Las secuelas del c¨¢ncer infantil
Las terapias usadas contra la enfermedad causan graves problemas de salud en los supervivientes
Los padres de Lauren Mulholland pensaron que la lucha de su hija contra el c¨¢ncer hab¨ªa terminado despu¨¦s de que, con tan s¨®lo nueve a?os, le extirparan un ri?¨®n y la trataran con quimioterapia y radioterapia durante nueve meses. Los m¨¦dicos les dijeron que el tipo de c¨¢ncer renal que ten¨ªa su hija, el tumor de Wilms -uno de los tumores abdominales m¨¢s comunes de la infancia-, ten¨ªa una tasa de curaci¨®n muy alta. Por aquel entonces, en 1999, no pod¨ªan imaginarse que su hija tendr¨ªa que pasar por un trasplante de pulm¨®n y que se quedar¨ªa con un ri?¨®n muy d¨¦bil y con serios problemas para alcanzar un peso normal.
En el caso de Lauren, que ahora tiene 16 a?os y vive en un pueblo de Nueva Jersey, en Estados Unidos, la radiaci¨®n que recibi¨® en los pulmones en 2001 cuando tuvo una reca¨ªda y el c¨¢ncer se extendi¨® hasta estos ¨®rganos fue la "culpable" de que, cuatro a?os despu¨¦s, tuvieran que realizarle un trasplante urgente porque su capacidad pulmonar era s¨®lo del 10%.
Las consecuencias dependen del tipo de tumor, la edad de aparici¨®n y la terapia
El 62% de los ni?os tratados en los setenta y los ochenta ahora sufre una enfermedad cr¨®nica
La tasa de curaci¨®n de los casos de c¨¢ncer infantil ronda en la actualidad el 80%
Aunque extremo, este ejemplo pone de manifiesto que, en muchas ocasiones, hay que pagar un precio para curar un c¨¢ncer en la infancia. Las terapias utilizadas, sobre todo la quimioterapia y la radioterapia, atacan indistintamente las c¨¦lulas cancer¨ªgenas y las sanas y ello tiene efectos muy perjudiciales en los cuerpos de los ni?os ya que ¨¦stos todav¨ªa se est¨¢n desarrollando.
El conocimiento de que las terapias contra el c¨¢ncer en los ni?os dejan secuelas no es nuevo y los pediatras y onc¨®logos lo observan todos los d¨ªas, pero hasta ahora no hab¨ªa ning¨²n estudio que pusiera cifras a los efectos tard¨ªos que tienen estos tratamientos. No se sab¨ªa que el 62% de los pacientes que fueron tratados por c¨¢ncer pedi¨¢trico en las d¨¦cadas de 1970 y 1980 ahora sufre una enfermedad cr¨®nica, y que el 27% tiene una dolencia grave o mortal. El director del estudio, el doctor Kevin Oeffinger, del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, admite que el porcentaje de efectos tard¨ªos arrojado por el trabajo ha sido "m¨¢s alto del anticipado", pero que en el fondo "refleja lo que los especialistas se encuentran cada d¨ªa en la consulta".
Oeffinger ha dedicado buena parte de su carrera como m¨¦dico a estudiar los efectos tard¨ªos de los tratamientos del c¨¢ncer en la infancia y ahora dirige un proyecto pionero llamado Vivir despu¨¦s del c¨¢ncer: un programa para los supervivientes adultos del c¨¢ncer pedi¨¢trico en dicho centro neoyorquino. En ¨¦l se hace un seguimiento a las personas mayores de 25 a?os que sobrevivieron a un c¨¢ncer cuando eran peque?os.
A juicio de Oeffinger y de otros especialistas consultados, el seguimiento continuo de estos pacientes es crucial porque se puede llegar a anticipar y tratar precozmente las complicaciones y dolencias que ¨¦stos puedan desarrollar. "Desgraciadamente no hay muchos programas como ¨¦ste, en Estados Unidos s¨®lo hay una decena, y calculamos que menos del 20% de los supervivientes est¨¢n recibiendo el seguimiento adecuado", a?ade Oeffinger.
Otro de los autores del estudio, el doctor Charles Sklar, un pediatra que dirige el programa de seguimiento de estos supervivientes hasta que cumplen los 25 a?os en el mismo centro que Oeffinger, se?ala que a la hora de valorar el trabajo es importante tener en cuenta que el grupo estudiado es la primera generaci¨®n de supervivientes del c¨¢ncer pedi¨¢trico y que ¨¦stos fueron tratados con terapias muy agresivas de las cuales no se sab¨ªa cu¨¢les ser¨ªan los efectos a largo plazo. "Estas personas no se beneficiaron de la mejora de las terapias y, adem¨¢s, muchas de ellas viven en comunidades donde no se les est¨¢ haciendo un seguimiento espec¨ªfico", se?ala Sklar.
