Locura en Gaza
La matanza presumiblemente accidental de 18 civiles en Gaza por la artiller¨ªa israel¨ª, muchos ni?os y mujeres entre ellos, es la m¨¢s sangrienta en cuatro a?os y est¨¢ llamada a tener ominosas repercusiones en un escenario absolutamente degradado. Para empezar, el movimiento radical islamista Ham¨¢s, que mantiene de hecho una tregua armada con Israel desde hace m¨¢s de a?o y medio, ya ha prometido venganza desde Damasco. Y los terroristas de la Yihad Isl¨¢mica anuncian la vuelta a los atentados suicidas.
Israel, junto con su condolencia, ha anunciado una investigaci¨®n y suspendido parcialmente sus operaciones en la zona contra la rudimentaria coheter¨ªa palestina. La Casa Blanca, actor decisivo de la crisis de Oriente Pr¨®ximo, ha recurrido a su letan¨ªa habitual de pedir contenci¨®n a ambos bandos. La UE se ha mostrado m¨¢s contundente en su condena de la nueva carnicer¨ªa perpetrada por Israel, despu¨¦s de una semana de ataques en la franja de Gaza -de donde se retir¨® hace poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s de 38 de ocupaci¨®n- en la que han muerto 52 palestinos, la mayor¨ªa milicianos.
Pero la pronta condena internacional de la terrible masacre, especialmente beligerante por parte de algunos Gobiernos ¨¢rabes, no acalla el hecho de que los mismos poderes que hoy se lamentan suelen mantener un espeso silencio y un angustioso anquilosamiento diplom¨¢tico en el d¨ªa a d¨ªa de un conflicto hist¨®rico que la mayor¨ªa considera intratable. Todas estas lamentaciones puntuales no sirven al final para movilizar una diplomacia de choque que alumbre una esperanza de convivencia en la regi¨®n. Por desgracia, la matanza de Beit Hanun y la subsiguiente explosi¨®n de odio hiberna cualquier posibilidad de reactivaci¨®n del di¨¢logo entre las dos partes.
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