Una tarde con Alejandro Sanz
Los 'fans' se agolparon en el C¨ªrculo de Bellas Artes, donde el cantante present¨® su nuevo disco
Son casi las dos y media de la tarde en la calle del Marqu¨¦s de Casa Riera, donde se encuentra el C¨ªrculo de Bellas Artes, y hay furgonetas de todos los medios de comunicaci¨®n. Una cola de m¨¢s de 50 jovencitas da la vuelta a la esquina hacia la calle de Alcal¨¢. ?Por qu¨¦ tanta expectaci¨®n? ?Llega un mandatario extranjero? ?Un futbolista famoso? ?Tal vez un torero? No, las j¨®venes esperan ver a su ¨ªdolo musical Alejandro Sanz, quien, en una ceremonia repetida cada pocos a?os, concita la atenci¨®n de prensa y seguidores en un rito francamente desmedido.
Lorena, Vanesa y Sandra pegan saltos y chillidos a la hora de contestar qu¨¦ es lo que m¨¢s les gusta de Alejandro. Sandra responde: "?Est¨¢ tan bueno que le comer¨ªa hasta el rabito!". En las escaleras del C¨ªrculo se agolpa casi un centenar de periodistas, entre los que abundan las mujeres -en una proporci¨®n de ocho a dos-. Alguien de la compa?¨ªa de discos revela el arcano: han sido convocados 49 redactores de prensa escrita, 33 fot¨®grafos, 20 redactores de Internet, 40 de radio, 60 de televisiones y 18 corresponsales extranjeros.
"Sin m¨²sica no s¨¦ vivir", dice el cantante de Moratalaz conocido internacionalmente
A las dos y media en punto suena el pistoletazo y comienza la entrega de acreditaciones a los asistentes. Una r¨¢pida carrera sit¨²a a los periodistas en el Sal¨®n de Columnas, donde varias son las personas que se aprestan a situarse en primera fila. Dos de ellas se colocan justo en el centro. "Trabajamos para RLM", dicen sonrientes (las siglas corresponden a la agencia de management del artista).
Junto a ellas, otra pareja de j¨®venes responden muy serios que ellos vienen de la revista RVM. Cuando se les pregunta qu¨¦ revista es ¨¦sa, contestan con sonrisa traviesa que "una de Rivas-Vaciamadrid".
Mientras la gente va llenando el sal¨®n se escuchan las canciones del nuevo disco de Sanz, El tren de los momentos. El escenario rememora un callej¨®n neoyorquino. Hay una funda de guitarra apoyada en la pared, unos montones de peri¨®dicos desordenados, una maleta deshecha, una puerta en la que figura un letrero en ingl¨¦s que reza S¨®lo personal autorizado...
El secreto se revela cuando se proyecta el v¨ªdeo del primer single del disco, A la primera persona. En ¨¦l se ve a un Alejandro Sanz hecho polvo mientras la actriz Paz Vega, en sugerente combinaci¨®n negra, le monta una bronca de espanto y va tirando sus cosas por la ventana: los discos de vinilo, la maleta, unos libros y, por fin, la guitarra.
A las tres de la tarde aparece el Alejandro real. Va ataviado con una chaqueta y chaleco azules y una camisa blanca. Viene convenientemente afeitado y delgadito. Entonces se produce una de las ruedas de prensa m¨¢s surrealistas de los ¨²ltimos tiempos: una periodista de Canal Sur le hace entrega de una tortillita de camarones; una reportera de Baleares le trae ensaimadas y sobrasada; un reportero de Murcia le lleva dos camisetas de su programa, una para ¨¦l y otra para su hija, Manuela. Entre regalo y regalo, el cantante va desgranando sus opiniones acerca del disco: "Quer¨ªa sacar de m¨ª todo lo que ten¨ªa dentro". "No he escrito una sola palabra, sino que lo iba improvisando todo al cantar". "La vida est¨¢ llena de peque?os trenes" o "sin m¨²sica no s¨¦ vivir" son algunas de las verdades fundamentales que expresa este cantante de Moratalaz famoso en el mundo entero.
El rito dura hora y media. Despu¨¦s, ¨¦l sube a su camerino, donde contin¨²a las entrevistas y, finalmente, ofrece un concierto de cinco temas, organizado por Los 40 Principales. All¨ª el n¨²mero de fans ha crecido enormemente y un bosque de tel¨¦fonos m¨®viles recoge con sus c¨¢maras las evoluciones y la voz de Sanz.
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