En el estudio, que apareci¨® el 12 de octubre en el New England Journal of Medicine, se observ¨® que los supervivientes al c¨¢ncer pedi¨¢trico tienen tres veces m¨¢s probabilidades de sufrir una enfermedad cr¨®nica comparado con sus hermanos, y ocho veces m¨¢s de padecer una dolencia muy grave o mortal. El trabajo, el m¨¢s amplio que se ha hecho en este campo, incluy¨® a m¨¢s de 10.000 supervivientes y a 3.000 de sus hermanos. Su diagn¨®stico se realiz¨® entre 1970 y 1986, cuando eran menores de 21 a?os.
Las principales secuelas que se observaron en este grupo de supervivientes fueron: segundos c¨¢nceres, enfermedades cardiovasculares, disfunci¨®n renal, problemas de infertilidad, dolor en los m¨²sculos y articulaciones, problemas endocrinol¨®gicos, complicaciones pulmonares y disfunci¨®n cognitiva, entre otros. Las secuelas dependen, seg¨²n el doctor Sklar, del tipo de c¨¢ncer padecido, de la edad que ten¨ªa el paciente cuando ¨¦ste fue diagnosticado y de la terapia que recibi¨®. La radioterapia, a pesar de su efectividad eliminando c¨¦lulas cancer¨ªgenas, es muy t¨®xica y causa severos efectos secundarios. Con los a?os se han podido evaluar los pros y contras de muchas terapias y refinarlas para intentar que sean igual de efectivas y menos t¨®xicas.
Los pacientes que tienen m¨¢s riesgo de sufrir complicaciones son los que han sobrevivido a tres tipos de c¨¢nceres espec¨ªficos: tumores en los huesos, en el sistema nervioso central y linfoma de Hodgkin, un c¨¢ncer que se origina en el tejido linf¨¢tico. En general, las mujeres tienen m¨¢s riesgo que los hombres.
A pesar de la rotundidad de estos datos, sus autores no quieren que aquellas personas que sufrieron un c¨¢ncer durante su infancia se alarmen. Al fin y al cabo, en la actualidad la tasa de curaci¨®n del c¨¢ncer infantil ronda el 80%. "Aunque algunas personas tengan que pagar un precio por ser curadas, no hay que olvidar que esta cifra es muy positiva", afirma la doctora Anna Meadows, del Hospital Infantil de Filadelfia y otra de las personas involucradas en el estudio.
Esta doctora, sin embargo, sostiene que no se puede bajar la guardia ya que los efectos de la radioterapia pueden seguir latentes y aparecer en una edad mucho m¨¢s avanzada. "A medida que las c¨¦lulas envejecen es m¨¢s probable que la radioterapia cause estragos", sostiene. Precisamente ¨¦ste fue otro de los hallazgos del estudio: los efectos tard¨ªos de las terapias se hacen m¨¢s frecuentes a medida que la persona se hace mayor. Por ello, estos cient¨ªficos seguir¨¢n estudiando de cerca a estos supervivientes que ahora tienen 20 o 30 a?os. Todav¨ªa no se sabe qu¨¦ pasar¨¢ cuando cumplan 50 o 60.
El doctor Sklar cree que el seguimiento de estos pacientes deber¨ªa convertirse en un importante objetivo de salud p¨²blica. "Hay que hacer un esfuerzo importante para que estas personas reciban el tipo de cuidado que necesitan y que ahora no reciben ya sea por la falta de programas para supervivientes adultos o porque sus m¨¦dicos de cabecera no est¨¢n del todo familiarizados con estos riesgos".Sin embargo, hay muchos otros supervivientes que no se quieren someter a un seguimiento continuo porque se encuentran bien y no quieren que se les recuerde continuamente que tuvieron un c¨¢ncer de peque?os y que ello les pone en un grupo de riesgo.
?Y c¨®mo reacciona el paciente y su familia cuando el m¨¦dico les dice que tiene una complicaci¨®n grave debido al tratamiento que le cur¨® el c¨¢ncer cuando era peque?o? "Para nosotros fue un shock total; pens¨¢bamos que nuestra hija lo hab¨ªa superado", cuenta Terry, la madre de Lauren. "Muchas familias no est¨¢n preparadas y se sienten devastadas cuando les damos la noticia", se?ala Sklar, "pero ahora que conocemos los efectos nocivos y la importancia de hacer un seguimiento continuo, podemos prepararles para que lo entiendan y reaccionen mejor". El diagn¨®stico precoz puede suponer una gran diferencia. "Hay espacio para el optimismo", matiza Sklar.
