Pobre estrella pop
Robbie Williams, el ¨ªdolo de los estadios, juega al 'hip hop' en su nuevo disco. Reci¨¦n suspendida una gira por depresi¨®n, con el asalto al mercado estadounidense perdido y en medio de duras cr¨ªticas, afirma que ha legado al mundo su mejor ¨¢lbum. El incorregible bocazas ha vuelto.
A los 15 a?os, Robbie Williams daba vueltas al parque, hac¨ªa el vago en los columpios y se cre¨ªa importante. Confiaba "en el amor y el poder de la m¨²sica". Estaba "inseguro y cachondo, lleno de esperanza". Deseaba enamorarse y encontrar a quien lo quisiera. "Por encima de todo lo dem¨¢s, so?aba con ser alguien".
Desde el asiento del copiloto del coche de su madre ve¨ªa a menudo el cartel de la discoteca del pueblo, Stoke-on-Trent, al norte de Inglaterra. Dec¨ªa: "Los mi¨¦rcoles, noche para mayores de 25". Y ¨¦l pensaba: "?Mierda puta, eso s¨ª que es ser viejo!".
Hoy trata de lidiar con el hecho de que ha cumplido los 32. Todo este tiempo le ha bastado para formar parte en los noventa de Take That, reinventarse en solitario como estrella planetaria del pop, firmar el contrato discogr¨¢fico m¨¢s cuantioso de la historia (de cien millones de d¨®lares) y vender 51 millones de discos, seg¨²n su compa?¨ªa. Pero no para "asumir la decepci¨®n" de comprobar que la fantas¨ªa con la que a los 15 a?os identificaba la edad adulta no casa con la realidad actual, que describe como "s¨®lo de vez en cuando satisfactoria". Lo crea o no. "Dolorosa, pero tambi¨¦n divertida. Triste, graciosa, genial, mala, tr¨¢gica, heroica, pero, m¨¢s que nada, jodidamente compleja? ?Y todo eso s¨®lo sirve para explicar el d¨ªa de hoy!".
Sentado en la penumbra de la habitaci¨®n de un lujoso hotel de Londres vaciado expresamente para los contados encuentros con la prensa europea, Robbie Williams, menos en forma y m¨¢s alto de lo que cabr¨ªa esperar, resultaba a finales de agosto el estereotipo de estrella de pop desdichada. Sus declaraciones, el aspecto exhausto tras cuatro meses y medio de gira, el tono de voz desganado y la vista clavada teatralmente en la moqueta compon¨ªan de ¨¦l la cl¨¢sica imagen del payaso triste, el que hace re¨ªr a los dem¨¢s para ocultar sus propias l¨¢grimas. Impostados o no, estos ademanes adquir¨ªan una nueva dimensi¨®n menos de un mes despu¨¦s, cuando el cantante cancel¨® las fechas asi¨¢ticas de su gira por "estr¨¦s y cansancio", seg¨²n la versi¨®n oficial. De la lectura de los diarios brit¨¢nicos (en los que se calcula que aparece una media de cinco veces al d¨ªa) se desprend¨ªa otro mensaje. La depresi¨®n, vieja compa?era, volv¨ªa a su lado.
Despu¨¦s de aquello, Robbie ha vuelto a los escenarios, se ha metido a enormes audiencias en el bolsillo como s¨®lo ¨¦l es capaz y hasta se ha quedado sin pantalones en los premios Grammy latinos, celebrados en M¨¦xico. Tambi¨¦n ha visto publicado Rudebox, su noveno disco en solitario. Que no es simplemente otro ¨¢lbum. La noticia es que los parecidos con el Robbie del pasado son inexistentes. El disco no desentonar¨ªa en una lista de ¨¦xitos de 1989, cuando s¨®lo era un fantasioso chico de 15 a?os. Suena al reggae sint¨¦tico de Sly & Robbie, a electro y a ambient. Al rap de Public Enemy y al pop de sintetizadores de Pet Shop Boys, que participan en dos temas del disco. El problema, dicen las cr¨ªticas, es que todo ello sucede a la vez.
Con ¨¦l, asegura, pretende "dejar de dar a la gente lo que quiere para empezarle a darle lo que a¨²n no sabe que desea". Y, de paso, cumplir un viejo sue?o. "Siempre quise ser un rapero. Aunque soy blanco y brit¨¢nico. Pero, mira, tampoco he sido nunca un buen cantante, y he vendido m¨¢s de 50 millones de discos".
