El nacionalismo del agua se impone en las autonom¨ªas
Las comunidades promueven trasvases dentro de sus territorios pero los rechazan si salen de sus dominios
Las Tablas de Daimiel son un secarral. Pese a ser un parque nacional, que es la m¨¢xima figura de protecci¨®n ambiental, las lagunas apenas tienen agua. S¨®lo un poco que los responsables del parque bombean del subsuelo. No es por la sequ¨ªa -ha contribuido pero no es el origen-, sino por d¨¦cadas de sobreexplotaci¨®n del acu¨ªfero 23, una gigantesca balsa de agua vaciada durante d¨¦cadas con un d¨¦ficit de 3.000 hect¨®metros c¨²bicos (como tres trasvases del Ebro). A pocos kil¨®metros, los ojos del Guadiana est¨¢n secos. El agua no aflora, el nacimiento del r¨ªo se ha desplazado m¨¢s de 20 kil¨®metros y pr¨¢cticamente aparece tras la depuradora de Ciudad Real. La Mancha h¨²meda es historia.
Para solucionarlo, el Gobierno prev¨¦ invertir 4.000 millones en un gigantesco plan de compra de tierras, subvenciones al cambio de cultivos, rescate de concesiones de agua... Y tambi¨¦n trasvasar¨¢ agua. Un cartel junto a la carretera anuncia la construcci¨®n de la llamada "tuber¨ªa de la llanura manchega", un nuevo trasvase desde el Tajo al Guadiana. Pese a que los trasvases desde el Tajo al Segura son una pol¨¦mica nacional cada tres meses, aqu¨ª la obra apenas tiene rechazo. El agua procede de Guadalajara, va por el trasvase Tajo-Segura y a mitad de camino se desv¨ªa a Ciudad Real. No sale de Castilla-La Mancha.
Los regad¨ªos previstos en el Ebro consumir¨¢n el doble de agua que el derogado trasvase
Una tuber¨ªa llevar¨¢ caudal del Tajo al Guadiana; otra une Granada y Almer¨ªa
El Ministerio de Medio Ambiente y la comunidad de Castilla-La Mancha invertir¨¢n 127,4 millones de euros en una tuber¨ªa de 164 kil¨®metros para abastecer a 500.000 habitantes de 90 municipios con 30 hect¨®metros c¨²bicos y 20 para las Tablas de Daimiel. La obra la dise?¨® un Gobierno socialista en 1995, la incluy¨® en la ley el PP en 2001 e inici¨® las obras el Gobierno de nuevo del PSOE.
La ¨²nica oposici¨®n es la de los ecologistas, como Greenpeace o Ecologistas en Acci¨®n. Julio Barea, responsable de la campa?a de agua de Greenpeace, critica el trasvase: "Vamos construir con dinero p¨²blico un trasvase de agua para que pueda abastecer los desarrollos urban¨ªsticos de Ciudad Real en la misma operaci¨®n que Castilla-La Mancha critica a Valencia y Murcia gracias al trasvase Tajo-Segura". Barea destaca que "la Comisi¨®n Europea no financia este trasvase".
No es el ¨²nico caso de un trasvase dentro de la misma comunidad aut¨®noma que apenas genera pol¨¦mica. En el ¨²ltimo a?o los arroceros de Sevilla han vendido 10,5 hect¨®metros c¨²bicos de agua a los regantes de Almer¨ªa. El trasvase de derechos se realiza desde el embalse de Negrat¨ªn (Granada) al de Almanzora (Almer¨ªa). O lo que es lo mismo, de la cuenca del Guadalquivir a la cuenca mediterr¨¢nea andaluza.
El profesor de la Universidad de Alicante Joaqu¨ªn Melgarejo, experto en econom¨ªa del agua y defensor de los trasvases, critica que "Castilla-La Mancha recurri¨® cuando unos regantes de Madrid vendieron agua a los regantes de Murcia en una operaci¨®n similar, pero nadie protesta si el agua va a de Sevilla a Almer¨ªa s¨®lo porque est¨¢ en la misma comunidad aut¨®noma". Melgarejo sostiene que "los presidentes auton¨®micos han convertido el agua en el aglutinante universal y lo han tomado como bandera sin tener en cuenta la racionalidad econ¨®mica o ambiental de las obras".
