Una presidenta para la C¨¢mara de Representantes
La dem¨®crata Nancy Pelosi, de 66 a?os, ser¨¢ la tercera persona m¨¢s importante de EE UU
Nancy Pelosi no s¨®lo se convirti¨® en la noche del martes en la primera mujer que preside la C¨¢mara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, si no que es desde entonces la segunda persona en la l¨ªnea de la sucesi¨®n presidencial, despu¨¦s del vicepresidente Dick Cheney. Su frase de cuando fue elegida en 2002 jefa de la minor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara (tambi¨¦n en esto fue la primera mujer que acced¨ªa a ese cargo) es ahora m¨¢s apropiada que nunca: "He roto el techo de m¨¢rmol" del Capitolio. Mucho m¨¢s dif¨ªcil de romper que el "techo de cristal" que frena a much¨ªsimas mujeres. "?Nan-cy! Nan-cy! ?Nan-cyyy?", gritaban sus seguidores de madrugada.
"Los dem¨®cratas est¨¢n listos para liderar. Estamos preparados para gobernar. Y lo haremos trabajando junto a la Administraci¨®n republicana y los congresistas republicanos en com¨²n, no desde la parcialidad", declar¨® conciliadora Pelosi poco despu¨¦s de conocer la victoria de su partido, y por tanto la suya. Cuando todav¨ªa era una promesa, esta representante de California lanzaba propuestas con tanta soltura como quien pide un caf¨¦ con leche. Y todas esperaba ponerlas en marcha en sus primeras "cien horas" de trabajo. Los enunciados son sencillos, su aplicaci¨®n no tanto, y en algunos casos puede llevarla a enfrentamientos con los miembros de su propio partido. La nueva presidenta de la C¨¢mara quiere elevar el salario m¨ªnimo, aunque no ha especificado ni la cantidad ni en qu¨¦ plazo; desea aumentar los fondos federales para investigar con c¨¦lulas madres, pero para ello antes tendr¨¢ que emprender una batalla contra la prohibici¨®n federal; sobre la estrecha cobertura farmac¨¦utica que tienen los ancianos, se limit¨® a decir "hay que hacer algo al respecto"; aplicar las recomendaciones de la comisi¨®n del 11-S: obvio.
Su victoria le har¨¢ la vida m¨¢s dif¨ªcil a Bush porque promover¨¢ investigaciones
?Todo en s¨®lo 100 horas? "Yo lo har¨ªa todo en el primer d¨ªa, pero algunos querr¨¢n tom¨¢rselo con m¨¢s calma", dice Pelosi con una sonrisa de complicidad. ?Abrir¨¢, como sue?an algunos, un proceso de destituci¨®n de George Bush por la guerra de Irak? Pelosi lo descarta expl¨ªcitamente, aunque se lo reclamar¨¢ la C¨¢mara dem¨®crata. Sus compa?eros de partido son tan dif¨ªciles de controlar como un empecinado se?or de la guerra afgano que defiende su feudo a sangre. En los ¨²ltimos meses, se ha vivido una guerra abierta entre Rahm Emanuel, quien dirige el comit¨¦ de campa?a de la C¨¢mara, y Howard Dean, presidente del partido. Pero la se?ora Pelosi ha hecho un buen trabajo y, seg¨²n la publicaci¨®n Congressional Quartely (CG), los dem¨®cratas de la C¨¢mara baja votaron en 2005 un 88% de las veces con la mayor¨ªa de su partido, el nivel m¨¢s alto desde que CG comenz¨® a recopilar datos en 1956.
Uno de los cometidos que m¨¢s quebraderos de cabeza le va a proporcionar ser¨¢ la repartici¨®n de los 19 Comit¨¦s de la C¨¢mara -a partir de enero, cuando se abra la sesi¨®n 110 del Congreso-. Los dem¨®cratas est¨¢n hambrientos de poder, tras 12 a?os en la sombra.
Nacida en la Costa Este de Estados Unidos hace 66 a?os, su carrera pol¨ªtica se ha desarrollado en el oeste, donde se traslad¨® a vivir con su marido, un millonario de San Francisco, distrito que ella representa desde 1987. La Dama de San Francisco aprendi¨® el arte de la pol¨ªtica en la vieja escuela, de la mano de su padre, un congresista de la ¨¦poca del New Deal que acab¨® siendo alcalde de Baltimore, ciudad natal de Pelosi. La peque?a Nancy era la benjamina de una familia de seis hijos, de los cuales ella era la ¨²nica f¨¦mina. Su victoria del martes le har¨¢ la vida m¨¢s dif¨ªcil al presidente Bush, no s¨®lo porque bloquear¨¢ iniciativas de la Casa Blanca, sino porque promover¨¢ investigaciones hasta ahora ahogadas. Madre de cinco hijos, abuela de cinco nietos, lleg¨® a la pol¨ªtica a los 46 a?os. Liberal hasta la m¨¦dula, su m¨¢xima en pol¨ªtica respecto al partido ahora en la oposici¨®n de la C¨¢mara queda definida por una frase de Groucho Marx: "Sea lo que sea, estoy en contra".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.