"La dial¨¦ctica entre productor y director es esencial para los filmes"
Sevilla Festival de Cine ha organizado un homenaje al productor portugu¨¦s Paulo Branco. Una secci¨®n retrospectiva dedicada a su obra y un premio en reconocimiento a toda su trayectoria dan forma al homenaje. La trayectoria profesional de Branco presenta pel¨ªculas como El territorio (1981), de Raoul Ruiz; En la ciudad blanca (1983), de Alain Tanner; El valle de Abraham (1993), de Manoel de Oliveira; o La cautiva (1999), de Chantal Akerman.
Branco es un hombre interesado en todos los caminos por los que discurre el cine europeo. Por ello, su opini¨®n sobre Sevilla Festival de Cine es muy positiva. "Estas iniciativas deber¨ªan multiplicarse. La situaci¨®n debe cambiar. La diversidad del cine europeo debe reflejarse en las pantallas de las salas y en las televisiones", comenta. "Un festival como el de Sevilla, con una impresionante afluencia de p¨²blico y dedicado en exclusiva al cine europeo, es una prueba de que existe espacio y curiosidad por las pel¨ªculas europeas. Este festival es, adem¨¢s, un ejemplo para que, posteriormente, las distribuidoras y las salas se arriesguen m¨¢s en su apuesta por el cine europeo", agrega Branco.
?Qu¨¦ aporta un productor a una pel¨ªcula? "En primer lugar, aporta el hecho de hacerla existir. Su aportaci¨®n es muy importante. Su visi¨®n desde fuera es fundamental. La dial¨¦ctica entre productor y director es esencial para los filmes. Porque los productores, al permitir o impedir determinadas cosas, tenemos una intervenci¨®n directa sobre las pel¨ªculas. Esa confianza y esa dial¨¦ctica son esenciales para que los productores podamos aportar algo que pueda cambiar las caracter¨ªsticas de una pel¨ªcula", se?ala.
"Lo que es importante es cada proyecto. Una de las reglas de oro de la producci¨®n es que cada proyecto tiene su propia identidad y realidad. No se pueden aplicar f¨®rmulas. Lo fascinante de nuestro trabajo es que nunca es igual. Los directores son muy diferentes y cambian de proyecto a proyecto", a?ade el productor.
Branco resalta las caracter¨ªsticas de su labor en un pa¨ªs como Portugal. "Es muy distinto producir en Portugal que en los grandes pa¨ªses. El mercado es demasiado peque?o. La ¨²nica posibilidad que tienen los cineastas portugueses de trabajar es que sus pel¨ªculas sean reconocidas internacionalmente. El riesgo art¨ªstico del cine portugu¨¦s viene de ah¨ª. Es m¨¢s f¨¢cil para un productor de autor trabajar en Portugal que en Francia. En Francia las batallas son mucho mayores porque hay una tendencia mayor a imponer una estandarizaci¨®n de los filmes al ser el mercado muy grande. El ¨¦xito taquillero se consigue con esa estandarizaci¨®n de productos televisivos m¨¢s que con la originalidad", explica Branco.
Su trabajo con directores de la talla de Manoel de Oliveira y Alain Tanner le ha dejado huella. "Trabajar con Manoel de Oliveira es como ganar la loter¨ªa. Es un privilegio trabajar con ¨¦l. De Manoel de Oliveira he aprendido una cosa que me ha servido de lecci¨®n: no hay que tener miedo; hay que arriesgar siempre. Es algo que Oliveira ha hecho toda su vida. Alain Tanner me dio confianza en un momento en que yo, pr¨¢cticamente, era un desconocido", recalca Branco.
El productor no cree que los cambios experimentados por el cine en los ¨²ltimos a?os sean decisivos. "Soy una persona de acci¨®n m¨¢s que de reflexi¨®n. Siempre intento entablar batalla para que los proyectos que me gustan puedan existir. El cine sigue siendo lo mismo en lo bueno y en lo malo. Producir pel¨ªculas en la actualidad no es m¨¢s dif¨ªcil que antes. Las cosas cambian y tenemos que encontrar soluciones acordes con los nuevos tiempos", concluye Branco.
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