William Styron, escritor y premio Pulitzer
Escribi¨® 'Las confesiones de Nat Turner' y 'La decisi¨®n de Sof¨ªa'
La literatura estadounidense perdi¨® el 1 de noviembre a uno de los talentos m¨¢s complejos, arriesgados y personales de la segunda mitad del siglo XX. Contempor¨¢neo de la generaci¨®n de Norman Mailer y Gore Vidal y heredero de la tradici¨®n sure?a de William Faulkner, William Styron explor¨® la historia y la moral estadounidense, y en sus novelas habl¨® recurrentemente del suicidio y la muerte, propiciando a menudo el enfrentamiento entre cr¨ªticos y agitando el debate respecto a temas tan dif¨ªciles de digerir en Estados Unidos como el racismo o el Holocausto nazi.
"Ning¨²n otro escritor de mi generaci¨®n tuvo un sentido tan omnipresente y exquisito de lo elegiaco. En los a?os futuros su obra se recordar¨¢ por su fuerza ¨²nica" declaraba ayer Norman Mailer, uno de sus m¨¢s ¨ªntimos amigos, en el diario The New York Times.
Styron naci¨® en Newport News (Virginia) en 1925 y disfrut¨® de una infancia privilegiada que se vio truncada a los 13 a?os por la muerte de su madre. Estudi¨® en diferentes universidades del sur hasta que se alist¨® en los marines y aunque se le asign¨® participar en la invasi¨®n de Jap¨®n, el lanzamiento de la bomba at¨®mica trunc¨® sus aspiraciones de entrar en combate.
Su pasi¨®n por las palabras le llev¨® a devorar libros desde ni?o y a escribir desde la adolescencia. Con apenas 26 a?os, en 1951, publicaba su primera novela Tendidos en la oscuridad, por la que los cr¨ªticos le situaron inmediatamente en la tradici¨®n faulkneriana, algo que ¨¦l no se tom¨® bien. "Yo no me considero heredero de la tradici¨®n sure?a, sea lo que sea", declar¨® en 1953 en la revista Paris Review, que contribuy¨® a fundar.
Un a?o antes se hab¨ªa instalado en Francia para despu¨¦s viajar a Italia con una beca del Gobierno italiano fruto del Gran Premio de Roma. El placer t¨ªpicamente mediterr¨¢neo por la buena mesa, la conversaci¨®n y los amigos, cercano a las costumbres del sur de Estados Unidos, se le metieron en la piel. Su forma de trabajar es un fiel reflejo de aquello.
Vivi¨® brevemente en Nueva York y a mediados de los cincuenta se instal¨® en una granja en Connecticut, donde dorm¨ªa hasta mediod¨ªa, almorzaba tranquilamente con su esposa Rose Burgunder, hac¨ªa recados hasta las cuatro de la tarde, se sentaba a escribir durante cuatro horas, despu¨¦s se tomaba unas copas con su familia y amigos, cenaba y despu¨¦s beb¨ªa, fumaba, escuchaba m¨²sica y le¨ªa hasta la madrugada. ?sa fue su rutina durante tres d¨¦cadas, en las que escribi¨® libros como Las confesiones de Nat Turner el libro con el que en 1968 gan¨® el Premio Pulitzer de Literatura.
No pod¨ªa haber encontrado un momento m¨¢s adecuado para escribir una novela en la que se daba voz ficticia a un esclavo negro que lider¨® una rebeli¨®n en el siglo XIX: el movimiento de los derechos civiles estaba en pleno auge y la obra fue recibida con los brazos abiertos. Sin embargo, a los pocos meses de su publicaci¨®n la intelectualidad de raza negra comenz¨® a cuestionar la obra y el hecho de que un blanco se atreviera a escribir sobre los sentimientos de los negros. Styron prefiri¨® mantenerse al margen del debate.
Algo similar le ocurrir¨ªa cuando en 1980 public¨® La decisi¨®n de Sof¨ªa. Aquel best seller, que se llev¨® al cine con Meryl Streep como protagonista, narraba la lucha por la supervivencia de una polaca cat¨®lica tras su paso por el campo de concentraci¨®n de Auschwitz.
Pese a los premios que gener¨®, el libro abri¨® la pol¨¦mica porque algunos cr¨ªticos consideraron que el Holocausto estaba m¨¢s all¨¢ de la comprensi¨®n humana y s¨®lo se pod¨ªa responder ante ¨¦l con el silencio. Adem¨¢s, al centrarse en una mujer cat¨®lica otros clamaron que el libro se olvidaba de las v¨ªctimas jud¨ªas, que hab¨ªan sido el principal objetivo nazi, por lo que Styron fue acusado de disminuir el horror de los hechos. Styron contest¨® con fuerza a la pol¨¦mica, calificando el holocausto de algo que trascend¨ªa el antisemitismo. Lo defini¨® simplemente como "inhumano y contrario a la vida". Adem¨¢s, afirm¨® que s¨ª se pod¨ªa escribir sobre el tema en forma de novela porque los nazis no eran extraterrestres o demonios, sino seres humanos comunes pero atroces.
Al cumplir los 60 a?os, en 1985, dej¨® de beber, lo que le produjo diversos episodios depresivos que le llevaron a ser internado durante algunos meses en un psiqui¨¢trico. De aquella experiencia surgi¨® Esa visible oscuridad, un estremecedor recuento de lo que significa la depresi¨®n y sus consecuencias. No obstante, Styron nunca acab¨® de recuperarse completamente de aquel episodio. La sombra de la depresi¨®n le persigui¨® hasta su muerte.
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