Casa y libertad
Es pasado y parece mentira. Se suspende una conferencia de ministros europeos sobre la vivienda por el temor a algunos centenares de j¨®venes airados. Seg¨²n las informaciones policiales, los "violentos" no pasan de 300. Ya nos hubiera gustado en ¨¦poca de la dictadura que el Gobierno se asustara tan f¨¢cilmente. Record¨¦ una conversaci¨®n con Fernando Enrique Cardoso: nunca me hab¨ªa sentido tan vigilado y reprimido, si hiciera siempre caso a los servicios de seguridad no me mover¨ªa del palacio presidencial. El entonces presidente de Brasil era esperado en Barcelona y el alcalde Maragall, ausente la noche en que llegaba, me hab¨ªa pedido que lo recibiera por mi amistad personal con ¨¦l. Ocurri¨® hace diez a?os y yo ya hab¨ªa vuelto a la vida profesional. Cardoso me coment¨® que ten¨ªa la ma?ana siguiente libre y me propuso que le guiara en una visita informal por la ciudad. A las 10 llegu¨¦ al palacete Alb¨¦niz y me encontr¨¦ con la oposici¨®n de los tres servicios de seguridad y de protocolo, del Brasil, del Gobierno espa?ol y de la Generalitat. Me pidieron que me retirara, pues el presidente se iba a quedar toda la ma?ana trabajando hasta la hora de la comida oficial. Me resist¨ª y con el apoyo de los servicios de protocolo del Ajuntament que se manten¨ªan al margen ped¨ª ver al presidente y que me confirmara el cambio de programa. En plena discusi¨®n apareci¨® Cardoso, saludos cordiales y exclam¨®, estupendo, ya llegaste, vamos a ver la ciudad. As¨ª fue y me coment¨® la dificultad que para ¨¦l representaba moverse debido al cerco que le impon¨ªan.
Es l¨®gico que los servicios de seguridad adviertan de los riesgos, incluso que los exageren para cubrirse y evitarse complicaciones. Otra cosa es que los responsables pol¨ªticos luego tomen decisiones solamente por miedo al m¨¢s m¨ªnimo riesgo, aparentemente sin considerar que sientan un precedente fatal. Y en este caso su decisi¨®n tiene unos efectos perversos que multiplican los problemas. Si finalmente la conferencia se hace, como se ha dicho, la propaganda para que se produzca una importante movilizaci¨®n en contra ya est¨¢ hecha. La opini¨®n p¨²blica estar¨¢ m¨¢s atenta a sus resultados y, como estas conferencias, como las mismas pol¨ªticas de vivienda, se caracterizan por su inoperancia, se demostrar¨¢ una vez m¨¢s el poco inter¨¦s real en afrontar el problema en sus ra¨ªces.
Hoy la vivienda est¨¢ a la orden del d¨ªa de las preocupaciones sociales, pero no parece que lo est¨¦ en la agenda pol¨ªtica. En Espa?a existe un Ministerio de Vivienda y uno se pregunta para qu¨¦ sirve. Las competencias de planeamiento y gesti¨®n corresponden a las comunidades aut¨®nomas y en menor medida a los ayuntamientos. Y la modificaci¨®n en profundidad que requiere el marco legal no se aborda. En Catalu?a, la conseller¨ªa de Vivienda elabor¨® un proyecto de ley ("ley Mil¨¤") excelente, en la l¨ªnea de la mejor legislaci¨®n socialdem¨®crata europea (como la ley de 1999 de solidaridad y renovaci¨®n urbana del Gobierno de Jospin). La oposici¨®n conservadora, con el apoyo de ERC, la par¨® y la ministra del ramo se destap¨® con algunos comentarios reticentes.
Los gobiernos, en vez de afrontar los problemas estructurales, que precisan medidas legales radicales de ¨¢mbito estatal para evitar la apropiaci¨®n privada de las plusval¨ªas urbanas, corren detr¨¢s de la corrupci¨®n de ajenos y... propios. El interesante documento aprobado recientemente en la Conferencia Pol¨ªtica del PSOE hace una simp¨¢tica denuncia tribunicia de estos males y la necesidad de combatirlos, pero no nos dice c¨®mo hacerlo.
Hoy el negocio inmobiliario es una droga que corrompe la vida econ¨®mica y pol¨ªtica y que genera desigualdades sociales crecientes y desarrollos territoriales insostenibles. Los casos de esc¨¢ndalo aparecen cada d¨ªa en los peri¨®dicos. Y muchos otros no aparecen o no tanto como merecer¨ªan: ser¨ªa interesante conocer con detalle el lucro c¨®mplice que obtuvieron organizaciones pol¨ªticas y sociales, de signo diverso, por su apoyo o no oposici¨®n a la recalificaci¨®n de los terrenos del Real Madrid. En los ¨²ltimos 15 a?os, el 50% aproximadamente del suelo urbanizable ha sido comprado por entidades financieras. Al beneficio especulativo se a?adir¨¢ despu¨¦s el beneficio generado por la mayor¨ªa de familias espa?olas hipotecadas de por vida o casi. El resultado es un desarrollo extensivo de las ¨¢reas urbanas. Con un crecimiento m¨ªnimo o nulo de la poblaci¨®n en dos d¨¦cadas, el suelo urbanizado de las regiones de Madrid o de Barcelona se ha multiplicado por dos. Despilfarro de energ¨ªa, de agua, de tiempo y de espacio y multiplicaci¨®n de la segregaci¨®n social. Es decir, pan caro para hoy y hambre para ma?ana, pero grandes beneficios corruptores para unos cuantos.
El suelo urbano o urbanizable nace de un proceso social de desarrollo formalizado luego por una decisi¨®n pol¨ªtico-jur¨ªdica y las consiguientes inversiones p¨²blicas. No es aceptable que la mera propiedad expectante se apropie de un valor creado por el trabajo de todos y por la Administraci¨®n p¨²blica. Entiendo que el actual contexto legal y econ¨®mico no permita una socializaci¨®n general del suelo urbano y urbanizable, pero hay medidas posibles y compatibles con el marco constitucional (no olvidemos que fija la funci¨®n social de la propiedad y la obligaci¨®n de los poderes p¨²blicos de remover los obst¨¢culos que se oponen a los intereses generales). Se puede yugular la especulaci¨®n urbana tasando de facto los precios del suelo, fijando unos usos mixtos para los desarrollos urbanos y unas cesiones de suelo (para vivienda social y protegida y equipamientos) que de facto reduzcan al m¨ªnimo las plusval¨ªas, por medio de una activa pol¨ªtica de promoci¨®n p¨²blica de la vivienda de alquiler, mediante instrumentos fiscales, etc¨¦tera. Si hoy faltan viviendas accesibles a los j¨®venes y familias de ingresos bajos e incluso medios y si al mismo tiempo los beneficios especulativos y corruptores brillan en todo su esplendor es por complicidad o por incapacidad de los poderes p¨²blicos.
La conferencia de ministros tem¨ªa a 300 posibles manifestantes. Ser¨ªa l¨®gico que la mayor¨ªa de los 300 millones de europeos se manifestara contra los gobiernos que no afrontan la cuesti¨®n de la vivienda. Casa y libertad puede ser hoy el equivalente urbano a la justa y revolucionaria consigna campesina de tierra y libertad del pasado.
Jordi Borja es ge¨®grafo-urbanista.
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