Morada
Crear moradas (dwelling) en vez de buscar ra¨ªces. Las ra¨ªces son exclusivas y excluyentes. La morada es el reconocimiento de que nunca habitamos un lugar que no haya sido habitado por otros. Es una bella idea de Dipesh Chakrabarty, profesor en la Universidad de Chicago, que me parece representativa del pensamiento poscolonial que es hoy una de las m¨¢s interesantes fuentes de renovaci¨®n del pensamiento. Chakrabarty, en Provincializing Europe, explica c¨®mo el pensamiento europeo es la vez "indispensable e inadecuado" para entender las experiencias de la modernidad pol¨ªtica en pa¨ªses no occidentales. No se trata de rechazar de pleno la modernidad nacida de la tradici¨®n de las Luces. Se trata de dar centralidad a la perspectiva de los m¨¢rgenes.
Y la perspectiva de los m¨¢rgenes, convertidos en nuevos nodos de un sistema global, introduce, en primer lugar, la cr¨ªtica de la matriz historicista que trataba de convertir todo lo que tocaba en etapas de un ¨²nico modelo de progreso social. Era el juego de los retardados y de los modernos, que daba por supuesto que el camino era uno -la modernidad europea- y los dem¨¢s s¨®lo ten¨ªan que ponerse al viento de la historia para ir superando las etapas que Occidente ya hab¨ªa cubierto. Contra las doctrinas de la transici¨®n, Dipesh Chakrabarty propone la traducci¨®n, que permite cotejar y renovar las ideas con el lenguaje del otro. Del mismo modo que Arjun Appadurai, sin renunciar al imaginario de la modernidad occidental, propone la construcci¨®n y reconocimiento de nuevos imaginarios forjados en la relaci¨®n entre las distintas v¨ªas de acceso a la modernidad. O que Achile Mbembe apuesta por un m¨ªnimo denominador com¨²n: aquello que no estamos dispuestos a sacrificar bajo ning¨²n concepto. Esta renuncia sacrificial es la base para la construcci¨®n de un nuevo humanismo de alcance realmente universal -conforme a la vocaci¨®n de Kant-, que no confunda Occidente con el mundo.
En el paisaje global est¨¢ emergiendo un sistema de dominaci¨®n fundado sobre lo ¨¦tnico -"el Estado-naci¨®n ha sido reducido a la ficci¨®n de su etnos como el mejor recurso cultural a partir del cual ejercer la dominaci¨®n total" (Arjun Appadurai)- y lo religioso -la alianza de religiones para penetrar en el alma del mundo secularizado que el papa Ratzinger propon¨ªa al islam en su discurso de Ratisbona-. De ello da cuenta el discurso del choque y de la alianza de civilizaciones. La civilizaci¨®n es un concepto identitario determinado por la creencia. Antes de que este doble mecanismo irracional roture el mundo hay que atender las voces de quienes repiensan la modernidad desde una raz¨®n menos gastada que la de la vieja Europa. Sin complejos de deuda ni de culpa, ni historicismos simplificadores que tratan de meter el mundo entero en un sistema de coordenadas dise?ado en Europa, que quiso conquistar el mundo sin llegar a entenderlo.
Josep Ramoneda es director del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona y autor de libros como Despu¨¦s de la pasi¨®n pol¨ªtica (Taurus).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.