Desde su casa de Nueva Jersey, Lauren explica al hilo del tel¨¦fono que ella vive "el d¨ªa a d¨ªa" y que intenta disfrutar al m¨¢ximo de su vida. Con una madurez y una alegr¨ªa asombrosa, cuenta que este verano se ha pasado todos los d¨ªas en la playa, ya que el anterior tuvo que estar internada en el hospital debido al trasplante. Su madre s¨®lo tiene palabras positivas y de admiraci¨®n para su hija: "Es una chica impresionante; nunca se ha quejado de nada, y los m¨¦dicos siempre dicen que si no supieran por todo lo que ha pasado, su manera de ser no deja ver que haya tenido ning¨²n problema".
A d¨ªa de hoy, con un solo ri?¨®n debilitado por los medicamentos que toma para que su cuerpo no rechace sus nuevos pulmones y un peso de tan s¨®lo 38 kilos, Lauren sigue luchando y explica que sus asignaturas favoritas en el instituto son las de ciencias y que espera poder aprovechar todos los conocimientos m¨¦dicos que ha ido adquiriendo durante estos ¨²ltimos a?os para estudiar Medicina. "Ser¨ªa una pena desaprovecharlos, ?no crees?", a?ade, ilusionada y totalmente convencida, como cualquier chica adolescente que tiene el mundo a sus pies.
Cambios en los tratamientos
Los ni?os que fueron diagnosticados de c¨¢ncer despu¨¦s del a?o 1986 deber¨ªan tener muchos menos efectos tard¨ªos gracias a la mejora de las terapias utilizadas en los ¨²ltimos a?os. Las investigaciones de la doctora Anna Meadows, del Hospital Infantil de Filadelfia, hicieron que se dejaran de utilizar las t¨¦cnicas de radiaci¨®n craneal para tratar los casos de leucemia linfobl¨¢stica aguda. Meadows observ¨® que esa terapia da?aba el desarrollo cognitivo de los ni?os y que incrementaba el riesgo de sufrir un tumor cerebral. "Aprendimos mediante ensayos cl¨ªnicos que la quimioterapia funciona igual de bien", asegura Meadows.
El doctor Luis Sierrases¨²maga, director de la Unidad Oncol¨®gica Pedi¨¢trica de la Cl¨ªnica Universitaria de Navarra, ha vivido los cambios de los tratamientos a lo largo de su carrera profesional. "Ahora ya no se utilizan tratamientos con efectos catastr¨®ficos", asegura Sierrases¨²maga. "Enfermos que antes trat¨¢bamos durante tres a?os ahora s¨®lo reciben terapia durante seis meses y en los menores de seis a?os pr¨¢cticamente no se utiliza la radioterapia", indica. "Lo que se busca es curar m¨¢s y pagar menos precio".
A principios de la d¨¦cada de 1990 tambi¨¦n se observ¨® que las altas dosis de radiaci¨®n en el pecho que se utilizaban para tratar el linfoma de Hodgkin aumentaban el riesgo de las ni?as a padecer c¨¢ncer de mama, incluso con tan s¨®lo 30 a?os. En la actualidad se evita utilizar radioterapia en el pecho de las ni?as y se aconseja a aquellas mujeres que recibieron esta terapia que se hagan chequeos anuales para detectar el c¨¢ncer de mama. Y para evitar que reciban m¨¢s radiaci¨®n, se les aconseja que en lugar de mamograf¨ªas se hagan resonancias magn¨¦ticas.
Pero todav¨ªa hay tratamientos que no han cambiado simplemente porque no se ha encontrado una alternativa mejor. "Lo ideal ser¨ªa eliminar por completo las radiaciones, pero desafortunadamente no podemos porque esta terapia todav¨ªa salva muchas vidas", indica el doctor Sklar.
La infertilidad es otro de los efectos tard¨ªos m¨¢s frecuentes y suele afectar m¨¢s a los hombres que a las mujeres. Unos de los causantes son los agentes alquilantes, un tipo de f¨¢rmaco anticancer¨ªgeno que act¨²a sobre el ADN para evitar que las c¨¦lulas enfermas sigan reproduci¨¦ndose. Se trata de un f¨¢rmaco usado, seg¨²n Sierrases¨²maga, entre el 60 y el 70% de los tumores. Como es eficaz y no se puede prescindir de ¨¦l, algunos centros m¨¦dicos dan la posibilidad a los ni?os mayores de 13 a?os que vayan a ser tratados con este f¨¢rmaco que congelen su esperma. Y aunque las ni?as no son tan susceptibles a estos agentes, ¨¦stas pueden tener menopausias prematuras por su culpa. "Si sabemos que estas mujeres han recibido altas dosis de este f¨¢rmaco les aconsejamos que tengan hijos cuanto antes mejor", a?ade Meadows.
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