Una elefanta ante el espejo
Los paquidermos tienen autoconsciencia, como chimpanc¨¦s y delfines
?C¨®mo sabremos si un robot es consciente? Un programador le someter¨ªa al test de Turing, que consiste en parecer un humano por correo electr¨®nico. Pero un zo¨®logo le pintar¨ªa un lunar sobre una ceja y le pondr¨ªa ante un espejo: en el mismo instante en que el robot se toque el lunar, demostrar¨¢ que es consciente. Y m¨¢s a¨²n: autoconsciente, propietario de un yo.
La autoconsciencia es casi inexistente en la naturaleza. Hasta ayer s¨®lo se conoc¨ªa en los cuatro primates m¨¢s cercanos a nosotros y en los delfines. Pero los elefantes se suman hoy a ese selecto grupo (PNAS, edici¨®n electr¨®nica). El experimento que lo ha demostrado es tan simple y elocuente como el del robot. Llevarlo a la pr¨¢ctica es otra historia.
'Happy' se toc¨® 47 veces con la trompa una marca que le hab¨ªan hecho en la ceja
Joshua Plotnik, de la Universidad de Emory, y Diana Reiss, del Aquarium de Nueva York, se han plantado en el zoo del Bronx neoyorquino con un espejo de 2,44 por 2,44 metros -jumbo-size, como dicen ellos- y se lo han regalado a las elefantas asi¨¢ticas Happy, Maxine y Patty, que nunca hab¨ªan visto un objeto semejante.
Sus reacciones han sorprendido a los cient¨ªficos, pero no por ins¨®litas, sino porque parec¨ªan calcadas de las que se hab¨ªan descrito antes en chimpanc¨¦s y delfines, que por otro lado son las mismas que van exhibiendo los beb¨¦s a medida que progresan: escrutar el espejo por delante y por detr¨¢s, y luego empezar a hacer el tonto para comprobar si el otro hace lo mismo, como en la famosa escena de Sopa de ganso, el cl¨¢sico filme de los hermanos Marx.
Maxine y Patty llegaron hasta ah¨ª. Happy resolvi¨® adem¨¢s el problema de la marca en la ceja: hasta 47 veces se la toc¨® con la trompa despu¨¦s de mirarse en el espejo.
Saber que el tipo al otro lado del espejo es uno mismo es una de las m¨¢s altas funciones mentales de nuestro cerebro, y una de las m¨¢s importantes. Los psic¨®logos la llaman MSR (por mirror self-recognition). El gran Locke se dio cuenta hace tres siglos de que, sin eso, no hay manera de hacer a nadie responsable de sus actos: sin espejos no hay moral.
La MSR viene a ser el significado de la primera persona del singular. Sobre su repetici¨®n frecuente se va desarrollando nuestra identidad de individuos. Lo dem¨¢s son muchedumbres, o manadas. La sociedad ser¨ªa imposible sin la empat¨ªa, nuestra capacidad para ponernos en la piel del otro, y mal podr¨ªamos hacerlo sin ponernos antes en la nuestra.
Lo primero que hizo Happy cuando le pintaron la marca en la ceja fue irse derecha al espejo. Luego se apart¨® y no hizo nada durante nueve minutos. S¨®lo despu¨¦s de esa meditaci¨®n volvi¨® al espejo, en docenas de ocasiones. Y cada vez se llevaba la trompa a la ceja marcada. Y eso que Plotnik y Reis le cambiaban la marca de una ceja a otra cada d¨ªa. Cosas de los humanos, pensar¨ªa Happy.
Plotnik y Reis, que firman el trabajo con el ec¨®logo y evolucionista Frans de Waal, de la Universidad de Columbia de Nueva York, piden a sus colegas que intenten reproducir sus resultados con otros elefantes, sean asi¨¢ticos o africanos, porque Happy sigue mir¨¢ndose al espejo todos los d¨ªas, pero ya se ha aburrido del tema de las crucecitas y no hay quien la haga colaborar con el experimento.
Los fil¨®sofos y los evolucionistas tienen un alto concepto de la autoconsciencia, fundamento de la identidad personal y de la responsabilidad moral: una de las m¨¢s altas jerarqu¨ªas en los escalafones del cerebro. Cuando un ordenador la alcance nos bastar¨¢ un espejo para saberlo. Pero ese espejo s¨ª que va a ser jumbo-size.
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