Lanzar teor¨ªas a bocajarro
El programa de visitas guiadas al Museo Picasso M¨¢laga alienta el pensamiento cr¨ªtico sin olvidar el placer
Sumergidos en el mutismo de los cuadros, aparece Elena Aparicio y todo se transforma. Gesticula sin freno. Bufanda bohemia y maneras de actriz, en segundos se pone al tim¨®n. Tiene a su grupo absorto y el cielo ganado. "Rabia, dolor, ruptura, cortes" (Le sugieren). "mmmm, mmmm", (Aparicio saborea)... "Y mucho sufrimiento. Del pintor y de la modelo. Pintado en el a?o 1937... ?qu¨¦ est¨¢ pasando en Espa?a por entonces?", inquiere a su alrededor.
A su alrededor s¨®lo se ven caras atentas, a ratos at¨®nitas, siempre curiosas. Pendientes de cualquier pista, sugerencia o met¨¢fora que surja entre los cuadros y ellos. Una tarde quieta de jueves de oto?o, el grupo de visitantes del Museo Picasso M¨¢laga (MPM) recorre con parsimonia la exposici¨®n temporal Musas y modelos. Son 66 obras con retratos donde el pintor volc¨® toda la carnalidad e inspiraci¨®n que sus mujeres le provocaron. Quince personas saborean las obras y rodean a Aparicio para que ella les tire de la lengua con tacto. "?Qu¨¦ podr¨ªa estar pasando aqu¨ª?", pregunta. "Est¨¢ arrugada y el papel tambi¨¦n. Los ojos se han convertido en l¨¢grimas", contesta una mujer de acento argentino con tono solemne. "Esa mujer dej¨® de ser una musa, o Picasso la estaba dejando", a?ade otro. Est¨¢n ante el retrato La mujer que llora, inspirada en su compa?era la fot¨®grafa Dora Maar.
Sin saberlo, los visitantes ponen en pr¨¢ctica las estrategias de pensamiento visual, una t¨¦cnica que ofrece el Departamento de Educaci¨®n del museo para desarrollar el pensamiento cr¨ªtico sin olvidar el placer. Es un bombardeo de sugerencias y visiones de grupos de espectadores, que ante el cuadro dicen los asertos m¨¢s rigurosos y a veces disparatados. Todo cabe en una hora de disparos verbales. Los seis miembros del departamento, creado con la inauguraci¨®n del museo en 2003, buscan contrarrestar el bombardeo de im¨¢genes de la vida diaria, fomentar la argumentaci¨®n de las im¨¢genes y entablar un di¨¢logo, esa experiencia cada d¨ªa m¨¢s inusual entre las paredes de un museo. "Hay que romper con el planteamiento de pante¨®n eclesi¨¢stico para el museo", anima la gu¨ªa. Al grupo se ha sumado el escritor Jos¨¦ Antonio Garriga Vela, que coincide con el juicio de Aparicio. "La visita desmitifica la rigurosidad del museo con su enfoque. Me sorprendi¨® c¨®mo la visita rompe con el miedo y la seriedad que provoca el silencio entre sus cuadros".
En la sala dedicada a Jacqueline, los visitantes se toman su trabajo de s¨²bitos cr¨ªticos a¨²n m¨¢s en serio. "Por favor, ?c¨®mo est¨¢ esta chica?" "?Desnuda! Relajada. Con los pechos abiertos. Es una persona jugosa, voluminosa. Todo es grande y las manos parecen alas...". El retrato combina grises luminosos, rojizos, y conserva la fuerza que transmit¨ªa a¨²n el artista con 90 a?os a sus espaldas. "No da la impresi¨®n de alegr¨ªa. Es extra?o, inc¨®modo, con la lujuria a veces presente, sin pudor", desvela un chico.
En Espa?a la Fundaci¨®n La Caixa fue pionera en romper el planteamiento tradicional europeo con una experiencia interactiva que involucra mucho m¨¢s al espectador hacia la obra, en ausencia de un creador que le llame la atenci¨®n y resalte su valor. "Queremos que se ponga de relevancia el matiz, y destacar que no hay una sola interpretaci¨®n de las obras. Cuando vienen muchos visitantes alegan que no entienden, o que es muy raro", resalta Luc¨ªa V¨¢zquez del departamento de Educaci¨®n.
Esta apertura hacia nuevos p¨²blicos fue una de las prioridades del museo desde su creaci¨®n. El mayor fil¨®n es sin duda la incorporaci¨®n de vecinos de los pueblos de la provincia. Ancianos que no hab¨ªan pisado un museo en su vida. "Vienen como infravalor¨¢ndose porque nunca hab¨ªan estado en un museo. Pero luego ves que acaban por sentirse c¨®modos y es muy satisfactorio", relata V¨¢zquez sobre el convenio firmado con la Diputaci¨®n de M¨¢laga. Las visitas tambi¨¦n acogen acentos dispares gracias al departamento de Educaci¨®n. Al p¨²blico extranjero habitualmente numeroso, se le suman los residentes en M¨¢laga que acuden a las escuelas para aprender castellano, y que aprovechan su visita para desplegar ese vocabulario ilustrado normalmente reservado para las tesis.
"La gente tiene mucha sensibilidad. Cuando les dejas hablar, descubres nuevas sorpresas en cada obra". V¨¢zquez se?ala c¨®mo los adultos, pero tambi¨¦n los ni?os, llegan a desvelar secretos e interpretaciones de las intenciones de Picasso debido a su libertad de interpretaciones. Los ciegos que acuden a las visitas disfrutan de las obras gracias a las explicaciones de sus acompa?antes, y por eso es vital que la participaci¨®n de los visitantes sea animada y descriptiva a un tiempo.
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