La bolsita transparente

La lucha contra el terrorismo obliga a ciertas incomodidades. La ¨²ltima es que los viajeros de vuelos a¨¦reos tienen, desde ayer, que llevar una bolsita de pl¨¢stico transparente en la mano, con los l¨ªquidos y geles que transporten, en cantidades limitadas. Los viajeros con origen y destino en el Reino Unido han encontrado que se hab¨ªan suavizado las medidas tomadas unos meses atr¨¢s, mientras que en el resto de los aeropuertos europeos son nuevas.

No parece que la medida, pensada a ra¨ªz de los atentados que supuestamente se preparaban desde Inglaterra el pasado verano, haya provocado mayores inconvenientes. Tampoco que otros terroristas dispuestos a morir para matar encuentren otras v¨ªas, incluso corporales, para intentar introducir explosivos en aviones. Est¨¢ bien dificultar en lo posible, y siempre dentro de lo razonable, tales intentos.

Lo que no parece tan razonable es volver a reducir el equipaje de mano, como se ha decidido hacer a partir de abril. Muchos son los viajeros que por razones profesionales u otras lo hacen con prisas y que no se pueden arriesgar a perder un malet¨ªn esencial para las pocas horas o d¨ªas en que estar¨¢n en su punto de destino. Toda una manera de viajar se hab¨ªa organizado en torno a este equipaje que uno pod¨ªa llevar consigo y que ahora se ve, de nuevo, reducido sin justificaci¨®n clara. Las l¨ªneas a¨¦reas no han aumentado paralelamente sus responsabilidades o medidas de urgencia en caso de p¨¦rdidas de maletas. Y de hecho, las de bajo coste contaban con una manipulaci¨®n m¨¢s barata del equipaje a facturar.

Las terminales se agigantan, y con ellas el tiempo necesario para viajar en avi¨®n, actividad que se est¨¢ volviendo no m¨¢s peligrosa, pero s¨ª cada vez m¨¢s inc¨®moda.