El ¨¢lbum ha sido recibido fr¨ªamente, por decirlo de un modo suave. Con las mismas ganas de pelea de siempre, el sensacionalista The Sun dijo del primer sencillo, un rap titulado como el disco, que era "la peor canci¨®n de todos los tiempos". Un medio menos sospechoso y m¨¢s respetado en estos asuntos, la revista musical especializada brit¨¢nica Q, subtitul¨® en su ¨²ltimo n¨²mero una extensa cr¨ªtica del disco con una pregunta: "Puede hacer lo que quiera, pero ?por qu¨¦?, oh, ?por qu¨¦ esto?".
Robbie sigue sosteniendo, con todo, que ha legado al mundo su mejor disco hasta la fecha. Es muy posible que realmente lo piense. Como estrella, desde luego, no ten¨ªa ninguna necesidad de publicar un ¨¢lbum. El ¨²ltimo, Intensive care, sali¨® en octubre del a?o pasado y, aunque con ¨¦l registr¨® el puesto m¨¢s bajo de su carrera en las listas brit¨¢nicas, nadie ha tenido tiempo de echar en falta una nueva entrega. Mucho menos, una tan arriesgada. "Tampoco me hace falta pasarme tres d¨ªas hablando con la prensa. He vendido millones, soy Robbie Williams, no necesito la promoci¨®n".
-Es cierto, hac¨ªa a?os que no la empleaba tan intensamente. ?Qu¨¦ hace que se tome tanto inter¨¦s en el disco? No me dir¨¢ que tiene miedo al fracaso.
-Por supuesto, como todo el mundo. No me gusta el rechazo, ni ponerme en situaci¨®n de que alguien me haga da?o.
-?Entonces?
-Pues sucede que creo en esta m¨²sica. Si Robbie Williams abandonase Take That hoy, querr¨ªa hacer este disco ma?ana. Es el ¨¢lbum que he querido componer toda mi vida. Por eso estoy haciendo esta entrevista. Es el deseo de que la gente lo escuche. Quiz¨¢ as¨ª los que aman mi m¨²sica lo entiendan. Y algunos de los que me odian se lo puedan comprar tambi¨¦n.
-?Qu¨¦ impidi¨® al joven Robbie Williams componer ese disco entonces?
-No ten¨ªa idea de c¨®mo hacerlo. Era muy joven, estaba todo el d¨ªa borracho, no sab¨ªa lo que estaba haciendo. A esa edad crees en los que te han antecedido; que los mayores que t¨² son como Yoda [el maestro de La guerra de las galaxias]. Guy Chambers, el tipo con el que escrib¨ªa en aquella ¨¦poca, era como Yoda; el gur¨² que estaba en poder de la llave de esa cosa maravillosa y m¨¢gica llamada escribir canciones. Yo cre¨ªa que no ten¨ªa la habilidad necesaria, el don. Me ha costado 10 a?os aprender c¨®mo hacerlo. Creo que no es demasiado tiempo. No, al menos para m¨ª, que soy bastante est¨²pido. Es posible que a otros les cueste menos. Aunque hay gente que va a la universidad durante a?os. Mis discos anteriores han sido mi universidad.
-?Cree que la gente le entiende?
-Mi gusto es ecl¨¦ctico, y creo que lo mismo les sucede a los dem¨¢s. No tiene mucho que ver tanto con que el disco suene de ¨¦sta o aquella manera, sino con que hay ciertas personas que no soportan mi ¨¦xito. Hay un umbral de triunfo que la gente puede sobrellevar. Si nunca fracasas, es bastante poco natural. Y yo estoy en una situaci¨®n desde luego antinatural. Llevo ocho discos seguidos que han sido jodidamente masivos. Nadie ha logrado nada parecido. Si fuese un artista nuevo y publicase Rudebox, lo adorar¨ªan. Las audiencias naturales de un disco como ¨¦ste me odian. As¨ª est¨¢n las cosas. No voy a hacer de nuevo el rock suave, el pop de guitarras que me hizo famoso. Ya he expresado todo lo que ten¨ªa que expresar con eso. Hay mucho m¨¢s que decir.
Y desde luego, Robbie Williams puso mucho empe?o para que los periodistas entendiesen eso de nuevo que tiene que decir. As¨ª se lo transmiti¨® a sus colaboradores en este proyecto. ?l mismo redact¨® una extensa nota en la que daba largas explicaciones para cada tema. Junto a ella se enviaron d¨ªas antes de la entrevista las letras de las canciones. De las propias, que oscilan entre la confesi¨®n a bocajarro ("perd¨ª la virginidad con una chica llamada Anne Marie. / Le puse el vestido perdido") y el hedonismo descerebrado del primer sencillo. Tambi¨¦n de las cinco versiones de artistas tan dispares como Manu Chao o The Human League que jalonan el disco.
