Catalu?a decide hoy qui¨¦n desarrollar¨¢ el Estatuto

Un total de 5.320.637 ciudadanos est¨¢n llamados hoy a las urnas para decidir qui¨¦n gobernar¨¢ Catalu?a en los pr¨®ximos cuatro a?os: el socialista Jos¨¦ Montilla o el convergente Artur Mas.

La imprevisible abstenci¨®n -que muchos expertos sit¨²an entre el 40% y el 50% y que perjudica en comicios auton¨®micos a la izquierda- enturbia las proyecciones sobre los resultados. Sobre todo porque Catalu?a es un escenario de muchos partidos con segmentos de electorado que se solapan; cualquier m¨ªnima variaci¨®n modifica el mapa. Del grado de abstenci¨®n depender¨¢, aseguran los especialistas, la dimensi¨®n de la ventaja que Converg¨¨ncia i Uni¨® -formaci¨®n a la que todas las encuestas dan como ganadora- pueda lograr sobre su directo rival, el Partit dels Socialistes.

Y tambi¨¦n si la hegemon¨ªa caer¨¢ del lado del centro-derecha nacionalista o de la izquierda socialista. Una hegemon¨ªa que, m¨¢s que probablemente, se plasmar¨¢ en alianzas, pues ninguna encuesta anuncia mayor¨ªa absoluta a un solo partido.

Las de hoy son elecciones parlamentarias. Ser¨¢ la C¨¢mara quien elija al nuevo presidente de la Generalitat, de modo que ganar¨¢ el que pueda y sepa forjar una alianza de Gobierno (incluso de perdedores, como en Galicia o en Suecia), lo que se ha explicitado en esta campa?a con vehemencia, frente a la reclamaci¨®n de CiU de que la primera minor¨ªa es la que debe formar Gobierno.

- Artur Mas, el candidato de CiU, parte como claro favorito. Las encuestas le dan una horquilla de entre 43 y 58 parlamentarios. No obstante, su apuesta por una campa?a agresiva ha puesto de relieve la soledad pol¨ªtica de Converg¨¨ncia i Uni¨®, s¨®lo capaz de encontrar cobijo, al menos de momento, bajo el techo ahora no deseado del Partido Popular, compa?¨ªa de la que CiU acab¨® abominando tras dos legislaturas de convivencia y conveniencia pol¨ªticas. El debate mantenido en TV-3 por los cinco candidatos fue una expresi¨®n de esa soledad de la federaci¨®n nacionalista que gobern¨® Catalu?a durante 23 a?os y que supera con sobresaliente el examen de las urnas, pues cuenta con un promedio de 59 diputados por contienda electoral auton¨®mica.

Quiz¨¢s por ello, y dado que la fidelidad de voto a CiU es mayor que la de las dem¨¢s fuerzas, Mas y su equipo se han lanzado a una campa?a del todo o nada. El DVD publicitario de CiU sobre la actuaci¨®n del tripartito es met¨¢fora de la agresividad y la soledad. Otra, la visita del l¨ªder de CiU al notario, buscando marcar distancias con el PP y mantener su apuesta por un Gobierno sin socios.

Ello se ha completado en estas dos semanas de campa?a con una imagen en TV3 de Mas enfrentado a todas las dem¨¢s fuerzas, hasta tal punto que ha dado cohesi¨®n argumental al antiguo y finiquitado tripartito. Los l¨ªderes de las tres formaciones le han recordado a Mas que en poco menos de tres a?os su gesti¨®n ha alumbrado proyectos que CiU no hizo en 23 a?os: la ley para mejorar los barrios m¨¢s deprimidos, el pacto por la educaci¨®n -que supone un reparto en la escolarizaci¨®n de ni?os inmigrantes entre escuelas p¨²blicas y privadas- y el saneamiento de las finanzas p¨²blicas, am¨¦n de la reforma del Estatuto.

Pero el tono empleado por Mas ha irritado a¨²n m¨¢s a sus antiguos socios del PP. Si Jordi Pujol y Mas aceptaron sus votos, aunque ningune¨¢ndolos, sin que se quejasen, ahora el PP catal¨¢n clama contra Mas: "?Soberbio!".

- Jos¨¦ Montilla, por el contrario, ha realizado una campa?a escasamente audaz, casi t¨ªmida, como el personaje. Ha aprovechado algunos errores del l¨ªder convergente para destacarlos y ha tratado de reforzar la imagen de gestor, pasando de puntillas por la herencia a un tiempo innovadora y turbulenta que el tripartito ha dejado en Catalu?a. Las encuestas le dan entre 37 y 43 diputados. Como armamento de gran calibre, Montilla ha contado con la presencia en campa?a del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, el pol¨ªtico m¨¢s popular en Catalu?a, segundo granero de votos socialistas en las legislativas, tras Andaluc¨ªa.

Con la irrupci¨®n de Zapatero, el PSC ha tratado de conjurar esa maldici¨®n que le hace perder 600.000 votos entre las elecciones generales -que siempre ganan- y las auton¨®micas, en las que s¨®lo han conseguido m¨¢s votos (no m¨¢s diputados) que CiU cuando Pasqual Maragall encabez¨® las listas. Eso fue en 1999 y en 2003, fechas en que el PSC obtuvo 4.879 votos m¨¢s que Jordi Pujol y, en la segunda, estuvo 7.029 votos por encima de Mas.

- Los partidos minoritarios. Respecto a los tres partidos menores -Esquerra, PP e Iniciativa-Verds, que pueden tener la llave de qui¨¦n ser¨¢ presidente-, la campa?a m¨¢s agitada ha sido para los independentistas de Josep Llu¨ªs Carod-Rovira y Joan Puigcerc¨®s. ERC ha intentado regresar al discurso de la "equidistancia" entre CiU y PSC.

