La artiller¨ªa israel¨ª mata a 19 palestinos mientras dorm¨ªan en sus casas de Gaza
El Gobierno de Israel ordena una investigaci¨®n sobre las causas del ataque contra civiles
El Ej¨¦rcito israel¨ª perpetr¨® ayer una nueva carnicer¨ªa en Gaza. Ocho ni?os, siete mujeres, y cuatro hombres, todos ajenos a los combates y miembros de un amplio clan familiar, perecieron de madrugada en Beit Hanun cuando dorm¨ªan. Los heridos se cuentan por decenas. Fueron 15 minutos de fuego de la artiller¨ªa israel¨ª contra una zona en la que no se registraba actividad armada, en una ciudad que ha sido devastada por una semana de invasi¨®n de los soldados hebreos. La matanza es un crimen de guerra m¨¢s para los dirigentes palestinos, y un error, a juicio del Gobierno de Ehud Olmert.
Se retiraron los uniformados de Beit Hanun el martes por la ma?ana despu¨¦s de dejar m¨¢s de 60 muertos, centenares de heridos y una ciudad destrozada. Pero no hay retirada que valga cuando cientos de tanques se acumulan en los bordes de la franja. A las 5.30 horas, la artiller¨ªa lanz¨® una salva de proyectiles que impactaron en un bloque de viviendas en el extremo norte de la ciudad. La mayor¨ªa de las 19 v¨ªctimas fallecieron en el acto, y alguna de ellas sali¨® despedida por las ventanas desde la tercera planta del bloque de viviendas.
Para numerosos juristas y l¨ªderes ¨¢rabes-israel¨ªes y palestinos, se trata de un "crimen de guerra" que se suma a todos los ataques israel¨ªes que se han cebado en la poblaci¨®n e infraestructuras civiles desde el pasado junio, cuando un comando de Ham¨¢s captur¨® a un soldado jud¨ªo todav¨ªa en cautividad.
"Segu¨ªan disparando para impedir que la gente pudiera salir de sus casas", contaba uno de los testigos de la masacre de la familia Al Attamne ante uno de los edificios que circundan al m¨¢s da?ado, y que presentaba tambi¨¦n grandes agujeros en sus tejados.
Tras conocerse la noticia, brotaron manifestaciones espont¨¢neas en las ciudades cisjordanas y el presidente, Mahmud Abbas, declar¨® tres d¨ªas de duelo. El Gobierno israel¨ª lament¨® las muertes de inocentes y la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, afirm¨® que el Ej¨¦rcito no va a Gaza a matar civiles.
Pero el hecho es que desde que el soldado jud¨ªo Gilad Shalit fuera capturado por milicianos de Ham¨¢s, el 25 de junio, casi 400 personas han muerto en la franja, la mitad de ellos mujeres, ni?os, enfermeros de ambulancias y simples transe¨²ntes.
Y es que el Gobierno de Olmert aprob¨® en abril de este a?o la reducci¨®n -de 300 a 100 metros- de los m¨¢rgenes de seguridad para separar a los civiles de los objetivos militares, lo que propicia mucho mayor riesgo.
El ministro de Defensa, Amir Peretz, orden¨® una investigaci¨®n de la matanza al jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, aunque, como es norma, las averiguaciones corren a cargo del propio Ej¨¦rcito.
Deber¨¢ presentar los resultados hoy por la noche, pero nada puede esperarse en cuanto a asunci¨®n de responsabilidades. Portavoces castrenses apuntaron que pudo darse un error en las coordenadas del disparo o un fallo mec¨¢nico en los radares. Entre los palestinos, nadie duda que el ataque, por parte de un Ej¨¦rcito tan preciso en tantas ocasiones, fue deliberado.
Si el objetivo de la continua ofensiva israel¨ª es detener el lanzamiento de cohetes artesanales Kassam, los estrategas militares israel¨ªes han fracasado en su intento hasta la fecha. Los milicianos dispararon ayer 11 cohetes, muy por encima del promedio de las ¨²ltimas semanas.
Comienza a cobrar fuerza entre los analistas pol¨ªticos la tesis de que los masivos ataques en Gaza responden al objetivo de quebrar la espina dorsal del Gobierno de Ham¨¢s, al que ya le flaquean las fuerzas.
No s¨®lo en Gaza -donde por la tarde dos ataques a¨¦reos mataron a cuatro miembros de Ham¨¢s, uno de ellos familiar del ministro de Asuntos Exteriores, Mahmud Zahar- el cerco militar y el bloqueo econ¨®mico son asfixiantes.
En un pueblo cercano a Yen¨ªn (Cisjordania), dos civiles y tres milicianos palestinos murieron en otra redada de los militares hebreos. M¨¢s de 2.000 palestinos han sido encarcelados en lo que va de a?o en este territorio ocupado, que padece un r¨¦gimen de grandes similitudes con el apartheid.
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