Aviso desde Catalu?a
Hay procesos pol¨ªticos que, cuando se tuercen, no tienen f¨¢cil rectificaci¨®n. Hemos tenido ocasi¨®n de comprobarlo en varias ocasiones este a?o en Catalu?a. El proceso de reforma estatutaria se desvi¨® de lo que ten¨ªa que haber sido su curso en la fase inicial de proposici¨®n de la reforma por el parlamento de Catalu?a y, desde entonces, no se ha dado una a derechas. Se consigui¨® corregir el disparate de la propuesta inicial y hacerla constitucionalmente aceptable, pero con un coste extraordinario: la exclusi¨®n del PP en la pr¨¢ctica del subsistema pol¨ªtico catal¨¢n, el voto en contra de ERC en el refer¨¦ndum de aprobaci¨®n del estatuto con la consiguiente influencia en el grado de participaci¨®n ciudadana en dicha consulta y la incorporaci¨®n de un partido excesivamente ambiguo, como Ciutadans, a la n¨®mina de partidos con representaci¨®n parlamentaria, tras un descenso de participaci¨®n ciudadana m¨¢s que notable en las reci¨¦n celebradas elecciones auton¨®micas.
No es de extra?ar, en consecuencia, que el futuro pol¨ªtico catal¨¢n sea preocupante. No va a ser f¨¢cil la formaci¨®n de Gobierno, no pudiendo descartarse que se produzca una desafecci¨®n por parte de quienes se queden excluidos del mismo. Las declaraciones del candidato de CiU la v¨ªspera de las elecciones de que podr¨ªa producirse una ruptura social en Catalu?a si el partido que ganaba las elecciones no consegu¨ªa formar Gobierno, no son nada tranquilizadoras. Un subsistema pol¨ªtico regulado por una norma que tiene en contra a unos de los dos partidos de gobierno de Espa?a, como el PP, aunque no sea partido de gobierno en Catalu?a, que no ha sido aprobada por el segundo partido nacionalista catal¨¢n, ERC, y respecto del que puede empezar a tener dudas el primer partido nacionalista y primer partido de gobierno en Catalu?a, CiU, puede tener dificultades para consolidarse de manera indiscutida.
Lo ocurrido en Catalu?a nos deber¨ªa hacer reflexionar a todos. Y a los andaluces los primeros, ya que tenemos el proceso de reforma del estatuto muy avanzado y vamos a tener que pasar la prueba del refer¨¦ndum a principios del a?o que viene. En Andaluc¨ªa no empezamos mucho mejor que en Catalu?a, pero afortunadamente hemos sido capaces de rectificar antes de que se produjera la votaci¨®n decisiva en las Cortes Generales. Ayer fue un d¨ªa que se podr¨ªa calificar de glorioso para nuestra autonom¨ªa. Si exceptuamos al PA, que adem¨¢s no tiene representaci¨®n en el Congreso de los Diputados, no hay nadie que se haya opuesto a su configuraci¨®n final.
Pero el proceso todav¨ªa puede no acabar bien. Ahora nos queda el refer¨¦ndum, que es un tr¨¢mite m¨¢s f¨¢cil y m¨¢s dif¨ªcil que su aprobaci¨®n por las Cortes Generales. M¨¢s f¨¢cil, porque una vez que todos los partidos andaluces, menos el PA, est¨¢n de acuerdo en el texto, es seguro que la mayor¨ªa de los andaluces que acudan a votar lo van a hacer afirmativamente. Pero m¨¢s dif¨ªcil, porque no basta la aceptaci¨®n t¨¢cita del trabajo de nuestros representantes, sino que es necesaria la aceptaci¨®n expresa del mismo.
Ahora hay que hacer el trabajo de ilusionar a los ciudadanos para que acudan masivamente a las urnas. En la campa?a del refer¨¦ndum de ratificaci¨®n del estatuto se puede desandar en parte el camino que hemos andado en la fase final de su elaboraci¨®n parlamentaria. Los enfrentamientos que se han producido durante la mayor parte del proceso de reforma estatutaria pueden reavivarse, seg¨²n como se oriente la campa?a del refer¨¦ndum por los distintos partidos pol¨ªticos. Una campa?a en la que se acentuara la divisi¨®n de los partidos en los argumentos con base en los cuales solicitan a los ciudadanos el voto afirmativo en el refer¨¦ndum del estatuto, podr¨ªa ocasionar una erosi¨®n significativa de la legitimidad del mismo, adem¨¢s de repercutir negativamente en la participaci¨®n electoral.
Queda poco camino por recorrer, pero queda todav¨ªa camino. Conviene que no se olvide.
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