El a?o del perro amarillo
"VOTAR?A POR UN PERRO amarillo si se presentara en el tique dem¨®crata". Durante el siglo XIX y buena parte del XX, el sur de Estados Unidos era, al rev¨¦s de lo que ocurre ahora, un basti¨®n del Partido Dem¨®crata, el viejo partido que manten¨ªa vivo el resentimiento de la guerra civil contra los republicanos del norte, contra los yanquis. La frase, ap¨®crifa, se atribuye a un ardiente militante que habr¨ªa querido expresar que incluso lo m¨¢s raro y absurdo del mundo, un perro amarillo, era preferible a un republicano.
En las elecciones de 1928, el candidato presidencial dem¨®crata, Al Smith, no era muy apreciado por algunos compa?eros, entre ellos el senador de Alabama, Tom Heflin, por ser cat¨®lico y por algunos aspectos de su programa. Heflin respald¨® al republicano Herbert Hoover, que luego gan¨® las elecciones, y eso escandaliz¨® tanto a los dem¨®cratas que la expresi¨®n cobr¨® fuerza nacional: "Votar¨ªa por un perro amarillo si se presentara en el tique dem¨®crata", recriminaba la decisi¨®n de Heflin, "una herej¨ªa en el sur", seg¨²n William Safire. "Se adopt¨® como el orgulloso eslogan de la lealtad a muerte al partido", y as¨ª se ha mantenido.
Estas elecciones son de perro amarillo. La tendencia de votar a las personas sobre los partidos es m¨ªnima en estas legislativas. Todos los dem¨®cratas votan contra cualquier republicano, porque est¨¢n enfadados: enfadados a¨²n por la derrota de Al Gore, enfadados por la guerra, por la victoria de Bush en 2004... La militancia lo proclama, la blogosfera crepita. Esta actitud se refleja bien en lo que ha hecho The New York Times: por primera vez desde hace m¨¢s de 30 a?os, el diario -que ejerce, como casi todos, el h¨¢bito de aconsejar editorialmente las opciones de voto a sus lectores- no recomienda a ning¨²n candidato republicano en su zona de influencia, el noreste del pa¨ªs, algo que hac¨ªa desde 1972 como prueba de independencia editorial.
Por eso, el Times ha dicho que no puede recomendar que se vote al republicano Christopher Shays, que representa desde hace 20 a?os a un distrito de Connecticut y que ha sido respaldado por el peri¨®dico en otras elecciones: "Admiramos su independencia y respetamos su capacidad de liderazgo. Ha sido un buen congresista, pero no lo suficientemente bueno como para obviar el hecho de que su reelecci¨®n ayudar¨ªa al partido, que merece desde hace tiempo una buena sacudida". En lugar de a Shays, el peri¨®dico apoya a la dem¨®crata Diane Farrell, su perro amarillo.
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