?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir?
En la programaci¨®n de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn de esta temporada no pod¨ªa faltar un monogr¨¢fico dedicado a Shostak¨®vich a cargo de su director titular, Simon Rattle, justamente este a?o en que se cumple el centenario del nacimiento del compositor. La pol¨ªtica de Rattle es adem¨¢s contemplar, en la medida de lo posible, toda la historia de la m¨²sica con la orquesta de la que es titular. Esto ha originado alguna protesta interna, pero ¨¦l sigue con este planteamiento que va desde el Barroco a la m¨¢s absoluta contemporaneidad, sin olvidar a cl¨¢sicos y rom¨¢nticos. Este mismo noviembre, pongamos por caso, William Christie va a dirigir a la Filarm¨®nica con Haendel y Mozart, como base. Shostak¨®vich era obligado, y prueba de ello es que la combinaci¨®n de la primera y ¨²ltima sinfon¨ªa del compositor ruso, escuchada el pasado fin de semana en Berl¨ªn, se repite esta tarde en la Musikverein de Viena y el viernes en el Auditorio de Tur¨ªn, dentro de la gira de oto?o de la Filarm¨®nica berlinesa, que se complementa en un segundo programa con el R¨¦quiem alem¨¢n, de Brahms.
Berliner Philharmoniker
Director: Simon Rattle. Dmitri Shostakovich: Sinfon¨ªas 1 y 15. Philharmonie, Berl¨ªn, 11 y 12 de noviembre.
La agrupaci¨®n de las dos sinfon¨ªas tiene una componente did¨¢ctica. Se estrenaron en 1926 y 1972, y llegaron a la Filarm¨®nica de Berl¨ªn en 1928, con Bruno Walter, y en 1988, con Kart Sanderling. Rattle recuper¨® la primera en 2005, y de ella ha aparecido recientemente un registro discogr¨¢fico que incluye la pen¨²ltima. Lo de "did¨¢ctico" entra tambi¨¦n de lleno en las se?as de identidad de Rattle. Pocas orquestas tienen un programa pedag¨®gico tan consistente como la berlinesa. Desde la versi¨®n bailada de La consagraci¨®n de la primavera con j¨®venes no precisamente disciplinados de entrada, hasta el trabajo en una c¨¢rcel de una m¨²sica para El oro del Rin, Rattle est¨¢ dando un sello "social" a la orquesta realmente novedoso y, por otra parte, ejemplar.
Su Shostak¨®vich fue espl¨¦ndido. Nos hemos acostumbrado a las versiones ¨¢speras e idiom¨¢ticas, con gran agresividad en los metales, de las orquestas rusas (Gergiev ha presentado el mismo programa en un par de ciudades espa?olas en la reciente gira con la orquesta del Mariinski), que cuando alguien enfoca al compositor ruso desde una filosof¨ªa camer¨ªstica, o, si se prefiere, desde una ¨®ptica cercana a sus cuartetos, nos quedamos embelesados. Rattle hace un Shostak¨®vich depurad¨ªsimo, con un gusto infinito por el detalle. Los homenajes a Rossini o Wagner, pasando por las citas a Bach o Beethoven de su Sinfon¨ªa n? 15, se integran en la unidad del discurso musical con una transparencia tan ejemplar que todo resulta fascinante, hermoso, embriagante, nuevo. De todo ello sale catapultada la m¨²sica y su autor. La Filarm¨®nica de Berl¨ªn estuvo, una vez m¨¢s, rozando la perfecci¨®n. Rattle puso la guinda con un concepto convincente y con chispa. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir?
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