El vaso que uno llena
?Medio lleno o medio vac¨ªo? Una misma realidad puede percibirse de maneras distintas. Y esta visi¨®n condiciona nuestra calidad de vida. Los optimistas viven m¨¢s y mejor, dicen algunos expertos, cuando comprenden que la felicidad no es el final de un viaje, sino parte del paisaje que se atraviesa durante el trayecto
?C¨®mo es posible que haya personas que, frente al mismo vaso, lo vean medio vac¨ªo, y otras, medio lleno? Si retrocedemos un poco para contemplar el cuadro con mayor perspectiva, podemos llegar a averiguar por qu¨¦ un mismo vaso se puede percibir de maneras, no s¨®lo distintas, sino opuestas. La vida consiste en percepciones, respuestas, actitudes, valores y motivaciones que nos llevan a ver, continuamente, si hay vasos en las diferentes dimensiones de nuestra vida y cu¨¢n llenos est¨¢n.
El tema no es balad¨ª: la visi¨®n del vaso hace que algunos sean capaces de arriesgarse para construir una nueva realidad en la que ellos ser¨¢n los que buscar¨¢n las fuentes necesarias para llenarlo; otros ser¨¢n capaces de renunciar a todo cuanto tienen para tender la mano al que sufre a miles de kil¨®metros de distancia y convivir con el dolor y el padecimiento ajeno de modo que los vasos de esas personas puedan empezar a llenarse, y finalmente hay quienes viven quej¨¢ndose cr¨®nicamente de que alguien est¨¢ continuamente vaci¨¢ndoles el vaso, aunque ellos dicen no hacer nada para remediarlo, pobres v¨ªctimas?
?Qu¨¦ mueve a unos y a otros hacia esos distintos vasos? El ser humano act¨²a movido por unos motores llamados necesidades biol¨®gicas (como respirar, beber o comer) o por motivaciones (necesidades psicol¨®gicas que dan forma a nuestras conductas). El poder, el ¨¦xito, tener dinero, aparentar o lograr tener seguridad son algunas de las motivaciones del ser humano, a las que cabe sumar la necesidad de afecto, la de relacionarse con los dem¨¢s o la de encontrar un sentido a la vida, entre muchas otras.
La pregunta. ?Qu¨¦ nos hace tan distintos? El hombre se ha preocupado siempre por analizar y tratar de comprender la personalidad y el car¨¢cter de sus cong¨¦neres. En este sentido, Borges, en El idioma anal¨ªtico de John Wilkins, escribi¨®: "La imposibilidad de penetrar el esquema divino del universo no puede, sin embargo, disuadirnos de planear esquemas humanos, aunque nos conste que ¨¦stos son provisorios". La quiromancia, la frenolog¨ªa y la astrolog¨ªa, entre otras, forman parte de la etapa precient¨ªfica de la psicolog¨ªa. Los intentos de ordenar nuestro mundo interior y su relaci¨®n con lo que nos rodea, as¨ª como comprender los porqu¨¦s de las diferentes visiones del vaso, han sido m¨²ltiples a lo largo de la historia.
En este sentido, el libro Optimizar la vida, de Albert Figueras, editado por Alienta, aporta una serie de estimulantes preguntas y respuestas sobre los mecanismos que nos llevan a ver de diferentes maneras un mismo vaso. Y, lo que es m¨¢s importante, los impulsos que nos mueven a buscar las fuentes para llenar nuestro vaso y el de los dem¨¢s.
Seg¨²n este profesor universitario, doctor en medicina y especialista en farmacolog¨ªa cl¨ªnica, contamos con una amplia base de estudios que han seguido a grupos de personas durante toda su vida y han concluido que quienes tienen una actitud positiva llenan m¨¢s y mejor el vaso de su vida, es decir, viven m¨¢s y mejor. O que las personas con tendencia a la hostilidad presentan un riesgo mayor de padecer fugas en su vaso a modo de enfermedades cardiovasculares, entre otras. En cambio, los optimistas, argumenta, no s¨®lo tienen mejor salud, sino que tambi¨¦n suelen lograr una mejor respuesta frente a dolencias graves. Si, como dice el lenguaje popular, padecer ciertas enfermedades es cuesti¨®n de loter¨ªa, algunas actitudes vitales negativas s¨®lo sirven para ir acumulando m¨¢s boletos, concluye. En definitiva, la ciencia parece demostrar que nuestras actitudes inician procesos de llenado o vaciado del vaso de nuestra vida.
Las piezas del motor. El estudio del cerebro nos explica cu¨¢l es la qu¨ªmica del bienestar y de eso que llamamos optimismo o felicidad. Pero claro, hablar de conceptos como endorfinas, neurotransmisores o serotonina puede asustarnos. No obstante, si hablamos con naturalidad de software, del motor de inyecci¨®n y del airbag, con m¨¢s raz¨®n tendr¨ªamos que conocer algunas piezas clave del funcionamiento de nuestro propio organismo. Y eso es lo que hace, de modo muy ameno, en sus p¨¢ginas.
Seg¨²n el autor, la felicidad, entendida como un estado permanente de bienestar absoluto que se puede alcanzar tras un camino arduo (y, a menudo, econ¨®micamente costoso), no existe. La felicidad, defiende el doctor Figueras, es un estado, una sensaci¨®n moment¨¢nea, fugaz, que todos experimentamos en varios momentos de nuestra existencia. La felicidad no es el final de ning¨²n trayecto, sino que forma parte del paisaje por el que pasamos a lo largo del viaje. No es ning¨²n destino al que se llega viajando, sino m¨¢s bien un adjetivo que nos remite a esa sensaci¨®n que uno tiene -m¨¢s a menudo de lo que pensamos- durante el viaje de la vida. El problema es que estamos tan obcecados, que muchas veces ni la percibimos porque nos quedamos con la parte vac¨ªa del vaso y, lo que es peor, renunciamos al enorme placer de la aventura que supone ir a buscar una fuente en la que podamos llenarlo las veces que nos apetezca.
El delirio de Guillermo Tell
Albert Figueras introduce en su obra met¨¢foras como ¨¦sta. Seg¨²n ella, a lo largo de la vida tenemos distintas motivaciones, acertar en unas dianas. Sin embargo, muchas veces la punter¨ªa es poca; apuntamos a objetivos inexistentes, err¨®neos o deformados. Por ejemplo, deseamos el ¨²ltimo modelo de un coche descapotable porque pensamos que ser¨¢ un instrumento para vivir experiencias intensas. Tenemos nuestro objetivo muy claro y no quedamos con los amigos para ir a tomar una copa el viernes porque tenemos que ahorrar para ese capricho. L¨¢stima que tras prepararnos, apuntar y disparar la flecha? nos acercamos a la diana y nos damos cuenta de que se movi¨®, o no era tal. El deportivo deseado no nos aporta lo esperado. Mientras tanto, como dec¨ªa John Lennon, "la vida es lo que ha ido pasando" mientras pens¨¢bamos que la felicidad nos aguardaba en un descapotable.
?lex Rovira Celma es profesor de Esade, conferenciante y escritor.
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