Ha querido difuminar en 15 d¨ªas la imagen de radicalismo que arrastra desde hace tiempo y que aument¨® con su no al Estatuto. El retorno republicano a las esencias primigenias de la equidistancia es un b¨¢lsamo para el electorado de un partido dividido entre los partidarios de pactar con CiU y quienes prefieren las izquierdas. Esquerra, que cuenta con 23 diputados, apunta en las encuestas una tendencia a la baja. Si resulta muy pronunciada, podr¨ªa forzar el relevo de Carod por Puigcerc¨®s.

En el otro extremo del arco parlamentario, el PP de Josep Piqu¨¦ conservar¨¢ probablemente buena parte de su bolsa de votantes -que le dieron 15 diputados-, y de no hacerlo, como sugieren bastantes encuestas, se sumergir¨¢ en la en¨¦sima crisis. Piqu¨¦ ser¨¢ imprescindible si Mas logra su objetivo de que las fuerzas que integraron el tripartito, con 74 esca?os, no sumen la mayor¨ªa absoluta (68 diputados). Piqu¨¦ ha proclamado que no est¨¢ dispuesto a ejercer de criado del centro-derecha nacionalista, pero tambi¨¦n es consciente de que ¨¦sa es su ¨²nica pareja.

Los ecosocialistas de Iniciativa-Esquerra Unida (ICV-EUiA) son los que han reivindicado durante la campa?a y de forma plena la herencia del tripartito y han apostado sin ambig¨¹edades hacia un Gobierno de izquierdas, su ¨²nico horizonte de poder. Las encuestas prev¨¦n un fuerte tir¨®n para la formaci¨®n que lidera Joan Saura (hoy 9 esca?os): las m¨¢s optimistas para ¨¦l le asignan 15 esca?os, pero todo depender¨¢ de si las llamadas de Montilla al voto ¨²til de la izquierda surten o no efecto.

- ?Tripartito o 'sociovergencia'? La joint venture pol¨ªtica que PSC, ERC e ICV-EUiA iniciaron hace tres a?os podr¨ªa repetirse como hip¨®tesis factible para cerrar el paso al poder de CiU. El grueso del PSC apuesta inequ¨ªvocamente por esa f¨®rmula, o por la de un Gobierno en minor¨ªa junto con Iniciativa.

Pero todo depende de si Montilla da prioridad a la que "ser¨¢ una fort¨ªsima presi¨®n de Zapatero y su entorno", asegura un alto dirigente del PSC, porque a¨²n sigue vivo el recuerdo de los "ruidos" del tripartito y porque CiU es para ¨¦l un socio m¨¢s conveniente y presentable ante la opini¨®n espa?ola, dada la permanente campa?a del PP seg¨²n la cual Espa?a estar¨ªa rompi¨¦ndose.

La incomodidad del PSOE con Esquerra se explica por el gran altavoz que ¨¦sta ha dado a su independentismo, mientras que la alianza con CiU tiene tradici¨®n, por sus acuerdos parlamentarios con los Gobiernos socialistas de Felipe Gonz¨¢lez... y con los Ejecutivos populares de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Y en el panorama pol¨ªtico espa?ol, ni para socialistas ni para populares resulta de colores pol¨ªticamente fauvistas.

La opci¨®n de la sociovergencia, por su parte, cuenta con un p¨²blico m¨¢s entusiasta. Por supuesto, el empresariado catal¨¢n le da un espaldarazo a esta propuesta, que garantizar¨ªa aparentemente la estabilidad pol¨ªtica, aunque tambi¨¦n la muerte de la alternancia democr¨¢tica entre los dos grandes partidos. Tambi¨¦n, seg¨²n los sondeos, ser¨ªa la f¨®rmula preferida del electorado, seguida a corta distancia por la del tripartito. Otra f¨®rmula de colaboraci¨®n sociovergente ser¨ªa el apoyo parlamentario puntual del PSC a CiU, sin necesidad de regularizar la situaci¨®n con un reparto de carteras gubernamental. Al menos hasta que lleguen las elecciones generales. El problema es que CiU s¨®lo contempla esta gran alianza como segundo recurso, en caso de empate. Y que, hoy mismo, en el PSC suena a purgante: algunos predicen que provocar¨ªa graves fisuras en el partido.

- Frente nacionalista. Si ERC consiguiese nuevamente tener la doble llave -poder hacer de king maker para socialistas y convergentes-, aunque es seguro que no la tendr¨¢ en solitario, porque los grandes podr¨ªan aliarse entre s¨ª y dejarla en la cuneta, otra hip¨®tesis ser¨ªa la de un Gobierno nacionalista, una propuesta que nunca gust¨® a CiU y que fue rechazada por el propio Jordi Pujol, quien en 1999 prefiri¨® contar con el PP como aliado antes que pactar con ERC. Para CiU, es prioritario contar con la alianza de un partido implantado en toda Espa?a. Esto le permite transaccionar el apoyo en Catalu?a por el de CiU en Madrid. Adem¨¢s, aseguran los apologetas de esta f¨®rmula que buscar un "aliado espa?ol" evita la creaci¨®n de frentes nacionalistas que podr¨ªan dividir a la sociedad catalana, como sucedi¨® en Euskadi

- ?Y el PP? En todo este abanico de posibilidades, al PP s¨®lo le queda un papel: el de socio necesario para romper la mayor¨ªa absoluta de la izquierda e investir a Artur Mas. Aunque promete que no lo har¨¢ si no accede al poder.