a veces con una foto. Una instant¨¢nea del apartamento de los abuelos, en blanco y negro, a?os veinte o treinta. Puede que en la imagen figure el abuelo tambi¨¦n. Puede que no. Da igual. Lo que importa aparece detr¨¢s, en una pared: el cuadro. Uno de los miles y miles confiscados por los nazis a sus leg¨ªtimos propietarios jud¨ªos. Incautados, y nunca devueltos.
Seis d¨¦cadas despu¨¦s de la ca¨ªda del r¨¦gimen nazi, la cantidad y el valor del material robado y no restituido sigue siendo incalculable. Para hacerse una idea de las dimensiones del problema, Holanda tramita actualmente la restituci¨®n de un lote de 4.217 obras custodiadas por instituciones p¨²blicas. Eso, s¨®lo en Holanda, y en centros p¨²blicos. Dif¨ªcil imaginar cuantos quedan en el resto del mundo, incluyendo las colecciones privadas. La cifra es el resultado de una expoliaci¨®n masiva, sistem¨¢tica, que formaba parte de la estrategia de aniquilaci¨®n total de la comunidad jud¨ªa y que habr¨ªa alimentado de paso el sue?o de Hitler de erigir el museo m¨¢s deslumbrante del mundo en Linz, Austria. Los fragmentos de ese sue?o perverso y roto est¨¢n todav¨ªa hoy dispersos en medio mundo.
Un 'klimt' restituido por Austria y subastado por 106 millones es el cuadro m¨¢s caro de la historia
Holanda tramita actualmente la restituci¨®n de 4.217 piezas de arte robadas
"Hay que crear entes espec¨ªficos que diriman estas controversias", dice Evelien Campfens
"Si no est¨¢s en la CIA o en la Mafia, te encuentro", dijo una vez un cazador de obras
La familia Cassirer impuls¨® mucho la difusi¨®n del movimiento impresionista
El valor de las obras en cuesti¨®n es igual de impresionante que su cantidad. Dentro del lote holand¨¦s, por ejemplo, figuran unas 200 obras de la colecci¨®n de Jacques Goudstikker, el comerciante de arte m¨¢s importante del pa¨ªs, antes de la invasi¨®n nazi, seg¨²n muchos expertos. Goudstikker huy¨® de Holanda el 14 de mayo de 1940, dejando un tesoro que fue incautado, en parte, por el propio Hermann G?ring, jerarca del r¨¦gimen nazi.
Entre las obras incautadas por los nazis y restituidas se encuentra el cuadro m¨¢s caro de la historia, el retrato Adele Bloch Bauer I, de Gustav Klimt. La obra formaba parte de un lote de cuadros restituidos por el Estado austriaco a Maria Altmann, la sobrina de Adele Bloch, quien lo vendi¨® en junio de 2006 en una subasta por 106 millones de euros. Otros cuatro cuadros de Klimt, que formaban parte del lote restituido, saldr¨¢n a subasta en la sede neoyorquina de Christie's el pr¨®ximo 8 de noviembre.
Sin embargo, si la expoliaci¨®n fue sistem¨¢tica, las restituciones son escasas. Lograrlas es muy dif¨ªcil. Incluso s¨®lo identificar la obra puede serlo. "A menudo las familias no tienen siquiera una foto del objeto. Huyeron como pudieron, o fueron deportadas. Hay que trabajar sobre un recuerdo, una vaga descripci¨®n del cuadro, a lo mejor el nombre del autor", dice Sophie Lillie, una historiadora del arte nacida en Viena hace 36 a?os. Y una vez identificada la obra, hay que encontrarla. A saber en qu¨¦ colecci¨®n privada ha acabado 60 a?os despu¨¦s...
Personas como Lillie se ocupan de averiguarlo. La austriaca es una cazadora profesional desde 1995. Su tarea es trazar la ruta desde la foto (o el recuerdo) hasta la actual ubicaci¨®n de la obra. Y luego, gestionar la restituci¨®n, en una carrera plagada de obst¨¢culos. Anne Webber es la co-directora de la Comisi¨®n Europea para la restituci¨®n del arte robado, un ente sin ¨¢nimo de lucro con sede en Londres que ayuda las familias en sus b¨²squedas y trabaja con las instituciones para estimular el proceso de devoluci¨®n. "El problema es que el proceso s¨®lo puede funcionar si las instituciones p¨²blicas son transparentes. En 1998, 44 pa¨ªses se comprometieron a publicar una lista con las obras de instituciones p¨²blicas adquiridas desde 1933 y sospechosas de haber sido confiscadas por los nazis. Pero muchos no lo han hecho. Espa?a, Francia e Italia entre ellos", dice.
La ausencia de controles rigurosos en las casas de subastas sobre la procedencia de las obras, tampoco ayuda.Por eso tambi¨¦n, pese a los esfuerzos, las restituciones no dejan de ser gotas en un oc¨¦ano.
Y eso que los esfuerzos son notables. Adem¨¢s de bucear a fondo en los archivos nazis, los cazadores viajan a un ritmo de v¨¦rtigo. Durante las dos semanas en las que este diario estuvo en contacto con ella para este reportaje, Webber viaj¨® por trabajo a cuatro pa¨ªses.
