Adorno ret¨®rico
Aqu¨ª pasan dos cosas: la cultura del acuerdo est¨¢ por los suelos o el PP tiene importantes deudas que pagar con la Cope y El Mundo. De otra manera no se entiende el discurso tan agresivo del PP para explicar el acuerdo al que ha llegado con el PSOE sobre el Estatuto de Autonom¨ªa. Quiz¨¢s es que ambos medios de comunicaci¨®n influyen de tal manera en su electorado que se ven en la obligaci¨®n de actuar a impulsos de sus promotores o de dar explicaciones a lo que all¨ª se opina. Ser¨¢ esta la explicaci¨®n a la postura de Rajoy en el debate del pleno del Congreso para la aprobaci¨®n del Estatuto. Quiz¨¢s no le quedaba otro remedio que decirle a los suyos lo que un importante sector de su partido y de los medios de comunicaci¨®n que le apoyan piensan del acuerdo. Todo eso de "adorno ret¨®rico" y de "referencias a un pasado remoto" parece dicho para el consumo de una parte de la derecha espa?ola, esa que une el barrio de Salamanca con el de los Remedios a trav¨¦s de la clase club del AVE. De alguna manera es lo mismo que escribi¨® Zaplana del "l¨ªo estatutario" y de la "filigrana bizantina". Se dir¨ªa que son expresiones sacadas del mismo asesor, juegos literarios del mismo guionista. Expresiones que en el l¨ªder del PP suenan a excusa por tener que aceptar cosas del Estatuto que no quer¨ªa y en Zaplana, quiz¨¢s por el peri¨®dico donde public¨® su art¨ªculo, sonaba a rechazo absoluto y a disidencia en un partido que no est¨¢ acostumbrado a la pluralidad. Aunque no estemos acostumbrados a la disidencia, en la derecha hay sectores m¨¢s centralistas, grupos m¨¢s espa?olistas e incluso tendencias contrarias a que figuren en cualquier ley la ayuda en el proceso de la muerte y la ense?anza laica, por muy suavizado que haya quedado. Adem¨¢s, los vaticanistas y los kremilin¨®logos miraban la intensidad de los aplausos para descubrir a los menos entusiastas de entre la bancada popular. A Rajoy no le qued¨® m¨¢s remedio que recordar el voto afirmativo de Zaplana al Estatuto. Al fin y al cabo el acuerdo se cerr¨® en medio de la euforia. Es posible que a muchos les duela el est¨®mago de ver contentos a los dirigentes del PSOE y observar al presidente de la Junta que se sale del pellejo. Pero no ser¨¢ porque el PP dud¨® hasta llegar a un acuerdo. Fue justo sobre el pitido final, en el tiempo de descuento, con la Comisi¨®n Constitucional esperando para cerrar los detalles. Como bien est¨¢ lo que bien acaba, hubo un happy end con fiesta en el C¨ªrculo de Bellas Artes.
El escenario pol¨ªtico andaluz con un Estatuto sin acuerdo entre los dos grandes partidos, era engorroso para el PSOE y muy duro para el PP. Aparte de las deudas hist¨®ricas de Arenas, el calendario jugaba en su contra: un refer¨¦ndum a tres meses de las municipales pod¨ªa erosionar la ¨²nica palanca de poder que le queda al PP en Andaluc¨ªa, perder algunos ayuntamientos y empujarlo a la marginalidad. El PP no pod¨ªa no acordar, por eso tuvo que ceder mucho, m¨¢s que nadie. No por el contenido del Estatuto, sino por la cantidad de descalificaciones que hab¨ªan utilizado durante dos a?os. Al final era mejor un mal acuerdo que un buen pleito, como reza la m¨¢xima de los procesos judiciales. Era preferible tragar alg¨²n sapo que otro que aparecer como el partido antiandaluz. Hubieran vuelto a salir los carteles con balcones de geranios, las banderas andaluzas desde la Giralda y toda la iconograf¨ªa que iba a destrozar al PP al mostrarlo como un partido antip¨¢tico y molesto.
Los que van camino del abismo son los del PA. La pantomima del encierro raya en lo pat¨¦tico. Van a sufrir de aqu¨ª al 25-F un calvario s¨®lo comparable al que les puede esperar despu¨¦s. Este partido, que ha estado siempre al borde del abismo, ha dado un definitivo paso al frente empujado por su fundador y seguidores. Una especie de suicidio colectivo incomprensible. El rasputinismo de Rojas-Marcos le ha hecho incluso salirse de la plataforma Andaluces levantaos. Si alguien se empe?a en desaparecer basta con que deje de respirar.
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