Pecados veniales
La tesis del sacerdote Houtart y el comandante nicarag¨¹ense Ortega
En estos d¨ªas anteriores a las elecciones en Nicaragua [las elecciones se celebran hoy], en la prensa internacional se ha reproducido un art¨ªculo del sacerdote belga Fran?ois Houtart, a quien conoc¨ª, y llegu¨¦ a apreciar, a ra¨ªz de sus constantes visitas a este pa¨ªs en los a?os de la revoluci¨®n. Sus aportes de entonces, desde la perspectiva de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, fueron sobre todo ¨¦ticos. Y es sobre la ¨¦tica que mi viejo amigo de la izquierda cat¨®lica escribe en su art¨ªculo.
Dice que hay tres niveles de ¨¦tica a tomar en cuenta, desde la perspectiva de la izquierda, a la hora de definir los respaldos a las fuerzas pol¨ªticas: "La lucha contra el neoliberalismo es el imperativo moral m¨¢s importante. Se trata del nivel ¨¦tico que tiene que orientar los otros y que constituye la base de cualquier izquierda", afirma Houtart. Los otros dos quedan subordinados a ese primer nivel: la ¨¦tica interna de los partidos y la ¨¦tica personal de sus dirigentes. En consecuencia, se puede faltar a la ¨¦tica interna y a la ¨¦tica personal, mientras se est¨¦ en lucha contra el neoliberalismo, el imperativo moral m¨¢s importante. Todo esto alega Houtart, en abono de su apoyo p¨²blico al comandante Daniel Ortega, candidato del FSLN.
Esta conclusi¨®n me deja perplejo, sobre todo cuando el padre Houtart reconoce que ese partido es lo m¨¢s que se acerca a la izquierda, y a lo que ¨¦l llama "el eje progresista latinoamericano". Y no lo entiendo del todo, porque siempre he cre¨ªdo que el orden de los factores ¨¦ticos es otro, y que sin ¨¦tica personal y sin ¨¦tica pol¨ªtica no es posible entregarse a la lucha por ning¨²n fin superior.
Ortega y el FSLN dejaron de ser de izquierda hace tiempo, empezando por la perspectiva ¨¦tica personal y de conjunto, y sus posiciones pol¨ªticas se disputan el cetro de la extravagancia cavernaria con los m¨¢s connotados partidos de derecha, digamos el PP de Espa?a, como, por ejemplo, la penalizaci¨®n del aborto terap¨¦utico, votada en la Asamblea Nacional en estos d¨ªas, con el respaldo vehemente de Ortega y de su esposa, y traducido en el voto en bloque del FSLN. Desde ahora, los responsables de un aborto terap¨¦utico ir¨¢n a la c¨¢rcel con pena de cuatro a?os.
Esto tiene para m¨ª mucho que ver con la ¨¦tica, aunque no tenga que ver nada con el neoliberalismo. Alguien que se somete sin pudor a las posiciones de la jerarqu¨ªa cat¨®lica, que est¨¢ en su derecho de condenar el aborto terap¨¦utico, solamente porque piensa granjearse el favor del cardenal Obando y Bravo, y atraer los votos de la clase media conservadora, organizada en cofrad¨ªas y congregaciones alrededor de esa jerarqu¨ªa, est¨¢ dejando en harapos su credibilidad. Y son, de todas maneras, unos votos que nunca podr¨¢ atraer.
Aun cuando Ortega se proclamara en contra del divorcio civil y a favor de su restituci¨®n al ¨¢mbito religioso, o declarara que va a establecer la educaci¨®n religiosa en las escuelas p¨²blicas, algo que no descarto si ganara las elecciones, esos sectores conservadores seguir¨ªan siendo enemigos suyos.
Ortega encabez¨® en las calles marchas altisonantes en contra de la aprobaci¨®n del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y luego orden¨® a sus diputados que dejaran aprobar el tratado. Antes de empezar la campa?a electoral despotricaba contra el FMI y el neoliberalismo, pero su candidato a vicepresidente, que fue miembro del directorio de la contra en Miami, ha sido ahora comisionado de notificar a los representantes de ese organismo en Managua que las relaciones de Ortega con ellos, de ganar las elecciones, ser¨¢n m¨¢s que excelentes. Y por si fuera poco, el mismo candidato a vicepresidente ha declarado que varios ministros del actual Gobierno neoliberal del presidente Bola?os han recibido ofertas de quedarse a servir en un Gobierno del FSLN.
F¨¢cil comprobaci¨®n
Tal vez son cosas que Houtart no sabe, pero que f¨¢cilmente puede comprobar. Y si ya las sabe, me cuesta mucho entender c¨®mo es posible que la renuncia a los principios, el oportunismo pol¨ªtico, la mentira y la doblez, todos ellos asuntos que corresponden a la ¨¦tica personal y a la ¨¦tica de un partido, no terminen derribando y sepultando lo que ¨¦l pone como imperativo moral m¨¢s importante: la supuesta lucha contra el neoliberalismo. Para no hablar de las otras violaciones a la ¨¦tica, como son la inmoralidad en la conducta personal, el enriquecimiento il¨ªcito y el fomento de la corrupci¨®n del sistema judicial, que se halla a las ¨®rdenes de esa misma c¨²pula.
La corrupci¨®n, los actos il¨ªcitos, la mentira pol¨ªtica, la mentira demag¨®gica, se vuelven as¨ª pecados veniales, que el padre Houtart puede remitir desde la ventanilla del confesionario y el pecador podr¨¢ seguir cometi¨¦ndolos siempre que proclame su adhesi¨®n a la lucha contra el neoliberalismo y se mantenga cerca de lo que ¨¦l llama "el eje progresista latinoamericano", que entiendo es el encabezado por Ch¨¢vez. Si la corrupci¨®n y la violencia contra los principios ¨¦ticos son justificables siempre que se proclame la adhesi¨®n a determinados c¨¢nones ideol¨®gicos o pol¨ªticos seleccionados desde arriba, por ejemplo, el neoliberalismo, ?en qu¨¦ se diferenciar¨¢ entonces un dirigente de izquierda de alguien como Pinochet, que al mismo tiempo que depositaba toneladas de oro en Suiza se robaba hasta los ladrillos para construir su mansi¨®n? Tal vez el padre Houtart nos lo pueda explicar.
Sergio Ram¨ªrez es escritor y fue vicepresidente de Nicaragua.
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