-Tiene usted una agenda de estrella del rock.
-Bueno, s¨ª [r¨ªe]... pero las citas no tienen tanto glamour y las acogidas no son siempre tan calientes como las de las estrellas del rock.
Y es que el nombre de gente como Webber suena a esperanza para muchas familias, pero a problema para museos y galer¨ªas.
M¨¢s all¨¢ de la actitud de centros p¨²blicos y privados, otro gran obst¨¢culo para los cazadores son las legislaciones. "Pese a que el problema del saqueo de bienes culturales por parte de los nazis es notorio, a menudo los reclamantes encuentran notables dificultades para recuperar su propiedad. Una raz¨®n es que muchos pa¨ªses europeos han decidido ignorar el derecho internacional respecto al status de este tipo de propiedad, y han permitido a los ladrones (o a aquellos que recibieron la propiedad del ladr¨®n) transmitir un t¨ªtulo valido a los compradores seg¨²n el derecho nacional". Qui¨¦n lo dice no es una asociaci¨®n de v¨ªctimas del Holocausto, sino un informe aprobado por el Parlamento Europeo en diciembre de 2003 con 487 votos a favor y 10 en contra.
Muchos son los pa¨ªses en los que el t¨ªtulo inv¨¢lidamente transmitido se valida con el tiempo, si no hay reclamaciones. Espa?a es uno de ellos. "Y es as¨ª pr¨¢cticamente en todos los pa¨ªses de la Europa continental", observa Evelien Campfens, secretaria de la Comisi¨®n de Restituci¨®n holandesa y abogada. En EE UU, en cambio, el t¨ªtulo no se subsana nunca. "Las diferencias de legislaci¨®n y de actitud hacen que, dependiendo de donde haya ido a caer un cuadro, puedes recuperarlo o no", se?ala Webber.
El diferente tratamiento evidencia el gran dilema: ?Hasta d¨®nde llega el derecho de las familias expoliadas? ?D¨®nde empieza el de quienes han adquirido los bienes de buena fe? Ese dilema es la clave de la lectura del caso que enfrenta en un tribunal californiano al ciudadano estadounidense Claude Cassirer con la Fundaci¨®n Thyssen y el Estado Espa?ol. Cassirer reclama la restituci¨®n de un cuadro del pintor impresionista Camille Pissarro, la Rue Saint Honor¨¦, despu¨¦s del medio d¨ªa. Efecto lluvia.
Cassirer tiene una foto. Es una imagen de la casa de su abuela. Con el Pissarro. "Mis abuelos tuvieron que cederlo para obtener visados y poder salir de Alemania", cuenta en una conversaci¨®n telef¨®nica desde San Diego. La familia Cassirer fue muy prominente en la Alemania anterior al nazismo, y hab¨ªa impulsado mucho la difusi¨®n del movimiento impresionista. Julius Cassirer, bisabuelo de Claude, obtuvo Rue Saint Honor¨¦ directamente de Pissarro y su agente. Gracias al cuadro, dice Claude, sus abuelos lograron huir a Inglaterra. ?l, en cambio, fue apresado en Francia. Estuvo detenido en campos en ese pa¨ªs y en Marruecos. Despu¨¦s del final de la guerra, se fue a Estados Unidos. "Sin un duro en el bolsillo", aclara.
Las circunstancias exactas por las que una obra dej¨® de estar en manos de la familia propietaria son un elemento clave para su restituci¨®n. En algunos casos el expolio es evidente. En otros, en apariencia, se registra una transacci¨®n, una venta por un precio. Pero: ?fue voluntaria? ?Por un precio real? La comprobaci¨®n es fundamental. En el caso del pissarro, los jueces del distrito central de California consideraron en el juicio de primera instancia cerrado el pasado 30 de agosto que el cuadro fue adquirido ilegalmente en 1939 por el marchante de arte Jacob Scheidwimmer, un agente del partido nazi, por el precio nunca pagado de 360 d¨®laresy dos visados.
Cassirer cuenta que su familia perdi¨® la pista del cuadro hasta que hace unos a?os se dieron cuenta de que se pod¨ªa admirar p¨²blicamente en el Thyssen. "Cuando lo descubrimos nos pusimos en contacto con las autoridades espa?olas para lograr una restituci¨®n amistosa. Lo intentamos durante a?os, con el Gobierno precedente y el actual. ?Pero ni quisieron tratar con nosotros!". De all¨ª que Cassirer, que tiene 85 a?os, decidiera llevar a juicio el asunto. "El derecho de EE UU establece que un t¨ªtulo que no ha sido transmitido v¨¢lidamente no se subsana por el paso del tiempo y nosotros creemos que el principio es aplicable al caso", explica el abogado de Cassirer, Stuart Dunwoody. Por mucho que uno adquiera un bien de buena fe, si ¨¦ste procede de un robo, siempre prevalece el derecho de qui¨¦n fue expoliado, incluso 60 a?os despu¨¦s. Pero en Espa?a no es as¨ª.
