Am¨¦rica Latina: la ideolog¨ªa del fracaso
Los dos lados de la moneda son los siguientes: la cruz, que la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Am¨¦rica Latina (AL) empez¨® devaluada por la ausencia de algunos de los mandatarios m¨¢s significativos, y su desarrollo se ha visto comprometido por las distintas sensibilidades sobre el fen¨®meno de la inmigraci¨®n (el derecho a emigrar y el derecho a recibir). La cara, la coyuntura econ¨®mica de la regi¨®n, que es la mejor desde hace mucho tiempo, pese a lo cual los ciudadanos, consultados en los Latinobar¨®metros, se muestran insatisfechos.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas han coincidido en AL muchas reformas econ¨®micas con la transici¨®n a la democracia. El destino de ¨¦sta se vincula a la obtenci¨®n de beneficios econ¨®micos, y ¨¦stos han llegado: se prev¨¦ que en 2006 el PIB de la regi¨®n crezca cerca del 6%, y la renta por habitante aumente un 3,5%. Ser¨ªa el cuarto a?o consecutivo de crecimiento y el tercero con una tasa superior al 4%. El producto por habitante podr¨ªa acumular un incremento del 15% en el periodo 2003-2007, lo que equivale al 2,8% de media por a?o. Entre 1980 y 2002, el ingreso por habitante s¨®lo aument¨® un 0,1% anual. El crecimiento se produce de forma simult¨¢nea a un super¨¢vit por cuenta corriente (nunca le fue a AL tan favorable la relaci¨®n de intercambio, por el precio de las materias primas que exporta) y a un saneamiento de sus cuentas p¨²blicas, lo que hace a la regi¨®n menos vulnerable ante eventuales perturbaciones exteriores.
No reconocer este cambio de tendencia supone caer en "el prestigio intelectual del fracaso", tan familiar a la zona. El concepto pertenece al economista espa?ol Jos¨¦ Juan Ruiz, y fue lanzado en un seminario celebrado en Montevideo antes de la cumbre, organizado por la Asociaci¨®n de Periodistas Europeos, la Fundaci¨®n Nuevo Periodismo Iberoamericano y la Corporaci¨®n Andina de Fomento. Pero una cosa es caer en la ideolog¨ªa del fracaso y otra no analizar en profundidad las causas de la creciente insatisfacci¨®n de muchos ciudadanos hacia la democracia, que se refiere, sobre todo, a su percepci¨®n sobre los escasos logros econ¨®micos y no tanto a la democracia como tal.
La desigualdad en la zona sigue siendo exponencial, pese al crecimiento. El economista venezolano Ricardo Hausman ha escrito que los pobres latinoamericanos son tan pobres como los de otras zonas del mundo, pero que los ricos son mucho m¨¢s ricos. Ello plantea la necesidad de la reforma fiscal como factor redistribuidor de los ingresos y la riqueza. Los niveles de recaudaci¨®n fiscal en AL son, como media, de s¨®lo el 14% del PIB, espectacularmente bajos para generar un Estado de bienestar que sea impulsor del desarrollo y la equidad. Los dos extremos de la regi¨®n est¨¢n en M¨¦xico y Brasil, los dos gigantes regionales. M¨¦xico tiene un nivel de recaudaci¨®n de impuestos del 13% de su PIB, mientras que Brasil est¨¢ en 21 puntos, que se elevan al 36% si se incluyen los impuestos locales y las contribuciones vinculadas a la Seguridad Social.
Pese a esta divergencia, ni en uno ni en otro pa¨ªs se produce una buena utilizaci¨®n del gasto p¨²blico, pues de una buena parte del mismo se apodera una serie de ¨¦lites que no permiten que permee hacia las clases m¨¢s desfavorecidas. A este fen¨®meno es al que los economistas Javier Santiso y Carlos Elizondo han calificado de "violencia fiscal" (una violencia legal, aprobada en los parlamentos, que permite un gran n¨²mero de exenciones, exacciones y subsidios que hacen que una parte privilegiada de la poblaci¨®n no s¨®lo no pague impuestos, sino que se beneficie de modo prioritario de los que pagan sus conciudadanos, a trav¨¦s de la utilizaci¨®n del gasto p¨²blico para sus intereses). A sus beneficiarios se les denomina "termitas fiscales".
En comparaci¨®n consigo misma, AL est¨¢ en una coyuntura macroecon¨®mica excepcional. Pero si se compara con otros pa¨ªses emergentes, el crecimiento es menor. Sus gigantes regionales progresan menos que los "gigantes globales", China e India. Y la diferencia no puede explicarse, como muchas veces se hace, por la calidad de las instituciones, pues China no es una democracia e India es una democracia imperfecta y dual.
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