Contrato sexual
La incorporaci¨®n relativamente reciente del concepto de contrato sexual a la Filosof¨ªa Pol¨ªtica puede ser considerada como una de las consecuencias, en el ¨¢mbito de la teor¨ªa, del lema del movimiento feminista: lo personal es pol¨ªtico. En su obra The Sexual Contract (1988, Cambridge/Oxford, publicada en castellano por Anthropos), la pensadora australiana Carole Pateman sostiene que la desigualdad entre los sexos (salarios m¨¢s bajos, violencia de g¨¦nero, acoso sexual, comentarios sexistas, falta de reconocimiento social, etc¨¦tera) es un producto de la especial reorganizaci¨®n patriarcal de la Modernidad. Contra el Antiguo R¨¦gimen o mundo del status en el que la cuna diferenciaba a nobles y plebeyos, los te¨®ricos del contrato (Hobbes, Locke, Rousseau, Kant) preparan el advenimiento de las democracias modernas basadas en la libertad para suscribir contratos econ¨®micos y pol¨ªticos. Pero la divisi¨®n sexual del trabajo delimita dos ¨¢mbitos: el p¨²blico, de los ciudadanos y trabajadores, y el dom¨¦stico, de subordinaci¨®n de las mujeres. Las mujeres ser¨¢n concebidas como seres m¨¢s naturales y menos racionales que los hombres, incapaces de controlar sus emociones para lograr la imparcialidad propia del ¨¢mbito p¨²blico. No se las considerar¨¢ individuos aut¨®nomos propiamente dichos aunque se afirmar¨¢ su capacidad de consentir al matrimonio, instituci¨®n a trav¨¦s de la cual se las incluye en la sociedad civil. As¨ª, tras la ca¨ªda de las monarqu¨ªas absolutas, surgen las sociedades modernas como resultado de un pacto entre varones libres e iguales que instituyen nuevas reglas de acceso al cuerpo de las mujeres. La fraternidad como maridos, ciudadanos y trabajadores compensar¨¢ las asperezas de una sociedad capitalista que obliga a la mayor parte de los varones a aceptar contratos de empleo caracterizados por la explotaci¨®n.
Pateman se?ala que este aspecto del derecho civil patriarcal ha sido descuidado por la teor¨ªa pol¨ªtica del siglo XX que olvida el ¨¢mbito privado y acepta la falsa neutralidad sexual de las categor¨ªas de individuo y contrato, impidiendo que se perciba la vinculaci¨®n de las esferas p¨²blica y dom¨¦stica. El trabajo asalariado o la actividad pol¨ªtica, con sus jornadas agotadoras, dan por supuesta la existencia de amas de casa ocupadas en las tareas de mantenimiento de la vida. Si las mujeres reciben menor salario es porque se las considera fundamentalmente esposas que ganan un "complemento" al sueldo del var¨®n proveedor, si tienden a elegir contratos a tiempo parcial para compatibilizar trabajo dom¨¦stico y asalariado es porque tienen conciencia de su posici¨®n en una estructura que les asigna las tareas del hogar; si sufren acoso sexual o discriminaci¨®n laboral se debe a que entran en el mercado no como meros individuos asexuados, sino como mujeres. El contrato es el medio a trav¨¦s del que se instituyen, al tiempo que se ocultan, las relaciones de subordinaci¨®n en el patriarcado moderno. Para Pateman, la manifestaci¨®n m¨¢s clara de esta funci¨®n del contractualismo se dar¨ªa en la concepci¨®n de la prostituci¨®n y de la maternidad subrogada (alquiler de ¨²teros) como simples contratos de trabajo en los que la "identidad encarnada" de las personas no tiene relevancia.
Alicia H. Puleo es directora de la C¨¢tedra de Estudios de G¨¦nero de la Universidad de Valladolid y autora de Dial¨¦ctica de la sexualidad: G¨¦nero y sexo en la filosof¨ªa contempor¨¢nea (C¨¢tedra).
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