Auge cultural en el octubre valenciano

Dos grandes acontecimientos culturales marcan el oto?o valenciano. De un lado, la entrega de los galardones Jaime I, que este a?o ha celebrado su XVIII edici¨®n con la presencia de la reina Sof¨ªa y la ministra de Agricultura (cultura al fin y al cabo). De otro, los XXXV Premis Octubre, que ya han alcanzado su granada madurez. No diremos que compiten, en el orden medi¨¢tico, aunque as¨ª pueda parecer, pues se concibieron con muy distintos prop¨®sitos, patrocinios y, obviamente, se orientan hacia diferentes p¨²blicos, aunque ambos condensan en la ciudad de Valencia mientras acontecen el inter¨¦s de sus respectivas audiencias, ya sean la espa?ola o la catalana.

En esta ocasi¨®n, ni siquiera los Jaime I, no obstante su oficialismo y asepsia, se han podido hurtar a la presi¨®n del problema urban¨ªstico que gravita sobre la Comunidad y dos de sus galardonados, distinguidos precisamente por la protecci¨®n al medio ambiente, uno, y el urbanismo, paisaje y sostenibilidad, el otro, se han referido al mentado asunto en t¨¦rminos matizados, pero cr¨ªticos. Han mentado el "desorden", el "descontrol", "descoordinaci¨®n" y "destrucci¨®n del paisaje". Invocar la especulaci¨®n desaforada, la imprevisi¨®n o complicidad pol¨ªtica quiz¨¢ hubiese chirriado un tanto en tan solemne ceremonia. Pero se les entendi¨® todo.

Acaso para mitigar esta especie de cilicio que es la reiterada evocaci¨®n del ladrillar que tapiza el territorio m¨¢s mollar del pa¨ªs, el presidente Francisco Camps puso el ¨¦nfasis en el cap¨ªtulo de las inversiones presupuestarias en universidad y formaci¨®n, que aumentar¨¢n un 17 % con respecto a las de este a?o. Una buena noticia que todav¨ªa ser¨ªa prematuro interpretar como un sesgo en la pol¨ªtica al uso caracterizada por los dispendios m¨ªticos e ilusorios, un sesgo necesario para recuperar el tiempo perdido, la distancia que en este apartado de la investigaci¨®n y conocimiento nos separa de la media espa?ola y europea, as¨ª como para alentar por esta vertiente a la remisa iniciativa privada ind¨ªgena.

Adem¨¢s, y simult¨¢neamente, est¨¢n los otros premios, los Octubre, que en cada edici¨®n ganan m¨²sculo y ambici¨®n. No ha de extra?arnos que constituyan el hito anual m¨¢s importante del panorama cultural catal¨¢n, y obviamente valenciano. El programa de la fiesta -de las letras y de los debates- arranc¨® en la ma?ana del mi¨¦rcoles pasado y se cerr¨® anoche con la tradicional cena de clausura y entrega de premios, los acreditados Joan Fuster, de ensayo, Vicent A. Estell¨¦s, de poes¨ªa, Ram¨®n Barnils de periodismo, as¨ª como los de narrativa y teatro. Su dotaci¨®n, como cabe suponer, no alcanza la de los antes glosados, pero andan bien equipados de prestigio.

Esta edici¨®n de los Premis ha sido tan especial que sin duda se constituir¨¢ en una efem¨¦ride urbana y cultural. A la par con los cuatro congresos desarrollados y las numerosas conferencias que, con otros actos, han nutrido el programa, se ha inaugurado el Centre de Cultura Contempor¨¤nia Octubre en el admirablemente rehabilitado edificio que fue sede de El Siglo Valenciano, el que fuera gran almac¨¦n rendido al tsunami de las nuevas mercadotecnias e imperios comerciales. Dif¨ªcilmente podr¨ªa haber imaginado nadie que, sometido a una severa cirug¨ªa arquitect¨®nica, se sobreviviera sin desnaturalizarse, convirti¨¦ndose en un foco cultural llamado a tener gran proyecci¨®n dinamizadora sobre la ciudad y el pa¨ªs.

Por dem¨¢s est¨¢ anotar que el inter¨¦s informativo de los medios p¨²blicos -digamos auton¨®micos- de comunicaci¨®n se ha polarizado en el primero de los episodios culturales comentados. Comprendemos la proclividad hacia el fasto oficial, pero nos resulta escandalosa la marginaci¨®n -mera reverberaci¨®n franquista-, cuando tan variado, talentudo y acreditado es el universo humano e intelectual que movilizan estos Premis Octubre, verdadera fiesta del pensamiento y tambi¨¦n, si se quiere, de diferentes opciones pol¨ªticas troncalmente relacionadas. ?O acaso son ileg¨ªtimas? Mientras este trato desigual perdure, el d¨¦ficit democr¨¢tico se agranda. Claro que al PP parece que eso se la trae al fresco.