"El Estado espa?ol adquiri¨® la colecci¨®n del bar¨®n Thyssen en 1992, a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Thyssen. En aquel entonces se encarg¨® un informe jur¨ªdico que estableci¨® que todos los cuadros eran de propiedad del bar¨®n, leg¨ªtimamente suyos", explica Carlos Fern¨¢ndez de Henestrosa, director gerente de la Fundaci¨®n Thyssen, en cuyo patronato es mayoritario el Estado Espa?ol.
"Por lo tanto, consideramos que las leyes espa?olas amparan la operaci¨®n y que la propiedad de la Fundaci¨®n es indiscutible, 15 a?os despu¨¦s. En caso de adquisici¨®n de buena fe, la legislaci¨®n espa?ola establece que pasados tres a?os ninguna reclamaci¨®n es posible. Cinco en caso de mala fe" sigue Fern¨¢ndez de Henestrosa. "Nosotros creemos que los tribunales de EE UU no son competentes para juzgar en esta materia".
Pero, en primer grado, los jueces han rechazado la alegaci¨®n, declar¨¢ndose competentes. La argumentaci¨®n de la sentencia es compleja, pero un elemento clave es que la propiedad fue adquirida violando las leyes internacionales, en circunstancias que justifican la competencia estadounidense. "Ha habido una primera sentencia que no nos ha dado la raz¨®n y la hemos apelado", observa el director gerente de la Fundaci¨®n Thyssen. "Lo que no puede ser es que una fundaci¨®n, a la hora de actuar, tenga que preocuparse no s¨®lo de las leyes del pa¨ªs en el que tiene su sede, sino que tambi¨¦n de las de no se sabe bien cu¨¢ntos otros pa¨ªses. Hasta que la ONU no diga que todos estamos sometidos a las leyes anglosajonas, nosotros respetamos, nos atenemos y estamos amparados por las espa?olas", observa el director gerente de la Fundaci¨®n Thyssen.
Cassirer alega que Espa?a es un pa¨ªs firmante de convenciones internacionales estipuladas para facilitar la devoluci¨®n de obras robadas por los nazis. "Pero las convenciones establecen principios. Nosotros nos atenemos y estamos protegidos por leyes", responde Fern¨¢ndez de Henestrosa.
"Las legislaciones, efectivamente, son diferentes", comenta la holandesa Campfens. "La soluci¨®n al problemano es intentar uniformarlas, sino que los Estados creen entes espec¨ªficos para dirimir las controversias del sector seg¨²n criterios diferentes de los de la legislaci¨®n normal". La Comisi¨®n holandesa act¨²a por lo tanto sobre la base de "criterios morales m¨¢s que de derecho civil".
Eso no impide que tocar el derecho del comprador de buena fe sea muy dif¨ªcil. "No cabe duda de que en algunos casos el derecho est¨¢ en dos partes. Por ello es importante saber encontrar soluciones equitativas. Pero eso vale para el sector privado. Las instituciones p¨²blicas, en cambio, reflejan los valores de la sociedad, que no aceptan que algo robado permanezca en posesi¨®n p¨²blica. Por eso colecciones publicas en todo el mundo han devuelto obras robadas por los nazis desde 1998", observa Webber.
Pero algo en el mercado del arte est¨¢ cambiando. Christie's y Sotheby's han modificado su actitud y ahora "tienen departamentos especializados en ese tipo de controles", subraya Lillie. Y Webber a?ade: "el resto del mercado tiene que hacer lo mismo".
Detectives de arte
Cazar obras robadas por los nazis es un trabajo que exige cualidades de historiador, detective y diplom¨¢tico. "Pero quiz¨¢, por encima de todo, paciencia. Un caso puede necesitar a?os de investigaciones", cuenta Sophie Lillie, la historiadora austriaca que actualmente gestiona la restituci¨®n del retrato de Ria Munk, de Klimt. "Es fundamental saber bucear semana tras semana en archivos enormes, desordenados y polvorientos. Los nazis, por suerte, ten¨ªan una verdadera man¨ªa en registrar todo. Confiscaban y anotaban. Vend¨ªan y contabilizaban. Eso ayuda a seguir el rastro de los objetos".
Si en el pasado ayudan los archivos nazis, en el mundo contempor¨¢neo las personas tambi¨¦n dejan muchas huellas. "Si no est¨¢s en la CIA o en la Mafia, te encuentro", dijo una vez Clemens Toussaint, otro cazador independiente, autor de la recuperaci¨®n de un importante cuadro de Kazimir Mal¨¦vich, composici¨®n suprematista. Tras su restituci¨®n, la obra se subast¨® por unos 13 millones de euros.
Los cazadores profesionales cobran normalmente en raz¨®n del tiempo trabajado. Tambi¨¦n hay quienes piden como retribuci¨®n un porcentaje de la obra recuperada. Si fallan, el cliente no desembolsa ni un euro.
Hay, por otra parte, entes sin ¨¢nimo de lucro como la Comisi¨®n Europea para la Restituci¨®n del Arte Robado por los Nazis. El ente ayuda a las familias, pero tambi¨¦n ejerce presi¨®n sobre instituciones para obtener mayor transparencia y colaboraci¨®n.
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