Su entorno se cercior¨® de que los periodistas hubiesen escuchado la obra en la sede de la compa?¨ªa y varias veces antes de cruzar el umbral de la suite y recibir la ¨²ltima consigna: "Durante la entrevista, s¨®lo se pueden tratar temas relacionados con el disco". Una advertencia que nadie pudo tomar a estas alturas en serio con un incorregible bocazas como Robbie Williams.
A las pocas semanas de la entrevista en Londres, los servicios legales de su multinacional, Emi, que considera este lanzamiento crucial para rectificar los resultados insatisfactorios del primer semestre del a?o, enviaban al periodista, en forma de una carta certificada urgente, una notificaci¨®n legal en la que se instaba a evitar dar detalles o hacer "referencia a la grabaci¨®n y/o a la letra" de una canci¨®n que trataba de los a?os en los que form¨® parte de Take That. Supuestamente porque, inform¨® The Guardian, pod¨ªan dar lugar a una demanda de un antiguo colaborador. Limpiada la letra de posibles fuentes de problemas legales, el tema ha acabado formando parte del disco que ha llegado a las tiendas.
Desde entonces, a Robbie le ha sobrado el tiempo para meterse en nuevos problemas y seguir jugando a su deporte favorito: regalar titulares a la prensa como si hoy fuese la ¨²ltima vez. El semanario alem¨¢n Der Spiegel public¨® el 9 de octubre una entrevista en la que Williams se declaraba decidido a abandonar la "maquinaria de la industria discogr¨¢fica". D¨ªas m¨¢s tarde, en India explicaba que "s¨®lo el amor podr¨ªa hacerle retirarse".
Se dir¨ªa que el personaje juega adecuadamente sus cartas. Los temas que siempre interesan a sus fans y garantizan hueco en los ecos de sociedad. Como el amor, claro: "No pienso casarme, en el pasado quer¨ªa mantener una relaci¨®n desesperadamente porque eso es lo que haces, ?no es cierto? Paso demasiado tiempo pensando en m¨ª mismo, por lo que no tiene sentido que mantenga una relaci¨®n. Puede que me haya convertido en un ego¨ªsta". O, siempre, Take That: "No creo que sea buena idea reunirme con ellos. Ser¨ªa como tirarme por una monta?a rusa emocional, y ya estoy en una, que es la m¨ªa. Si me involucro otra vez en algo que es tan personal para m¨ª, acabar¨¦ como entonces. He superado el pasado, no me duele el recordarlo. Y es en parte porque hay temas de este disco en los que lo he tratado sin pudor".
-Cabe preguntarse qu¨¦ har¨ªan los tabloides si usted no existiese.
-Har¨ªan de la vida de David Beckham algo a¨²n m¨¢s miserable, supongo.
-?Consiguen eso con usted?
-Por supuesto. Absolutamente. No lo conseguir¨ªan si no los leyese, pero es en cierto modo imposible no hacerlo. Los paparazzi representan a los tabloides y, cuando los veo aparecer, me paso la mayor¨ªa del d¨ªa instalado en la furia. No es un buen lugar para estar. Hacen de mi vida una total mierda.
-?Por eso se mud¨® usted a Los ?ngeles?
-?Es tan divertido!
-Tiene fama de lo opuesto.
-Lo dicen porque no viven all¨ª.
-Ni son Robbie Williams.
-Exacto. La mayor¨ªa no tienen una opini¨®n formada sobre m¨ª en Los ?ngeles.
?ste parece el ¨²nico tema que hace volver la media sonrisa a su cara, a pesar de que Rudebox es la segunda batalla perdida de una guerra iniciada por Robbie en 2002, cuando se mud¨® a Estados Unidos con la intenci¨®n declarada de conquistar el mercado norteamericano. No funcion¨®. Su anterior disco no se public¨® all¨ª, y Emi calcula, seg¨²n declar¨® un directivo a Billboard, que la demanda de los aficionados de aquel pa¨ªs queda bien cubierta con la importaci¨®n y las descargas legales de Internet. "Nunca he sido capaz, es cierto. Pero creo que ya me hab¨ªa rendido antes de llegar. Pero vivo all¨ª. Y me gusta. Hostias, lo amo. Lo echo de menos. A mis perros, la cafeter¨ªa de al lado de casa, mi jard¨ªn, la comida, mis cuatro o cinco coches", dice, clavando de nuevo la vista en la moqueta. En serio? ?Tan desdichado se siente? "Odio quejarme por quejarme, pero ¨¦sa es mi verdad, y nunca ha sido m¨¢s verdad que ahora".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.