Atrapar a un ¨¢ngel
Melania G. Mazzucco trata de capturar en 'Ella, tan amada' la esencia de la escritora Anne
"Una y otra vez, interrumpida por lo oscuro y la ca¨ªda, / brillaba ella terrena. Hasta que tras terribles golpes / franque¨® el portal abierto, sin consuelo". Los versos del n¨²mero 24 de los Sonetos a Orfeo, de Rilke, su poeta preferido, condensan la vida y el destino de Annemarie Schwarzenbach (Z¨²rich, 1908-Sils, 1942), el ¨¢ngel devastado, la viajera y escritora suiza cuyo nombre no deja de remontar en el firmamento literario en los ¨²ltimos a?os y que hizo de su existencia un fulgurante meteoro consumido por la pasi¨®n, las drogas y el mal de vivre. "Es curioso, si fueras un chico, se dir¨ªa sin duda que eres de una belleza extraordinaria", le solt¨® Thomas Mann durante una visita de la muchacha, ¨ªntima amiga de sus hijos Erika y Klaus, rindiendo tributo el mago a su belleza andr¨®gina y pensando seguramente en el Tadzio de Muerte en Venecia. Tambi¨¦n Ana?s Nin, que la conoci¨® en 1943 en Brooklyn, la describi¨® en su diario como un chico.
"Si fueras un chico se dir¨ªa que eres de una belleza extraordinaria", le dijo Thomas Mann
"Tuvo el extra?o destino de ser un personaje literario en vida", dice Mazzucco
Compleja, ambigua, inasible y a la vez perturbadoramente fr¨¢gil, s¨ªmbolo y v¨ªctima de una ¨¦poca, la Schwarzenbach ha devenido con el tiempo un personaje de culto, un icono de la fuerza de un James Dean o un Lawrence de Arabia, a los que le unen la extrema sensibilidad (hasta la inestabilidad), una insondable desesperanza, el amor a las m¨¢quinas (le encantaba conducir autom¨®viles) y una tr¨¢gica muerte en accidente -la de ella, al caer de una bicicleta, como Nico, la cantante de la Velvet, otro ¨¢ngel arrasado-. Autora de varias obras de sombr¨ªa belleza (en castellano est¨¢ disponible su hermosa Muerte en Persia, en Min¨²scula, y la misma editorial publicar¨¢ en febrero Todos los caminos est¨¢n abiertos. El viaje a Afganist¨¢n 1939-1940), Annemarie Schwarzenbach es un personaje que despierta un inter¨¦s rayano en la obsesi¨®n. Seguramente porque devuelve una mirada especular en la que uno puede proyectar todas sus dudas, anhelos y temores.
La hicieron sufrir -su familia, los hermanos Mann, su condici¨®n homosexual, sus adicciones, sus internamientos (camisa de fuerza incluida), las circunstancias de su ¨¦poca-, pero en su dolor hay una extra?a dimensi¨®n colectiva, como si concentrara las penas de su tiempo y vaticinara las nuestras.
Su bi¨®grafa m¨¢s reciente, Dominique Laure Miermont (Annemarie Schwarzenbach, Payoy, 2004; en castellano puede leerse la biograf¨ªa de Dominique Grente y Nicole M¨¹ller publicada por Circe), ha dicho que su rostro, plasmado en el maravilloso retrato que le realiz¨® en 1932 en Berl¨ªn Marianne Breslauer -y que le hac¨ªa pensar a la fot¨®grafa alumna de Man Ray en "el arc¨¢ngel Gabriel en el Para¨ªso"- representa "el mal de Europa", la enfermedad existencial del continente. En ese retrato de Annemarie, con el pelo cortado a lo gar?on, los labios entreabiertos, la mirada de una impenetrable tristeza, una sombra vela la parte derecha del rostro: die dunkle Seite, el lado oscuro, la faceta tenebrosa de su alma.
Como se ve, un aura espesamente rom¨¢ntica rodea a la Schwarzenbach y acercarse a ella resulta peligrosamente embriagador. La ¨²ltima en hacerlo desde la literatura ha sido otra escritora, Melania G. Mazzucco, la tan elogiada autora de Vita, que ha escrito una hermosa novela sobre Annemarie Schwarzenbach, Ella tan amada (Anagrama). Mazzucco estuvo el lunes en Barcelona para presentar su libro y explicar c¨®mo trat¨® de atrapar en las redes de la narrativa al ¨¢ngel inconsolable. "Ha sido un largo viaje hacia ella, en el curso del cual tuve que aprender el alem¨¢n, porque no puedes sentir a un escritor sin conocer su idioma", dijo la novelista romana. "La busqu¨¦ en sus viajes, en su literatura, leyendo todo lo que escribi¨® y descubriendo que aunque olvidada tantos a?os, Annemarie fue una escritora de gran nivel. Otro camino fue sondear su presencia en la obra de escritores que la conocieron. Ella tuvo el extra?o destino de convertirse en personaje literario en vida. Aparece en los libros de Thomas y Klaus Mann, en La Ruta cruel (Timun Mas, 1999) de Ella Maillart como la inolvidable Christina... Una vida mitografiada. Mezclando esos niveles, el documental, de la vida real, y toda la leyenda creada a su alrededor escrib¨ª mi novela". Mazzucco, que dice no haber inventado nada y haber conseguido no enamorarse del personaje, ha estudiado la obra fotogr¨¢fica de Annemarie, incluido material in¨¦dito y ha podido reconstruir dos episodios oscuros de su vida como son el viaje al Congo Belga en 1941, con sus reflexiones delirantes, y los meses de penosa agon¨ªa tras la ca¨ªda en bicicleta, cuando el ¨¢ngel se arrastraba enajenada por el suelo como un animal. Tambi¨¦n se ha sumergido en el aspecto manicomial de su historial cl¨ªnico -Annemarie recorri¨® los mejores psiquiatras de su ¨¦poca-, en el que encuentra conexiones junguianas con el s¨ªmbolo del mensajero y el joven eterno. Para Mazzucco, lo m¨¢s interesante de este "andr¨®gino perfecto, esta mujer-chico que mimetizaba al otro sexo, es como encarna el mito de toda una generaci¨®n: el viaje, las drogas, la sexualidad libre, la revuelta contra la burgues¨ªa y los padres...".
Ella tan amada, toma su precioso t¨ªtulo de otro poema de Rilke, en el que "ella" es Eur¨ªdice. "Quise escribir para reencontrarla", dice Mazzucco, "y Rilke me dio la clave: tan amada, Annemarie, pero incapaz de entregarse".
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