Gates o la vuelta al realismo paterno
El nuevo secretario de Defensa incrementa el peso de los veteranos pragm¨¢ticos de Bush padre en pol¨ªtica exterior y defensa
Con un cierto retraso -varios a?os-, George W. Bush est¨¢ haciendo caso a los consejos de su padre sobre las personas m¨¢s adecuadas para llevar la pol¨ªtica exterior y de defensa. Robert Gates, que deja la presidencia de la Universidad de Tejas para ser el nuevo jefe del Pent¨¢gono, forma parte de la vieja guardia de republicanos realistas y pragm¨¢ticos de los que se rode¨® Bush padre y que fueron desbancados por los neoconservadores despu¨¦s del 11-S. Su tarea -deber¨ªa ser confirmado por el Senado a primeros de diciembre- ser¨¢ descomunal: pilotar un cambio de rumbo en un conflicto de dif¨ªcil salida que se ha cobrado hasta ahora la vida de m¨¢s de 2.800 soldados y de cientos de miles de iraqu¨ªes y que ha costado m¨¢s de 300.000 millones de d¨®lares.
Gates recomienda el di¨¢logo con Ir¨¢n y un papel m¨¢s activo en el conflicto israelopalestino
Gates, de 63 a?os, ha trabajado para seis presidentes, dem¨®cratas y republicanos, siempre en inteligencia y seguridad. Ingres¨® en la CIA en 1966 y lleg¨® a dirigirla de 1991 hasta 1993. Antes estuvo en el equipo de Seguridad de la Casa Blanca con Brent Scowcroft -mano derecha del antiguo presidente y un duro cr¨ªtico de la actual guerra- y ahora pertenec¨ªa al Grupo de Estudios de Irak, dirigido por James Baker, otro realista del equipo de Bush padre. En una nueva se?al del regreso de los veteranos, Gates ser¨¢ sustituido en el Grupo por Lawrence Eagleburger, ¨²ltimo secretario de Estado de Bush padre y estrecho colaborador de Baker.
El presidente dijo ayer que Gates ha demostrado ser "un agente del cambio", y que aportar¨¢ "una visi¨®n renovada sobre la estrategia de Irak y lo que tenemos que hacer para vencer". Es posible que la aporte, pero esa visi¨®n implicar¨¢ fricciones. Gates, viejo amigo de la familia Bush y muy bien visto en el establishment de seguridad y defensa de Washington, tiene ideas propias.
Ha defendido al presidente al sostener que los organismos de espionaje le llevaron a enga?o sobre si Sadam Husein ten¨ªa armas de destrucci¨®n masiva, pero tambi¨¦n ha afirmado que la pol¨ªtica de ataque preventivo es irrealizable "sin datos exactos de inteligencia". Gates cree que ser¨ªa dif¨ªcil y contraproducente intentar derribar la teocracia de Ir¨¢n por la fuerza y que EE UU tiene que sentarse a la mesa con el Gobierno de Teher¨¢n. Y piensa que Washington necesita ser mucho m¨¢s activo en el conflicto entre israel¨ªes y palestinos.
Gates es un punto de encuentro entre republicanos y dem¨®cratas, y Bush anunci¨® su nombramiento al d¨ªa siguiente de la derrota electoral porque lo hab¨ªa preparado -y consultado con la oposici¨®n- desde hace semanas. Los dem¨®cratas, a pesar de recordar la proximidad de Gates a algunos de los protagonistas del esc¨¢ndalo Ir¨¢n-Contra [el desv¨ªo de fondos de la venta de armas a Ir¨¢n a la contra nicarag¨¹ense con Ronald Reagan], celebraron la propuesta: "Creo que va a servir para encontrar una soluci¨®n a Irak en lugar de mantener el rumbo", dijo Nancy Pelosi, futura presidenta de la C¨¢mara.
Frente al idealismo radical de los neoconservadores, "Gates es un realista, y creo que da lugar a una nueva ecuaci¨®n, y es muy interesante: por una parte se suma un realista m¨¢s al equipo de Defensa y Pol¨ªtica Exterior, que har¨¢ causa com¨²n con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y con el consejero de Seguridad, Stephen Hadley", se?ala Philip J. Crowley, director de Seguridad Nacional en el Centro para el Progreso de Am¨¦rica. "En la misma operaci¨®n, hay un halc¨®n menos en ese equipo. Podr¨ªa, por tanto, abrirse una nueva din¨¢mica, pero eso no garantiza que el presidente est¨¦ dispuesto a modificar significativamente la estrategia, ni implica autom¨¢ticamente que vaya a haber cambios espec¨ªficos; es algo que est¨¢ por ver".
Crowley cree que el informe de Baker y Hamilton "quiz¨¢ no diga cosas muy nuevas, pero es una buena oportunidad para tener una perspectiva renovada que valore la situaci¨®n real, que analice lo que se puede conseguir y cu¨¢l debe ser el papel adecuado para los militares en el marco de una estrategia general".
"Gates", dijo Bush al nombrarlo, "sabe que el desaf¨ªo de proteger a nuestro pa¨ªs supera lo que puede ofrecer un solo partido y ha trabajado con l¨ªderes de ambas formaciones para mejorar la seguridad nacional". Si es tan bueno e Irak se ha complicado tanto desde hace meses, ?por qu¨¦ no haberlo nombrado antes, por qu¨¦ no haber destituido a Rumsfeld hace un a?o? "Es un aut¨¦ntico misterio", bromea Crowley, que trabaj¨® en el Pent¨¢gono y que recuerda que Defensa es "un puesto agotador", y que Bush deber¨ªa haber aceptado su dimisi¨®n cuando se la present¨®, despu¨¦s de haber ganado las elecciones de 2004. Rumsfeld, dice, "estaba tan inmerso en los problemas que creo que no ve¨ªa la realidad de Irak tal cual es".
Eso coincide con la revelaci¨®n de colaboradores cercanos de Gates: seg¨²n The New York Times, a la vuelta de una visita a Irak dijo que no entend¨ªa c¨®mo Rumsfeld no hab¨ªa reaccionado con m¨¢s rapidez al deterioro de la situaci¨®n. Aunque el presidente elogi¨® a Rumsfeld en la despedida, su fracaso, compartido sin duda con Bush y el vicepresidente Cheney, es obvio. En una lev¨ªsima e impl¨ªcita autocr¨ªtica, Bush lo admiti¨®: "El mensaje electoral es claro: los norteamericanos quieren que sus l¨ªderes en Washington dejen de lado las diferencias partidistas y trabajen juntos para abordar los problemas que tenemos".
Con retraso, Bush parece haberlo entendido, pero ha hecho falta la p¨¦rdida del control republicano del Congreso y el deterioro en Irak para que el presidente -que paga, entre otros, el precio de arrancar sus dos ¨²ltimos a?os mucho m¨¢s cuesta arriba de lo que hab¨ªa pensado- haya pedido ayuda a los c¨ªrculos paternos, aunque es cierto que Gates recibi¨® el ofrecimiento, hace a?o y medio, de ser director nacional de Inteligencia, el puesto que luego ocup¨® John Negroponte.
?Por qu¨¦ ahora ha dicho que s¨ª? "No dud¨¦ cuando el presidente me pidi¨® que volviera a servir al pa¨ªs", dijo Gates el d¨ªa del nombramiento, pintando con escasa modestia una imagen de salvador, "porque hay riesgos para nuestra seguridad nacional y los intereses estrat¨¦gicos a largo plazo y porque muchos norteamericanos que est¨¢n en las Fuerzas Armadas corren peligro".
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