Bilbao no logra salvar su caf¨¦
A pesar de los intentos de vecinos, pol¨ªticos e intelectuales por mantenerlo, el Boulevard cierra sus puertas tras 135 a?os de historia
Una cena, la ¨²ltima, apurar¨¢ en la noche del d¨ªa 31 de octubre los ¨²ltimos minutos del Caf¨¦ Boulevard, nacido en 1871. Un men¨² largo y elaborado, como merece tal luctuosa ocasi¨®n, preparado por Aitor Basabe, cocinero del restaurante Arbolaga?a del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Una cena a la que se ha podido apuntar, hasta completar el aforo, quien lo ha deseado. Fin de 135 a?os de historia.
El caf¨¦ m¨¢s antiguo de la capital vizca¨ªna desaparece, no por la falta de inter¨¦s de sus actuales gestores en prorrogar la concesi¨®n, sino por intereses inmobiliarios que a¨²n no se sabe en qu¨¦ acabar¨¢n.
El final del Boulevard ha logrado lo que parec¨ªa imposible: la unanimidad entre los pol¨ªticos. Porque no ha habido voces discordantes en reclamar que permaneciera abierto. El Ayuntamiento de Bilbao ha hecho todo lo que ha estado en su mano. Adem¨¢s de respaldar a la empresa que actualmente lo gestiona, Caf¨¦s Unidos, S. A., y que se encarga tambi¨¦n del Caf¨¦ Iru?a y de La Granja, este lunes la Sociedad municipal Urban¨ªstica para la Rehabilitaci¨®n, Surbisa, incrementar¨¢ su grado de protecci¨®n art¨ªstica al m¨¢ximo posible. As¨ª, del local apenas se puede modificar nada. Desde luego, no la estructura, en dos alturas, ni las columnas, ni las vidrieras, pero tampoco los espejos, los pasamanos o la barra del bar. Con esta medida, pretende el equipo municipal dificultar el que la lonja pueda dedicarse a otros usos que no sean de restauraci¨®n.
"Lo m¨¢s precioso del Boulevard no es el continente, que lo es, sino el contenido, el esp¨ªritu del caf¨¦"
Sin embargo, para los actuales arrendatarios la posibilidad de seguir ah¨ª est¨¢ cerrada. "Nosotros est¨¢bamos dispuestos a seguir e incluso a comprar el local. No entendemos porqu¨¦ no aceptan nuestra propuesta. Nos gustar¨ªa que la inmobiliaria lo reconsidere", ped¨ªa hace una semana Marino Montero, relaciones p¨²blicas del Boulevard, La Granja y el Iru?a.
Su grupo rescat¨® "todas las piezas originales que pudo" cuando reabri¨® el local en 1989, despu¨¦s de que permaneciera cerrado desde que sus primigenios due?os lo vendieran en 1979 y sus valiosas piezas de decoraci¨®n art-dec¨® se vendieran tambi¨¦n a distintas pesonas. No todo se recuper¨® en la recompra, pero muchos de los objetos que han decorado hasta ahora el Boulevard lo han hecho desde 1871. Todo ello se conservar¨¢, cualquiera que sea la empresa que instale en la lonja.
Con el Boulevard se va tambi¨¦n su apuesta por determinadas actividades. Porque el Boulevard, como dicen muchos de sus defensores, era un lugar de reuni¨®n y a ello dedicaba buena parte de la semana: los martes, tertulia po¨¦tica, los viernes, tango; tambi¨¦n se celebraban exposiciones de pintura y una docena de grupos culturales ten¨ªan al caf¨¦ como punto de encuentro. "Es un negocio privado que ha estado haciendo una especie de mecenazgo", asegura Montero, que resalta que lo m¨¢s precioso del Boulevard no es "continente", a¨²n si¨¦ndo precioso, sino "el contenido, el esp¨ªritu del caf¨¦".
La catedr¨¢tica de Deusto Mar¨ªa Jes¨²s Cava se remite a la "recuperaci¨®n de los caf¨¦s" que ella ha percibido en Europa. "He visto en Berl¨ªn, en Budapest o en Par¨ªs recuperar viejos caf¨¦s. Son una tradici¨®n, hay tantas p¨¢ginas de literatura alrededor de ellos. Yo, por ejemplo, no concibo la plaza de la ?pera de Par¨ªs sin el caf¨¦ de La Paix", comenta. Para ella, el Boulevard es "un lugar de memoria".
Pedro Barea, profesor de la UPV y cr¨ªtico teatral, cree que el cierre del Boulevard es el "resultado de un mecanismo de especualci¨®n, ya que un minuto de cliente sale car¨ªsimo". Y va m¨¢s all¨¢: "Parte de la culpa de lo que le est¨¢ sucediendo, la tiene gente que ahora protesta, como el alcalde". Barea se duele de que desaparezca "un lugar de reuni¨®n".
Un trozo de nuestro ser
"Lugar de encuentro, de espera de recogida, momentos de inspiraci¨®n, parte de nuestro botxo, parte de nosotros. As¨ª escribe el m¨²sico Kepa Junkera en su adi¨®s al Caf¨¦ Boulevard de Bilbao. Este es uno de los m¨¢s de 10.000 testimonios recogidos durante dos semanas en un buz¨®n instalado en el local. Unos tarjetones han estado a disposici¨®n de quien deseara escribir lo que el Boulevard significa en su vida.
"Los que somos bilba¨ªnos y sentimos el bilbainismo no podemos consentir que nos quiten un trozo de nuestro ser. A este paso no nos va a quedar nada por suprimir", afirma el pintor I?aki Garc¨ªa Erg¨¹¨ªn.
"En los espejos del Caf¨¦ Boulevard me veo reflejado de ni?o. Quisiera seguir haci¨¦ndolo", pide el escritor Juan Bas.
I?aki Uranga, del grupo El Consorcio, habla en nombre de toda su familia: "La vinculaci¨®n de la familia Uranga con el Boulevard se remonta a nuestra propia infancia, ya que ten¨ªamos la suerte de vivir pr¨®ximos a ¨¦l. Mi padre nos inculc¨® un cari?o entra?able hacia este bilbain¨ªsimo local. El Boulevard es mucho m¨¢s que un caf¨¦, es parte de nuestra historia. Si llegara a desaparecer, con ¨¦l morir¨ªamos todos un poco".
El periodista Calos Bacigalupe, autor de un libro sobre los caf¨¦s de la capital vizca¨ªna s¨®lo puede gritar con letra escrita: "?Qu¨¦ no me quiten un trozo de mi Bilbao!".
Estos testimonios pasar¨¢n a formar parte de los fondos del Museo Hist¨®rico Vasco.
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