El presidente de la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua, Pedro Arrojo, es "en principio contrario a los trasvases". Y aunque su discurso fue utilizado como bandera para enterrar el trasvase del Ebro al Segura, ahora pasa pr¨¢cticamente desapercibido. "En el valle del Ebro hay previstas 300.000 nuevas hect¨¢reas de regad¨ªo, 100.000 s¨®lo en Arag¨®n, que consumir¨ªan el doble de agua que el derogado trasvase del Ebro y que acabar¨¢n con el Delta". En Huesca se cultiva arroz. El suelo es malo y para que poder plantar hay que inundar el terreno.
Arrojo critica, entre otros proyectos, el canal Xerta-Senia, que proyecta la Generalitat de Catalu?a para llevar agua del Ebro a Tarragona gracias a una antigua concesi¨®n de agua nunca utilizada y cuya obra se qued¨® a medias hace 30 a?os. "Hay gente a la que le parece bien ese canal, siempre que no llegue a Castell¨®n, y no me parece razonable. Si la obra no es sensata, no lo es aunque no salga de Catalu?a", concluye Arrojo. Los antitrasvase han convocado manifestaciones contra este canal.
Arrojo destaca que "Arag¨®n ha criticado el modelo especulativo, pero ahora emerge en Zaragoza y Ciudad Real. Si hay una necesidad b¨¢sica de agua, que se lleve desde donde haga falta. Cuestionamos el modelo de desarrollo en el litoral mediterr¨¢neo, pero tambi¨¦n donde se est¨¢ produciendo en el interior". Murcia y Valencia autorizan enormes proyectos urban¨ªsticos sin tener garantizada el agua y que s¨®lo son viables con agua del Tajo. Mientras, el r¨ªo Segura est¨¢ enormemente contaminado.
Melgarejo defiende los trasvases y "la rentabilidad que ha tenido el Tajo-Segura". El Ministerio de Medio Ambiente hizo p¨²blica la lista de informes t¨¦cnicos que ten¨ªa sobre el trasvase del Ebro y hab¨ªa de todo tipo: a favor y en contra. Como no hay unanimidad entre los t¨¦cnicos, "las decisiones pol¨ªticas se basan en el color de las comunidades implicadas", se?ala Melgarejo.
El Gobierno tambi¨¦n construye el trasvase entre el J¨²car y el Vinalop¨®, en Valencia, que ha generado una gran pol¨¦mica entre los regantes de una y otra zona. El Ministerio de Medio Ambiente vari¨® el trazado aprobado por el Gobierno del PP y ha desplazado la toma a la desembocadura.
Arrojo, Barea y Melgarejo discrepan en muchas cosas sobre la gesti¨®n del agua, pero coinciden en que Espa?a fue un modelo en la unidad de cuenca. Con este modelo, un solo organismo gestiona cada cuenca desde la cabecera hasta la desembocadura, incluyendo sus afluentes. La cuenca del Ebro, por ejemplo, abarca nueve comunidades (Cantabria, Pa¨ªs Vasco, La Rioja, Navarra, Arag¨®n, Catalu?a, Castilla y Le¨®n, Castilla-La Mancha y Valencia) y fue creada en 1926. Barea se?ala que las organizaciones ecologistas, tradicionalmente federalistas, se oponen a que las comunidades asuman la gesti¨®n del agua si eso supone trocear las cuencas hidrogr¨¢ficas.
Los nuevos estatutos plantean problemas de gesti¨®n in¨¦ditos. El Estatuto de Arag¨®n prev¨¦ fijar una reserva de 6.500 hect¨®metros para la comunidad, aunque en el plan de Cuenca la demanda estimada de la comunidad aut¨®noma es de 3.900 hect¨®metros c¨²bicos al a?o. La mayor¨ªa de los grandes embalses que regulan el r¨ªo se encuentran fuera de Arag¨®n. ?C¨®mo se decidir¨¢n los desembalses?
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