Patapam
ABRES EL PA?S EL LUNES y... patapam: Islandia vuelve a matar ballenas por razones comerciales. Se acab¨® la moratoria.
-La semana no puede empezar peor -dice una ballena a otra.
-Con lo rico que est¨¢ el bonito en escabeche, jod¨ªos islandeses. Pod¨ªan cazar gorriones.
Las ballenas se encuentran ante un dilema complicado: cuando son pocas, las respetamos, y nadie las mata. Pero en cuanto son suficientes, las volvemos a matar. Es decir, que su ¨²nica posibilidad de sobrevivir sin agobios es vivir sin reproducirse. Vivir sin sexo. ?Eso es vida?
Las ballenas piensan que no, se reproducen y... patapam, all¨¢ que vamos a matarlas. Un estr¨¦s.
Esta relaci¨®n entre sexo y muerte acabar¨¢ desarrollando un esp¨ªritu melanc¨®lico en las ballenas, y no habr¨¢ quien pruebe su aceite. Nos quedar¨¢n ensaladas tristes. (Les quedar¨¢n a los islandeses. A los dem¨¢s, con echarnos aceite de oliva, asunto resuelto. Pero ¨¦ste es un problema menor. El problema gordo es el sexo de las ballenas). Por l¨®gica, son animales que dif¨ªcilmente pueden copular a escondidas. S¨ª hay ballenas que lo intentan. Dicen: vamos a un rinc¨®n, que no nos vean los islandeses. Pero estamos hablando de unas dimensiones que no son normales. Un pene de ballena... Uf. Podemos estar hablando de tres o cuatro metros. Muy dif¨ªcil pasar desapercibido, muy dif¨ªcil.
La relaci¨®n de sexo y muerte acabar¨¢ en un esp¨ªritu melanc¨®lico en las ballenas, y no habr¨¢ quien pruebe su aceite
Las ballenas se van al arrecife y dicen: venga, al tran tran, que no nos vean los islandeses, que no nos vean los islandeses.
Pero qu¨¦ va. Es m¨¢s dif¨ªcil esconder dos ballenas que una reuni¨®n de pol¨ªticos catalanes. ?Qu¨¦ sentido adulterino de la pol¨ªtica hay en Catalunya! (se habr¨¢n dado cuenta de que la ligaz¨®n es algo forzada; yo tambi¨¦n lo veo). Se descubre que hubo una reuni¨®n entre Mas y Rajoy... y patapam. En seguida se sabe que hubo otra reuni¨®n entre Mas y Montilla. Tambi¨¦n en secreto. Pasi¨®n de catalanes.
-?V¨¢monos al arrecife, Mas!
-No puedo, que estoy con Rajoy.
Mucho estr¨¦s en la pol¨ªtica catalana, tambi¨¦n.
Por lo dem¨¢s, la semana nos deja una pregunta grave: ?por qu¨¦ llamamos urbanismo salvaje a urbanizar sin control? Lo propiamente salvaje es no urbanizar. Como Tarz¨¢n, que ten¨ªa una casita en la copa de un ¨¢rbol, no 15.000 adosados y tres campos de golf. El urbanismo en Espa?a no es nada salvaje. Los salvajes son los urbanizadores, que ven un cacho de campo y... patapam. Dicen: "?Andaua!". Te suben una urbanizaci¨®n. No es que se pasen siete pueblos. Es que construyen siete pueblos. (Y un motel: La Ballena Feliz. De conserje, un jubilado island¨¦s). Lo curioso es que, mientras no salga en los peri¨®dicos, la corrupci¨®n urban¨ªstica no est¨¢ en la agenda pol¨ªtica. Pero sale una semana seguida de esc¨¢ndalos urban¨ªsticos y... patapam. El PSOE presenta un dec¨¢logo. ?Qu¨¦ tiempos aqu¨¦llos, cuando los socialistas acusaban al PP de gobernar a golpe de telediario! Claro que m¨¢s asombroso resulta que Mariano Rajoy diga que la corrupci¨®n urban¨ªstica no afecta al Partido Popular, que s¨®lo al Partido Socialista. Hay veces que oyes a Mariano Rajoy y... patapam, te caes de espaldas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.