Un libro recuerda el fusilamiento en V¨ªznar del rector Salvador Vila
"No s¨¦ por qu¨¦ le mataron. Supongo que por pensar de forma diferente, porque no creo que hiciera da?o a nadie". Este pensamiento ha acompa?ado a lo largo de toda su vida a Miguel Vila, que perdi¨® a su padre cuando s¨®lo ten¨ªa tres a?os, tres a?os por los que circularon el sabor amargo de la orfandad y del exilio.
En la madrugada del 22 al 23 de octubre de 1936, despu¨¦s de pasar la noche en la finca Las Colonias (Granada), ese lugar macabro al mando del capit¨¢n Nestares en el que los que iban a ser fusilados percib¨ªan el fr¨ªo de la noche y un silencio monstruoso tan s¨®lo interrumpido por la llegada de camiones con nuevos prisioneros; Salvador Vila, rector de la Universidad de Granada hasta que fue relevado por la nuevas autoridades franquistas en abril de 1936, fue fusilado junto a otros 28 hombres y arrojado a una fosa com¨²n en el Barranco de V¨ªznar.
70 a?os despu¨¦s del asesinato, una placa recuerda al intelectual en el paraje bajo el que permanecen sus restos, despu¨¦s de que su cuerpo fuera acribillado a balazos por orden directa de Franco, que quer¨ªa vengarse de ese modo de Miguel de Unamuno, que hab¨ªa tomado una direcci¨®n ideol¨®gica que no satisfac¨ªa al general.
En palabras de Mercedes del Amo, autora de Salvador Vila, el rector fusilado en V¨ªznar, un libro editado por la Universidad de Granada que acaba de alcanzar su segunda edici¨®n, "las fechas hablan por s¨ª solas: el 6 de octubre Unamuno habl¨® con Franco, le pidi¨® la libertad de dos amigos y critic¨® sus m¨¦todos represivos, Vila fue detenido el 7 del mismo mes; el d¨ªa 12, d¨ªa de la Hispanidad, ocurrieron los sucesos del Paraninfo, el d¨ªa 22 Unamuno es cesado como rector por una orden firmada personalmente por Franco y en la madrugada del d¨ªa 23 es fusilado Vila, cuya vida hab¨ªa permanecido salvaguardada hasta ahora por el maestro y amigo".
La cr¨®nica de los ¨²ltimos d¨ªas de Vila constituye una serie de intrigas que resultan complejas y angustiosas. Los sucesos del Paraninfo del 12 de octubre de 1936 a los que se refiere la autora no son otros que los relacionados con el famoso discurso que Unamuno pronunci¨® en Salamanca con motivo de la inauguraci¨®n del curso acad¨¦mico, acompa?ado por Carmen Polo de Franco y por el General Mill¨¢n Astray. Aquel d¨ªa, despu¨¦s de un discurso, alguien lanz¨® el grito legionario "viva la muerte", a lo que Unamuno contest¨®: "Aqu¨ª donde estamos es el templo del intelecto. Vosotros sois los que profan¨¢is sus sagrados recintos: vencer¨¦is porque ten¨¦is la fuerza bruta, pero no convencer¨¦is, porque para convencer tendr¨ªais que persuadir, y para persuadir no ten¨¦is lo que hace falta: la raz¨®n y el derecho". Miguel de Unamuno acababa de firmar su sentencia de muerte y la de su alumno, Salvador Vila, que le fue siempre fiel y que desde hace tiempo estaba en el punto de mira de los franquistas, al igual que lo estuvieron Federico Garc¨ªa Lorca o el alcalde socialista de Granada y cu?ado del poeta Manuel Fern¨¢ndez Montesinos, que tambi¨¦n fueron fusilados.
Como afirma Mercedes del Amo en su libro, sobre la familia del rector Vila se ceb¨® la ¨¦poca de los fascismos europeos. Salvador se cas¨® con Gerda, una jud¨ªa alemana de la burgues¨ªa berlinesa, cuya familia sufri¨® la persecuci¨®n nazi de los primeros a?os treinta. Despu¨¦s, tras refugiarse en Granada vino el franquismo, que acab¨® con la vida de Salvador y que pudo haber arrastrado a la muerte tambi¨¦n a Gerda, de no haber sido por la intermediaci¨®n del m¨²sico Manuel de Falla.
Salvador, nacido en Salamanca, obtuvo muy joven un importante reconocimiento acad¨¦mico que concluy¨® con su nombramiento como rector de la Universidad de Granada. El d¨ªa en que fue fusilado lo segu¨ªa siendo de manera leg¨ªtima, aunque su antecesor, cercano a las ideas de quienes patrocinaron el levantamiento, hab¨ªa sido nombrado de nuevo en su lugar.
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