Islandia contra Islandia
La construcci¨®n de una gigantesca presa para una multinacional de EE UU divide al pa¨ªs n¨®rdico
Islandia, un pa¨ªs sin fuerzas armadas desde la reciente retirada militar de los estadounidenses que se fueron a finales de septiembre, est¨¢ en guerra consigo misma. Medio pa¨ªs est¨¢ indignado por lo que considera una agresi¨®n sistem¨¢tica al patrimonio natural de su tierra, y amenaza con armar el l¨ªo m¨¢s grande contra el Gobierno desde la conquista noruega de 1262.
Lo curioso es que este despertar pol¨ªtico, en un pa¨ªs somnoliento por tradici¨®n, ocurre cuando se podr¨ªa esperar que se celebrase la primera retirada militar estadounidense de la era de George W. Bush. A finales de septiembre, Estados Unidos cerr¨® su base militar en Islandia, un Guant¨¢namo n¨®rdico que exist¨ªa desde 1951, y la devolvi¨® a la soberan¨ªa islandesa.
El abanderado del ej¨¦rcito verde de Islandia es un periodista y piloto de 70 a?os, Omar Ragnarsson, que vive en la presa, en un barco que llama 'El Arca'
Los ecologistas consideran que la presa de K¨¢rahnj¨²kar es una peligrosa cicatriz en la mayor franja natural impoluta de Europa
La mala noticia para algunos, incluidos muchos de los islandeses que sol¨ªan manifestarse contra la presencia de la base a¨¦rea y naval de Keflavik, es que, cuando apenas se han ido los estadounidenses, ya est¨¢n de vuelta. Esta vez, en forma de una multinacional, la mayor empresa fabricante de aluminio del mundo, Alcoa, para cuyo uso exclusivo el Gobierno island¨¦s ha construido una gigantesca presa hidroel¨¦ctrica de mil millones de d¨®lares.
La campa?a para frenar la presa de K¨¢rahnj¨²kar, considerada una peligrosa cicatriz en la mayor franja natural impoluta de Europa por ecologistas de todo el mundo, se ha convertido en un enfrentamiento de corte cl¨¢sico entre la gran empresa y el medioambiente, entre el beneficio a corto plazo y la amenaza a la tierra. El Gobierno de Islandia est¨¢ a favor de construir la presa, y tiene planes para construir al menos cuatro m¨¢s para el suministro energ¨¦tico de la industria del aluminio, porque considera que es una necesidad nacional. Las otras dos fuentes de riqueza natural del pa¨ªs, la pesca y la agricultura, se est¨¢n agotando, seg¨²n el portavoz del Ministerio de Industria, y s¨®lo queda la opci¨®n de generar energ¨ªa el¨¦ctrica -"limpia y renovable"- aprovechando la abundancia de agua que posee el pa¨ªs. En cuanto al da?o ecol¨®gico, el Gobierno dice que se ha exagerado mucho.
Una buena parte de la poblaci¨®n, casi la mitad seg¨²n los sondeos m¨¢s recientes, no se lo cree. A principios de este mes, 12.000 personas salieron a las calles de Reikiavik, la capital (100.000 habitantes), para manifestarse en contra de lo que consideran un da?o irreversible a la extraordinaria belleza natural de su pa¨ªs y contra la estrategia del Gobierno de seguir construyendo estas gigantes presas para empresas internacionales.
El abanderado del ej¨¦rcito verde es un periodista y piloto de 70 a?os, Omar Ragnarsson. En parte Don Quijote, en parte No¨¦, con una generosa dosis de Almirante Nelson, Ragnarsson vive en la presa, en un barco que llama el Arca, desde que empezaron a llenarla de agua, hace algo m¨¢s de un mes. La presa, de 800 metros de di¨¢metro y 200 metros de altura, est¨¢ al norte de Vatnajokull, el mayor glaciar de Europa, en un vasto y desolado paisaje de mesetas volc¨¢nicas, cubiertas de musgo y salpicadas de cascadas y r¨ªos salvajes.
Ragnarsson, muy conocido en Islandia, est¨¢ dedicando el oto?o de su vida a luchar contra la presa, y ha invertido todos sus ahorros en ello. Ha recibido a innumerables visitantes de todo el mundo, a los que ha llevado a sobrevolar gratis en avioneta la zona en cuesti¨®n, y ahora rueda un documental desde su barco, para dejar registrada, dice, la excepcional vida vegetal y animal que la presa sumergir¨¢ hasta causar su extinci¨®n.
Al preguntarle hasta d¨®nde est¨¢ dispuesto a llegar en defensa de su causa, Ragnarsson (que habla desde su arca por tel¨¦fono m¨®vil) responde: "Mi actitud es similar a la orden del d¨ªa que dict¨® Nelson antes de la batalla de Trafalgar: 'Inglaterra exige que cada uno cumpla con su deber'. Ya he consagrado todo mi tiempo, energ¨ªa y dinero a la batalla para lograr la presencia de los problemas ambientales en los medios de comunicaci¨®n de este pa¨ªs, y estoy preparado a llegar hasta el final". Est¨¢ dispuesto a dar su vida por una causa que, en su opini¨®n, tiene consecuencias de largo alcance no s¨®lo para Islandia, sino para todo el planeta. "Mi misi¨®n ha sido ayudar al pueblo island¨¦s a aprender de los errores de otros pa¨ªses", dice Ragnarsson, que ha estudiado lo que llama los m¨²ltiples fiascos perpetrados en nombre de la energ¨ªa hidroel¨¦ctrica en los ¨²ltimos 40 a?os. "Temo que vayamos camino de destruir la buena imagen de nuestro pa¨ªs como una isla con una naturaleza excepcional. Nosotros no somos los due?os de esta isla, somos los custodios de un lugar que es un valioso patrimonio del mundo y que debemos defender y conservar intacto para futuras generaciones".
