Geopol¨ªtica del calentamiento global
Al Gore, con su documental Una verdad inc¨®moda, indica que ese mal com¨²n que es el calentamiento del planeta es una amenaza mayor que el terrorismo. Sin duda. Pero se puede ir m¨¢s all¨¢. El cambio clim¨¢tico puede acabar siendo uno de los factores que alienten las guerras y el terrorismo, pues favorecer¨¢ la multiplicaci¨®n de Estados fallidos y la radicalizaci¨®n de sus sociedades, que bien pueden aprovechar movimientos terroristas globales. El Plan de Acci¨®n de la Alianza de Civilizaciones que se presenta el pr¨®ximo lunes, deber¨ªa tomar tambi¨¦n en cuenta esta dimensi¨®n.
El calentamiento est¨¢ teniendo ya efectos geopol¨ªticos, y los tendr¨¢ a¨²n mayores en los cataclismos nada lejanos que augura, de no hacer lo que se requiere, el informe de Nicholas Stern patrocinado por Blair. La lucha por el agua es un factor sin el cual no se pueden entender los conflictos en Oriente Pr¨®ximo. Su importancia crecer¨¢. La sequ¨ªa tambi¨¦n est¨¢ detr¨¢s de una parte de la emigraci¨®n subsahariana. Dos grados m¨¢s de temperatura, combinados con el aumento de la poblaci¨®n, podr¨ªan dejar a varios millones de gente sin agua, que tendr¨ªan que convertirse en "refugiados clim¨¢ticos" en otros lugares.
Ya hoy, seg¨²n el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada africano dispone, de media, de una tercera parte menos de agua que en los a?os setenta. Seg¨²n otro informe, de Oxfam, la temperatura media en ?frica ha subido medio grado en un siglo, pero en algunos lugares, como Kenia, 3,5 grados en 20 a?os. Con un aumento ligero de la temperatura, las cosechas de cereales pueden mejorar, pero por encima de dos o tres grados, podr¨ªan reducirse entre un 5 y un 10%. En ?frica, Oriente Medio y Asia -China incluida-, la p¨¦rdida puede llegar hasta un 35%. Un aumento del nivel del mar de 50 cent¨ªmetros obligar¨¢ a dos millones de personas a abandonar el Delta del Nilo, y a muchos millones en Bangladesh.
La ministra brit¨¢nica de Exteriores, Margaret Beckett, al citar algunos de estos datos, reclamaba recientemente en Berl¨ªn que las pol¨ªticas exteriores, incluida la europea, se ocupar¨¢n de lo que llama la "seguridad clim¨¢tica", que debe consistir no s¨®lo en evitar los mayores desastres que provoca el calentamiento, sino tambi¨¦n sus consecuencias estrat¨¦gicas, entre las que est¨¢n la estabilidad de los Estados y el acceso a las fuentes de energ¨ªa. Aunque el informe Stern tiene mucho de spin de Blair para, en su recta de salida de Downing Street, forjarse otra imagen y buscar una bandera aglutinadora, interna, europea y global, no deja de tener raz¨®n.
Las sequ¨ªas y la desertificaci¨®n, los movimientos de poblaci¨®n que provocan, el consiguiente aumento de enfermedades como la malaria o el dengue, y las luchas por los recursos escasos, azuzar¨¢n los conflictos y el n¨²mero de Estados fallidos en ?frica y en otras partes del mundo. En Somalia, donde EE UU, junto con algunos aliados, tambi¨¦n libra su guerra contra el terror, seg¨²n la FAO la cosecha ha sido este a?o un 30% por debajo de lo normal debido a la peor sequ¨ªa en 40 a?os. Es probable que estas condiciones hayan favorecido la reciente toma del poder por islamistas radicales.
El cambio clim¨¢tico tendr¨¢ un efecto potencialmente devastador sobre las econom¨ªas de todos los pa¨ªses, pero ser¨¢n los menos desarrollados los primeros y m¨¢s afectados, seg¨²n el Informe Stern, por lo que los m¨¢s ricos deber¨ªan hacer el esfuerzo principal para la reducci¨®n de emisiones de gases, que est¨¢ en el origen del efecto invernadero. Tambi¨¦n reconoce que si EE UU y China no se suben a este carro (ninguno forman parte del Protocolo de Kioto) de poco servir¨¢n los esfuerzos parciales.
Quiz¨¢ le resulte atractivo al Norte el hecho de que limpiar el aire del planeta y recuperar el medioambiente va a ser un negocio lucrativo, del orden de 20 billones de d¨®lares de aqu¨ª a 2030, seg¨²n la Agencia Internacional de la Energ¨ªa. Estas tecnolog¨ªas las dominan las econom¨ªas avanzadas. ?Las convertir¨¢n en bienes comunes? aortega@elpais.es
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