Ragnarsson cree que est¨¢ en juego un principio de consecuencias trascendentales. "Esta lucha es importante para los que tengan que librar futuras batallas semejantes en Islandia y otros pa¨ªses. Cuando los ecologistas se rinden demasiado pronto, transmiten a las autoridades el mensaje de que pueden seguir ganando si organizan guerras rel¨¢mpago que les proporcionen una victoria detr¨¢s de otra". Por su parte, el Gobierno island¨¦s, con el respaldo de las peque?as comunidades deprimidas de la zona donde se construye la fundici¨®n, ha emprendido en los ¨²ltimos a?os una campa?a para vender Islandia a empresas sedientas de energ¨ªa el¨¦ctrica. Un folleto oficial dirigido a multinacionales lo describe como "el ¨²nico pa¨ªs de Europa Occidental que a¨²n tiene amplios recursos de energ¨ªa hidroel¨¦ctrica y geot¨¦rmica barata y sin utilizar" [...] "un lugar id¨®neo para establecer industrias con consumo intensivo de energ¨ªa". Al mismo tiempo, otros ministerios se han desvivido para vender los encantos de Islandia a los turistas y describir la isla como la Patagonia inmaculada del norte. "En otras palabras", ironiza Andri Magnason, un escritor que encabeza el movimiento intelectual contra el proyecto de K¨¢rahnj¨²kar, "somos puros y bellos: venid a violarnos".
Cuatro fundiciones m¨¢s
Al pensar en la perspectiva de la construcci¨®n de cuatro fundiciones m¨¢s "para satisfacer la necesidad de latas de refrescos de los americanos", califica lo que denomina la revoluci¨®n del aluminio como "una toma hostil de Islandia". Le preocupa la transferencia de soberan¨ªa que supone la entrega del bienestar el econ¨®mico y lo que, dice, equivaldr¨ªa al 90% de la producci¨®n energ¨¦tica del pa¨ªs, a unas multinacionales que juzga "despiadadas", y que podr¨ªan hacer las maletas y largarse en cualquier momento. Magnason dice tambi¨¦n que le inquieta "la fe casi religiosa" que han depositado las comunidades locales en las fundiciones extranjeras de aluminio. "Como si fueran el Santo Grial".
Hasta ahora, la actitud del Gobierno hacia Ragnarsson es despreciativa. El portavoz del Ministro de Industria dijo: "Es un buen reportero y un gran artista, y goza de mucha popularidad. Su actitud respecto al tema de K¨¢rahnj¨²kar no va a ganarle el afecto de sus admiradores". Si el Gobierno lo ve como un payaso, ¨¦l mismo prefiere pensar que est¨¢ siendo consecuente con la tradici¨®n heroica de las sagas vikingas del siglo XIII: "La mejor forma de describir mi ¨¢nimo es quiz¨¢ una cita de una de las sagas: 'M¨¢s vale caer con honor que vivir con verg¨¹enza".
Las soluciones del 'No¨¦' Ragnarsson
OMAR 'NO?' RAGNARSSON ha ideado una cura m¨¢gica para el problema. Dice que habr¨ªa que vaciar la presa (est¨¢ previsto que la fundici¨®n empiece a funcionar en 2007) y dejarla para la posteridad como un monumento gigante a un periodo en el que la gente estuvo a punto de vender su patrimonio natural a la industria del aluminio. La tierra recobrada se transformar¨ªa en un parque que se incorporar¨ªa a la lista de los lugares declarados por la Unesco patrimonio de la humanidad. Por supuesto, opina Ragnarsson, Alcoa y los habitantes de la comunidad en la que se iba a construir la fundici¨®n tendr¨ªan que ser debidamente compensados. Para ello, propone una aportaci¨®n de cada island¨¦s interesado para alcanzar los mil millones de d¨®lares aproximadamente que har¨ªan falta. Con ese dinero, se proyectar¨ªa la forma de suministrar la electricidad necesaria para la fundici¨®n a partir de la energ¨ªa geot¨¦rmica disponible en el nordeste de la isla.
"El coste equivaldr¨ªa al de 10 cigarrillos diarios para cada island¨¦s adulto durante cinco a?os", dice Ragnarsson. "Tambi¨¦n es posible vender la presa a gente de todo el mundo, vender el derecho a que su nombre aparezca escrito en la presa".
A Ragnarsson no le faltan pasi¨®n ni ideas. La de "vender" la presa a personas que simpaticen con la idea es una sugerencia que el escritor Andri Magnason est¨¢ dispuesto a estudiar. "Significar¨ªa encontrar a un mill¨®n de personas que donen dinero y cuyos nombres quedar¨ªan inscritos en la presa vac¨ªa", dice.
Ragnarsson tiene otro plan m¨¢s: "Podr¨ªamos recaudar fondos con el ¨²nico marat¨®n subterr¨¢neo del
mundo, en los t¨²neles vac¨ªos de la presa".
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